-¡Nos va a tomar siglos! -gritó Pidge, horrorizada.
El campo que debían arar era mucho más amplio de lo que había previsto en un inicio. Claro que cuando el capitán les había dado el castigo ella estaba demasiado enojada con Lance como para preocuparse por cosas insignificantes como las dimensiones del mismo. Era una barbarie. Toda el área que bordeaba la colina sobre la que se había asentado el campamento militar estaba repleta de la misma maleza. Comenzaba a pensar en que la tienda de campaña que les habían asignado a ellos había sido puesta en esa área a propósito. Seguramente aquel capitán había planeado todo maquiavélicamente. Debía estar consciente de la naturaleza rebelde de los chicos y de que no faltarían los busca pleitos.
<<-Se está aprovechando>>, pensó Pidge con irritación.
Estaba por lanzarle todas las calumnias que era capaz de formular, cuando a su mente llegó la imagen sonriente del capitán y de sus ojos de abismo amables. Sintió las mejillas calientes y borró esa imagen de inmediato. Era mejor no tener ninguna en absoluto.
-No es tan malo una vez que empiezas -aceptó Lance, tranquilamente. Se dobló las mangas del uniforme hasta los codos-. ¿Me pasas el deshierbador?
-Es verdad -coincidió Hunk, solemne. Le entregó la herramienta a su amigo y el mismo tomó una para él.
Pidge miró el cortador de maleza en sus manos. Ni siquiera sabía cómo se usaba esa cosa. Decidió ver trabajar primero a los otros. Hunk y Lance demostraban tener ciertos conocimientos con las herramientas. Se dividieron zonas y empezaron a cortar la maleza crecida, con mucha habilidad. Pidge estaba asombrada. Examinó cada detalle. Desde la manera en la que sostenían la herramienta hasta los movimientos que empleaban para hacerla trabajar, lo observó todo. La herramienta iba creando caminos de tierra floja a su paso. Se formaban montoncitos llenos de césped y otras hierbas. Pidge se recargó en el cortador, aceptando la admiración que sentía al ver que la herramienta no se usaba para lo que ella creía en un momento inicial.
-¿Se quedarán ahí viendo? -preguntó Hunk, con el ceño fruncido.
Pidge se enderezó enseguida y miró a Keith de reojo. Por un momento había olvidado que estaba ahí también. Permanecía viendo la escena como ella, en silencio. Probablemente también estaría analizando cómo debía hacerse el trabajo aunque su expresión era serena y no revelaba nada. Pidge conocía esa clase de expresiones, había crecido con ellas. Eran del mismo tipo que adoptaban su padre y Matt cuando trabajaban en inventos y su madre al estar en el jardín. Por fuera, eran rostros serenos pero por dentro había engranajes girando en sus cabezas y procesando mil y un cosas.
-¡Pidge! -la llamó Lance, a la distancia.
-¡Ah! ¡Sí, sí! -exclamó ella, erizándose como un gato asustado.
Tomo el cortador con torpeza y corrió arrastrándolo tras de sí en dirección a un punto aún no trabajado.
-¿Y tú, malhumorado? ¿No vas a ayudar? -le preguntó Lance a Keith, con sequedad.
Esto pareció bastar para hacerlo reaccionar. Tomó la primer herramienta que encontró en el montón y se alejó para trabajar en otra área de la colina. Los otros tres dudaron que siquiera supiera cómo usar la hoz que se había llevado, pero se resistieron de decir algo. Pidge y Lance eran quienes menos querían tener que lidiar con él. Hunk era el más propenso a querer ayudarlo, pero estaba tan concentrado en su tarea que parecía perdido del mundo. Pidge admiró esto. Siempre había pensado en lo fascinante que era cuando la gente entraba en ese estado de inspiración realizando tareas que amaban. Se sintió triste porque la expresión serena de Hunk le recordó a la de Matt estudiando.
No era tiempo para deprimirse. Tenía que terminar aquel trabajo para antes de que el entrenamiento comenzara. No había mucho tiempo.
Se dobló las mangas hasta los codos, como había visto hacer a Hunk y a Lance. Hundió las botas en el lodo y dió un zarpazo con el cortador. Las cuchillas acariciaron las hierbas, sin cortarlas. Pidge frunció el ceño y lo volvió a intentar, esta vez con más fuerza. Obtuvo el mismo resultado.
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Por tí [VoltronxMulán]
FanficEl reino de Altea corre más peligro que nunca, con una antigua amenaza levantándose de las cenizas. Kattie Holt deberá ser valiente si quiere encontrar la verdad tras la desaparición de su hermano y su padre, incluso si esto significa hacerse pasar...