Prólogo

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- Me alegro de que su hipertensión esté estable, siga tomando el medicamento como lo ha hecho hasta ahora y nos vemos en 2 semanas, ¿está bien?.

- Sí, está bien. Muchas gracias doctora.

Me despedí del adulto mayor que salía por la puerta con alegría. Es un paciente recurrente que viene a consulta todos los meses para el control de su hipertensión.

Con esa era la última consulta del día, mi turno había finalizado. Mientras arreglaba mis cosas para salir a dar un paseo y despejarme encendí el televisor. Es un buen sonido de fondo.

- Se esperan fuertes lluvias, ventiscas y se prevé un posible huracán clase 2 en la costa sur de Gyeongsang. Se recomienda resguardarse en casa y atender las instrucciones de precaución.

Es raro que la época de lluvias tenga lugar en estas fechas. Siempre sucedía en otoño, pero ahora comenzó en primavera. El cambio climático no es un juego.

Ya que había terminado de guardar mis cosas apagué la televisión y cerré la clínica con llave. Aunque nunca estoy 100% segura que eso evite un robo a mi cerebro le da algo de paz.

La clínica es de mis padres, pero ambos están trabajando en las zonas pobres de Corea del Sur, la paga es muy buena a cambio de vivir en una zona bastante rural, casi ningún médico toma esos puestos, pero a mis padres les gusta vivir en las afueras, así que mientras yo me encargo del negocio familiar.

Con este mes se cumple mi segundo aniversario de trabajo. Solo llevo 12 meses de graduada, empecé a laborar en mi último año de universidad y puedo concluir que ya me siento toda una esclava. Aunque esto es mucho mejor que el internado.

Me subí a mi auto, que en realidad también es de mis padres, pero no lo usan porque no están aquí y no planeo desperdiciar una de las pocas ventajas que la vida me ha brindado. Me dirigí a mi heladería favorita en esta zona para celebrar mi aniversario.

Hoy es jueves, así que es 2x1. Me encanta pedir los 2 helados para mí, los jueves son mis días favoritos. La señorita que atiende me reconoce debido a lo seguido que vengo, es bastante amable. Extendí mi código de puntos al momento de pagar, por poco se me olvida. Estoy a dos compras de conseguir un helado de medio litro gratis.

Ya con mis dos helados grandes en mano, salí a sentarme a las mesas que están fuera del establecimiento para comerlos a gusto. La vista es magnífica, como estamos en el punto clímax de la primavera, todos los árboles de cerezo en la zona están frondosos y los pétalos que caen hacen parecer que estoy comiendo helado en un cuento de hadas.

Mi corazón y alma sienten mucha paz.

En cualquier momento mi mirada se percató de una figura masculina, parado al otro lado de la calle. Un escalofrío recorrió mi cuerpo instantáneamente. Creo que estoy loca, pero siento que este chico me está mirando fijamente. Examine mi alrededor esperando encontrar otra cosa interesante que él pudiera estar observando, pero no había nada, en este lado de la calle solo estaba mi existencia. Intenté ignorar su presencia, pero tenía una mirada bastante pesada. Al poner toda mi atención en él pude notar que sus gestos expresaban una desbordante tristeza, como si en cualquier momento todo su rostro se fuera quebrar en llanto, además seguía parado ahí sin hacer nada.

Estaba usando un hermoso traje negro ceñido que gritaba costoso debido al pin con las letras YSL, tenía su cabello negro peinado hacia un lado acompañado de unos aretes plata. No voy a mentir, desde este punto de vista el traje se le ve bastante bien. Aun así me pasaba algo extraño, mi pecho dolía al verlo por alguna razón.

No lo conozco, pero al mismo tiempo tengo la sensación de que sí. Sentí una gran necesidad de correr hacia él y darle consuelo. Obvio no lo iba a hacer, pero la idea no se iba de mi cabeza. Decidí mirarlo de cerca para ver si realmente lo conocía. Acomode todas mis cosas cautelosamente, me pare y me dirigí un tanto insegura al cruce de peatones. En ningún momento apartó la vista de mí. Yo por mi parte intenté ser discreta en mis acciones para que no se viera intencional que solo iba a cruzar la calle para verlo.

Cuando el semáforo se puso en verde yo y otras cuantas personas caminamos hacia el otro lado de la calle. Fingí que no notaba la mirada del chico, pero él es tan obvio que hasta me da un poco de miedo.

Ya sé, ya sé, ¿quién en su sano juicio corre hacia la persona que parece el acosador?, yo también hubiera corrido hacia el lado contrario, pero esta vez siento algo en mi pecho que me dice que vaya y lo compruebe, algo me obliga a cerciorarse que esa persona es desconocida para mí. Entre más me acerco más me percato de lo hermoso que es, lo cual me confirma que no lo conozco. No se me olvidaría jamás un rostro tan bello, jamás.

Él seguía sin moverse de su lugar, como si estuviera en shock por el simple hecho de compartir el mismo espacio. Pasé por su lado fingiendo que ignoraba su presencia. Le di un rápido vistazo y su mirada perforó mi pecho, se veía tan abatido y deprimido pero al mismo tiempo tan hermoso. Como una triste obra de arte.

Seguí caminando unos cuantos metros más, pero finalmente decidí volver y confrontar este sentimiento. Hasta yo misma me sorprendí de mi comportamiento, yo no soy así, generalmente hubiera ignorado al chico y me hubiera ido a casa. Pero no entiendo por qué hoy no puedo hacerlo.

Me pare frente a él, sin embargo, mis ojos no podían posicionarse frente a los suyos, su belleza era tan exorbitante que todos volteaban a vernos.
Le extendí uno de mis helados aún con la cabeza gacha.

- Hola, soy Hyun Woo Sun, sé que no nos conocemos, pero tu rostro me parece muy hermoso, me gustaría que fueras el modelo de mi clínica, sé que con tu rostro podría promocionar muy bien mi negocio, te pagaré bien. - Me armé de suficiente valor para hacer contacto visual, pero en el momento que lo observé repare en su triste pero bella mirada. Mi seguridad no duró mucho y los nervios me rebasaron. - Ten, te regalo un helado para que lo consideres mejor, está nuevo. - Lo tomó con inseguridad, aunque su rostro solo había cambiado a una sonrisa con un tinte de melancolía. Rebusqué en mi bolso y le extendí una tarjeta de presentación. - Esta es la dirección de mi clínica, llámame si te interesa. -

Me tomé unos segundos esperando a que me dijera algo, pero no obtuve respuesta de su parte. Aún con esa sonrisa melancólica, simplemente observó con detenimiento la tarjeta que le di.

- Bu-bueno, me voy, cuídate. - Iba a seguir con mi camino, pero su voz me detuvo.

- Soy Jin... Kim Seok Jin, y... Gracias por el helado. - Su mirada expresaba una gran soledad aunada a un revoltijo de emociones tristes. Simplemente, hice una reverencia con la cabeza y me fui del lugar.

Tuve que darle la vuelta a la cuadra para regresar a la heladería sin ser vista por él. Mi carro seguía estacionado ahí. Aunque cuando regresé, él ya no estaba.

Me subí a mi coche y sentí como la cordura regresaba a mí. ¿Por qué mierda hice eso?, pudo haber sido un loco psicópata o secuestrador. Pero es que en el momento en que lo vi mi corazón comenzó a latir tan rápido y sentí una fuerte corazonada de que lo conocía, pero no fue así. No sé qué me pasó.

Bueno, supongo que olvidaré todo en unos días. Si viene a la clínica que bien y si no también. Pero aun así no puedo creer que incluso le regale mi helado.

Prendí mi auto y me fui directo a casa, de verdad necesito descansar después de un largo día de trabajo.

Continuará...

Hola, espero les guste está historia y le den mucho amor

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Hola, espero les guste está historia y le den mucho amor. (>‿◠)✌ ❤(っ^▿^)

La obsesión de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora