2.28

88 6 0
                                    

Segundo Año: Luna de Diciembre


Ese año, el Expreso de Hogwarts salía de la estación de Hogsmeade para las vacaciones de Navidad el sábado 16 de diciembre. Lo que en otras palabras, quería decir que una vez que pasara la luna llena, James, Sirius y Remus tendrían que encontrar otro medio de transporte para llegar a la casa de la familia Potter.

McGonagall, después de sermonear a Remus sobre no dejar que ningún otro estudiante se enterara de su secreto, simpatizó con los deseos de los Merodeadores y les permitió usar la conexión flu en su oficina 'sólo por esta vez'. A Remus no le importó mucho el sermón, pero estaba aterrorizado de tener que usar la red flu por primera vez; había escuchado todo tipo de historias de terror de parte de sus compañeros. Y no ayudaba el hecho de que, como solía pasar siempre unos días antes de la luna llena, se encontraba muy mareado.

Sirius recibió un vociferador de parte de su madre todas las mañanas después del 16, exigiéndole que volviera a casa de inmediato, pero este simplemente arrojaba los sobres escarlata a la chimenea, donde los gritos de Walburga Black resonaban dentro de ella. James se encontraba muy desconcertado debido a su comportamiento, pero no se atrevió a mencionar nada. Últimamente Sirius estaba muy a la defensiva, y era mejor mantenerse alejado de él. Desafortunadamente, a medida que se acercaba la luna llena, Remus también sufría de una paciencia muy limitada. Los dos muchachos se la pasaban discutiendo por cualquier cosa, y el pobre James tuvo que interponerse entre los dos más de una vez.

—Ya respóndele, por el amor de Dios —Remus gimió en la mañana del 20, arrojándole una almohada a Sirius desde su cama. Había sido despertado temprano por tercera vez consecutiva a causa de un vociferador.

—¡SI CREES QUE PUEDES ESCAPAR DE TUS DEBERES DE HEREDERO DE ESTA MANERA TAN COBARDE E INÚTIL, ENTONCES YA VERÁS LO QUE TE ESPERA! —gimió y resonó el vociferador a través de la torre de Gryffindor como un alma en pena.

—Aleja tus narices de mis asuntos, Lupin —Sirius le arrojó la almohada de vuelta.

—¡¿Cómo se supone que pueda mantenerme alejado cuando viene a nuestra habitación todas las malditas mañanas?! —gruñó Remus, levantándose.

—¡Lamento tanto molestarte! —replicó Sirius, chorreando sarcasmo. Tenía un aspecto demacrado, como si no hubiera dormido bien en lo absoluto, pero Remus estaba demasiado de mal humor como para preocuparse por ese hecho, y faltaban sólo un par de horas para su transformación.

一¡¿Qué tal si dejas de actuar como un mocoso malcriado durante cinco minutos?! —le espetó一, no puedo creer lo egoísta que eres.

—¡Yo no le pedí que me los enviara! Pero por lo menos yo sí recibo correo, por lo menos existe gente que se preocupa por mí y no-

Remus se arrojó encima de Sirius y comenzó a golpearlo tan fuerte como pudo, sintiendo que hervía de la rabia.

—CÁLLATE —gruñó, asestando un puñetazo justo en la mejilla ͢izquierda de Sirius. Sirius, aunque extremadamente hábil para los insultos mordaces, no era un gran luchador. Jadeó y trató de alejar a Remus, eventualmente agarrando su varita para defenderse.

—¡Mordeo! 一siseó, apuntando a la cara de Remus. De inmediato, Remus lo soltó, cayendo de espaldas sobre la cama y agarrándose la frente. Una horrible sensación de escozor irradiaba desde el lugar donde Sirius lo había maldecido.

—¡Bastardo! —gritó, sintiendo que su rostro se tensaba y se hinchaba.

—¡Te lo merecías!

—¡Sirius!— James se había levantado de la cama demasiado tarde—, ¡¿lo hechizaste?! ¡Asno! ¡¿De verdad lo hechizaste?!

All the Young Dudes | TRADUCCIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora