2.21

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Segundo Año: The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders From Mars


Madame Pomfrey estaba horrorizada por el estado del cuerpo flaco y maltratado de Remus cuando este finalmente fue a verla.

—¡¿Pero qué te ha estado haciendo esa mujer?! —ella jadeó, enojada.

—Oh no, hice todo esto yo mismo —Remus hizo un gesto seco hacia su pecho desnudo. La enfermera gruñó, quitándole otra venda.

—Sí, pero ella apenas ha hecho algo para tratarte... ¡No tenía idea de que la medicina muggle fuera tan primitiva! ¡Estas son heridas mágicas, necesitan cuidados mágicos!

Remus asintió con cansancio. Se había acostumbrado a la carnicería ahora, el dolor se había asentado sobre sus hombros como una pesada carga, una que pensó que probablemente tendría que soportar. La vida estaba llena de limitaciones, él simplemente tenía más que otros. Quizás por eso se sentía tan atraído por James y Sirius.

Madame Pomfrey quería dejarlo en observación durante la noche, pero él se negó, de mal humor. Faltaban dos semanas para la luna llena y quería dormir en su propia cama, tanto como fuera posible.

Caminó de regreso a la Sala Común lentamente, y, aunque se sentía mejor de lo que se había sentido en más de un mes –Madame Pomfrey le había dado una poción que le hizo sentir suelto y cómodo, y agradablemente mareado–, no había posibilidad de una tarde tranquila, porque cuando Remus llegó al dormitorio encontró a Sirius sentado en su cama, el tocadiscos y los nuevos álbumes esparcidos a su alrededor.

—¡Lupin! —él sonrió, emocionado—, ¡tienes que escuchar esto!

—Gracias a Merlín que estás aquí —gimió James desde su propia cama, donde estaba hojeando una revista de quidditch—, ha estado hablando de ese cantante muggle todo el verano.

—¡No es un muggle! —Sirius espetó, con las manos en las caderas—, tiene que ser un mago. ¡Tiene que ser! Deberías ver la ropa que usa...

Remus cruzó la habitación y tomó la carátula del disco. Sonrió, levemente sorprendido.

—¡Oh, Bowie! Sí, me agrada. Aunque no creo que sea un mago.

Sirius parecía un poco decepcionado de que Remus ya hubiera oído hablar de él, y Remus rápidamente explicó: —He escuchado mucho a Starman en la radio, ¡pero nadie en San Eddy tiene el álbum!

Apaciguado, Sirius colocó el disco negro que sostenía en el tocadiscos y fijó la aguja en su lugar. James suspiró profundamente y se levantó, dejando la habitación con la revista bajo el brazo. Sirius lo ignoró, mirando el rostro de Remus con entusiasmo mientras comenzaba el lento tamborileo. Remus se sentó en el borde de la cama y cerró los ojos para escuchar.

Pushing through the market square

So many mothers sighing

News had just come over

We had five years left of crying...

No era lo mismo que Electric Warrior; era más oscuro, más malhumorado. A Remus le gustó mucho. Había una historia en ella, aunque no estaba seguro de haber entendido todas las partes todavía. Mientras reverberaban los compases finales de Rock n Roll Suicide, Sirius levantó la aguja y la movió hacia atrás.

—¡Escucha Suffragette City de nuevo, es mi favorita!

Remus sonrió, podría haberlo adivinado. Era ruidosa y grosera, y se podía bailar. This mellow thigh'd chick's just put my spine outta place...

All the Young Dudes | TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora