Por tí [VoltronxMulán]

Espero que hayas venido a unirte al ejército

Los mechones de cabello caían sobre el piso. Parecían aros de caramelo adheridos al mármol. Kattie tomaba bocanadas de aire cada vez que cortaba una nueva sección. Intentaba darle un forma a su cabello que tuviera sentido. Tenía una fotografía que se había tomado con Matt como referencia, apoyada contra el espejo. Al inicio, había bendecido al barbero que le había cortado el cabello a su hermano por elegir un estilo que no parecía difícil de hacer. Después de hacer los primeros tres cortes, cambió las bendiciones a maldiciones. Había intentado emparejar lo y el corte que ahora lucía sobre su propia cabeza era diferente del de Matt.

-Al menos parezco chico -suspiró aliviada, recargándose en el lavabo para contemplar más de cerca su trabajo.

Su sonrisa de orgullo se transformó en una mueca cuando se dió cuenta de lo que acababa de decir.

Bajó la mirada al pomposo camisón que llevaba puesto. Claramente no podía salir vestida así. Asomó la cabeza hacia el pasillo. Las luces seguían encendidas, pero no había ningún criado a la vista. Corrió con cuidado hasta la habitación de Matt. Sus pies descalzos a penas y rozaban las baldosas del piso. Parecía un pajarito dando brinquitos. Cuando finalmente llegó a la habiitación, cerró la puerta tras de sí, con cuidado. La única luz en ella era el reflejo de la iluminación en las calles que entraba por la ventana. Kattie evitó encender cualquier luz, aún temiendo que algún criado o, peor aún, su propia madre, la descubrieran. Buscó a tientas algo de ropa que pudiese quedarle, cualquier cosa estaría bien. Miraba hacia la puerta de vez en cuanto y aguzaba el oído. En ninguna de las veces en las que había volteado se había encontrado con sombras pasando bajo la puerta.

Tomó algunos pantalones y camisas, y estaba por cerrar los cajones y salir, cuando recordó que le hacía falta algo infalible: calzoncillos. Arrugó la nariz con tan sólo pensarlo.

<<-Bueno, dudo que me regalen unos nuevos en el ejército...>>

Intentó no pensar demasiado en lo que se estaba robando, cuando agarró un puño, lo metió en una mochila junto con el resto de las cosas que había preparado, y salió de regreso al pasillo. Casi se resbala al intentar frenar. Delante de ella, una de las criadas estaba dando su ronda nocturna. Por fortuna estaba de espaldas. Regresó sobre sus pasos, con lentitud, y volvió a entrar a la habitación de Matt.

Dió varias vueltas de un lado a otro, mordiendo sus uñas. El aire de la ventana acarició sus cabellos cortos, como dándole un saludo. Kattie levantó la mirada enseguida. No parecía demasiado alto. Estaba en el segundo piso, pero si conseguía saltar a la fachada no seria una caída demasiado peligrosa. Con la criada afuera, no le quedaba más opción que continuar con su plan ahí mismo. Se cambió de ropa a uno de los conjuntos de Matt, vendando antes su pecho para disimular su silueta femenina. Una vez estuvo lista, regresó hacia la ventana.

Tomó una bocanada de aire armándose de valor y se colgó la mochila en uno de sus hombros. Las luces del jardín estaban apagadas y no había ninguna sombra en movimiento. Kattie se apoyó del marco de la ventana para poder saltar. La fachada era inclinada y la hizo resbalarse a penas cayó sobre ella. Kattie quiso usar las manos para aferrarse y frenar su caída. Las baldosas no parecían querer ayudarla. Eran resbaloso y más que soportar su agarre, lo repelían. Cayó de la fachada hacia uno de los arbustos podados artísticamente con figuras perfectas por Colleeen.

Kattie tardó unos minutos en recuperarse del aturdimiento. Salió como un cangrejo ermitaño, retorciéndose fuera de su concha de hojas y ramas. Varias de ellas la habían arañado y rasgado la ropa de Matt. Desatascó la mochila que se había quedado atrapada en el arbusto. Las ramas la tenían bien sujeta, como si se vengaran porque habían destruido su perfecta forma cilíndrica. Al final, la determinación de Kattie superó a la de ellas.