Una oportunidad

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La luz del sol que pegaba directo a mis ojos me hizo despertar aturdida.

¿Qué pasó?.

Restregué mis manos sobre mi rostro. Me senté sobre la cama analizando mi alrededor. No estoy en mi habitación ni en la de Jin. De hecho este dormitorio es solo un poco más pequeño y sencillo en comparación con las habitaciones del castillo, pero sigue siendo lujoso.

No había un enorme ventanal junto a mi cama, únicamente grandes ventanas normales adornaban el papel tapiz rosa de la pared. Aunque al ver hacía afuera me di cuenta que lucía sumamente diferente del cielo gris que había en el castillo. Este cielo lucía radiante como aquella semana de primavera en qué florecen los cerezos en Seúl.

Sin previo aviso abrieron la puerta que daba paso a mi habitación. Por instinto me tape el pecho con las cobijas, también me di cuenta que estaba en una pijama nueva.

El rostro de Jin se quedó perplejo al verme, yo por mi parte me centré en el bonito ramo de flores que traía en sus manos.

Pude notar como recobro la compostura al dibujarse una sonrisa muy bonita en su bello rostro, como entre felicidad y alivio. Hoy traía el flequillo de lado, dejando al descubierto su frente.

Casi dejo escapar un suspiro cuando entró a la habitación caminando lleno de confianza hacia mi, tanto las flores como la camisa azul ceñida  a su cuerpo robaron toda mi atención. Me quedé embobada hasta que sentí como se sentó en la cama justo frente a mi, coloco el ramo a un lado y sin que me diera tiempo de reaccionar me atrapo en sus brazos en un tierno abrazo.

Mi rostro obviamente se sonrojo por lo repentino, pero por alguna razón no lo quité, no peleé contra su cariño.

– No sabes cuánto extrañe ver tu tierna mirada.

Murmuró. Una mano reposaba sobre mi nuca y la otra en mi espalda. Era un abrazo cálido lleno de añoranza.

Aunque regresando a los pensamientos analíticos. ¿Por qué me extraño?.

– ¿Qué quieres decir?

Pregunté con suavidad. Él se separó primero, aunque enseguida tomó mis manos y acomodo mi cabello con cuidado. Me sentía algo nerviosa, pero no me molestaba.

– Después de que te desmayaras en casa de la adivina dormiste una semana, afortunadamente no tienes que preocuparte, las doncellas te bañaron y yo por mi parte te proveÍa con la suficiente energía para que sustituyera la comida.

¡Cierto!, Perdí la conciencia justo cuando V tocó la parte oscura de mi alma. ¿Qué habrá pasado después?. Si le pregunto a Jin por una explicación de seguro evadira el tema como de costumbre.

– Te explicaré todo lo que sucedió.

Aclaró con el rostro serio y determinado. En realidad no tenía esperanzas, sin embargo, su acción me tomó por sorpresa, incluso podía escuchar un atisbo de preocupación y ansiedad tanto en su voz como en sus movimientos. No inventó una astuta excusa, de hecho comenzó a morderse sus carnosos labios y no podía verme a los ojos.

Cómo si de repente hubiera tomado una importante decisión volvió a verme, yo me puse a la defensiva por su inesperada actitud.

– ¿Te apetecería escucharlo todo en el desayuno? – Me percate de la preocupación que lo consumía. Me asusto la forma en que enfatizó la palabra todo, parece algo sospechoso.

Asentí calmada, él relajó sus expresiones, con una sonrisa.

Desde ese momento nadie pronunció palabra, solo se escuchaba el silbido de las aves en toda la habitación. Sus ojos escrutaron todo mi ser, pero no era una mirada lasciva, más bien me miraba como cuando admiras al chico 2D de tu pantalla. Sus ojos tenían un brillo característico que bajo la luz del sol lo hacían ver inocente. El duque Kim Seok Jin es verdaderamente un chico pintado al óleo.

La obsesión de un demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora