El Cristal De Los Siglos

Capítulo 6 : Dormir para olvidar, es no poder recordar buenos momentos.

Cada día estaba más alegre, recorría los campos verdes, las flores blancas y escuchaba los pájaros cantar sus melodías, algo digno de admirar, sentarse en el campo y oler el rocío de cada mañana y ver el sol aparecer; un nuevo día, un nuevo comienzo.

Con miedo a ensuciar mi vestido caminaba entre el jardín, observando como el príncipe jugaba con mi hermana entre las flores, eso era lo que yo quería para mi vida y lo logré, logré  estar firme económicamente y psicológicamente porque después de que nuestros padres abandonaran mi cuerpo en una casa destruida con mi hermanita en brazos que acabada de cumplir siete meses era un mar de emociones. Yo la crié y la cuide por eso daría mi vida por ella y por eso me alegra ver su sonrisa y me entristece ver sus lágrimas.

Dos días después de la coronación encontré al nuevo rey escondiendo algo, así que fui tras su caminar para descubrir aquello que me causaba tanta intriga, y el viento sonaba, bien fuerte que sonaba y los relámpagos lo  acompañaban, el cielo se alumbraba y a mi me asustaba. Tratando de no pensar en eso escuche hablando al rey con alguien cuya identidad me era desconocida.

Estaba sentada viendo el clima, relatando mis nervios, después de escuchar al rey hablar sobre una bola de cristal que contenía la existencia de todos los seres como la del rey, vine a sentarme a este lugar con el riesgo de ser encontrada por el rey y preguntarme que me ocurre, se veía, se notaba que yo no estaba para nada calmada.

Esa bola de cristal era lo que ocupaba mis pensamientos, de solo pensar que si esa bola se llega a romper nuestra existencia se olvidaría , y digo nuestra porque sí, así como mi sangre permite que vea los ojos del rey, también permite que sane. Y descubrí, aquellos seres que pensé que no existían, ocultados en la oscuridad y el rey los protegía. Aquel que pensé que era el único,  protege a cientos y miles de personas como él y como yo.

Mi padre estaba entre esos, aquel hombre de identidad desconocida era la persona que se ganó mi odio, todos estos años tratando de que ese sentimiento no existiera en mi alma fue el que logré formar para curar esa herida que nos dejó a mi y a mi hermana, la cual nunca ha visto a su padre pero no quiere decir que no extrañe a esa persona que nunca estuvo en su vida y cada vez que hace los dibujos de él un pedazo de mi corazón se rompe, y en esos días quisiera dormir, profundamente para olvidar mis problemas, dormir ciento veinte años como aquella princesa que por una maldición que sus tres hadas marinas le hicieron, para que la pobre princesa  olvidara  de que el príncipe la dejó por otra, o al menos es lo que comentaban las jovencitas cuando caminaban a sus casas.

La bola de cristal estaba guardada en lo más hondo del Castillo más abajo que las mazmorras, custodiada por veinte soldados, tres en cada puerta, en cada apertura que da paso a la bola y solo una persona tiene acceso a ella y ese sería el rey. Yo como reina no puedo hacer nada aunque usara  mi poder como reina no estoy por arriba del rey así que mis órdenes pasarían por alto.  Y mi esfuerzo sería en vano, pero por lo menos intentaría hablar con el rey e informarle que tengo conocimiento de todo.