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Segundo Año: Horas Después


Viernes 6, septiembre de 1972.

Una vez que se rompió el hielo, las preguntas vinieron a raudales. Esa noche, después de la cena, los cuatro chicos se sentaron en la cama de Remus.

—¿Cuando sucedió?

—¿Dumbledore lo sabe?

—¿Alguna vez, ya sabes, has atacado a alguien?

—¿Cómo es?

—¿A dónde vas cuando pasa?

Remus se mordió el labio inferior. Nunca antes le había hablado a alguien de su condición, con ninguna persona, excepto por su conversación con Madame Pomfrey el año pasado. Ninguno de los muggles con los que había crecido le habría creído, y le habían hecho creer que los magos lo rechazarían.

—Eh... —trató de averiguar por dónde empezar—, tenía cinco años cuando sucedió. Realmente no recuerdo mucho antes de eso. Sí, Dumbledore lo sabe. Creo que nunca he herido a nadie. Probablemente ya lo sabría si lo hubiera hecho.

—Entonces, cuando te conviertes, ¿puedes recordar cómo es? —Sirius preguntó, ansioso—, ¿lo que es er un lobo?

—Um... ¿no realmente? —Remus pensó mucho—, tal vez pueda recordar haber sentido cosas, pero no creo que tenga un cerebro humano mientras estoy así. Es más como tener un muy mal sueño.

—Siempre pensé que los hombres lobo eran más... —Peter lo miró pensativo—, no lo sé, ¿atemorizantes?

Remus se encogió de hombros.

—Entonces, ¿eso es lo que le pasó a tu papá? —Sirius preguntó, abruptamente—, ¿lo mató el hombre lobo que te mordió?

Remus se estremeció. No por su padre, sino porque no estaba acostumbrado a escuchar tanto la palabra con 'l'. Él mismo nunca la decía.

—No —respondió—, mi papá, él... eh... bueno, él se suicidó. Después de que me mordieron, así que supongo que fue por mi culpa. Mi madre, ya saben, es muggle, creo que probablemente fue demasiado para ella, entonces me envió a San Edmundo.

Hubo una especie de silencio incómodo.

—¿Alguna vez has conocido... —comenzó Sirius, pero James le dio una mirada penetrante.

—Ya es suficiente, Black, déjalo en paz.

Finalmente se separaron para comenzar su tarea, y James salió a correr por los jardines antes de que oscureciera. Se acercaban las pruebas de quidditch y cada día se obsesionaba más con la aptitud y la resistencia. Trató de que Peter y Sirius lo acompañaran, pero estos lo mandaron al diablo.

—Maldito torturador de esclavos —murmuró Peter mientras se marchaba—, le dije que ni siquiera me voy a postular.

—Creo que yo probablemente lo haré —dijo Sirius, casualmente—, necesitan una bateador, de todos modos.

Los deberes finalmente se dejaron de lado en favor de un juego particularmente agresivo de Snap Explosivo entre los tres, con un récord girando en su aguja: The Beatles, porque Peter suplicó un descanso de Bowie.

Más tarde, después de apagar las luces, Remus se sentó a leer un libro que Sirius le había prestado. Era un libro muggle de bolsillo, ciencia ficción. Había visto algunas películas como esa en el cine local de San Edmundo, pero no sabía que también había libros. Justo se estaba poniendo emocionante cuando escuchó el crujido delator de las tablas del piso que significaba que Sirius le estaba haciendo una visita a James. Escuchó el susurro de las cortinas y un murmuro bajo, antes de un repentino vacío de sonido antinatural que significaba que alguien había lanzado un hechizo silenciador.

All the Young Dudes | TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora