All the Young Dudes | TRADUCCIÓN

2.25

Segundo Año: Quidditch

En donde Remus tiene mucho trabajo emocional que hacer.

—Ya tuve suficiente —Peter dijo, sombrío. Remus suspiró junto a él. Conocía el sentimiento, pero no tenía mucho sentido quejarse ahora—, ¡en serio que sí! —Peter reiteró, su voz ligeramente chillona mientras miraba a Remus en busca de validación.

—Yo sé que sí, Pete —Remus respondió, esperando aplacarlo.

—Nos han arrastrado a todo tipo de cosas, nos han castigado y no me he quejado ni una vez.

—Bueno, sí lo has hecho un poco —Remus arqueó una ceja. Peter asintió.

—Está bien, a veces lo hacía, pero siempre hacía lo que James decía. Y Sirius, a pesar de que es horrible conmigo.

—Sirius es horrible con todos —Remus dijo, empezando a aburrirse.

—Bueno, esta vez definitivamente he tenido suficiente —Peter continuó—, han ido demasiado lejos.

—Sólo les estamos siendo de apoyo —bostezó Remus, inclinándose hacia adelante en las gradas de madera que fueron construidas especialmente para los espectadores—, pensé que te gustaba ser de apoyo.

—Sí pero no a– —Peter hizo una mueca—, las cinco de la mañana.

Remus se inclinaba más por estar de acuerdo, incluso si no estaba dispuesto a quejarse. Al menos a Peter le gustaba el quidditch. Observaron hacia la cancha tranquila, hierba espesa y verde bajo un velo de vapor de niebla matutina. James y Sirius probablemente todavía estaban en los vestuarios con el resto de los aspirantes al equipo de quidditch de Gryffindor. Remus y Peter estaban acurrucados en las gradas, envueltos en sus bufandas y sombreros, esperando a que comenzaran las pruebas.

Llevaban allí al menos una hora, demasiado temprano incluso para tomar desayuno, porque James había querido practicar de antemano. Podrían haber dicho que no, y haber dormido en su lugar, dejando que los otros dos se fueran temprano si querían. Pero Peter tenía razón; siempre hacían lo que James decía, él era demasiado bueno para convencerlos. Remus bostezó de nuevo.

—Oh, hola, Remus —Lily Evans subió las escaleras, sonriéndoles con cansancio—, y Peter.

—Buenas —Remus asintió en respuesta.

—Quiubo, Lily —bostezó Peter.

—¡Qué frío! ¿no es así? ¿Vinieron a ver las pruebas de quidditch?

—Síp.

—Debería haber sabido que James iba a intentarlo —Lily dijo, cansada. El fanatismo del quidditch de James no se limitaba al dormitorio de los Merodeadores; todos los que lo conocían sabían lo entusiasta que era.

—Sirius también —dijo Remus.

—Bueno, nunca uno sin el otro —Lily respondió remilgadamente.

—¿A quién viniste a ver tú? —preguntó Peter.

—A Marlene —Lily señaló hasta el otro extremo del campo, donde el equipo de quidditch de Gryffindor y los nuevos aspirantes se reunían junto a los postes de la portería. Remus pudo distinguir la cola de caballo rubia pálida de Marlene McKinnon—, se probará para golpeadora.

—Esa es la posición que Sir– —comenzó Peter, pero Remus rápidamente lo pateó en la pierna.

Lily los miró, desconcertada, y optó por cambiar de tema.