Llegó la tarde, y hacía muchísimo calor en el campamento. Los muchachos estaban desesperados por bañarse, sobre todo Johnny, así que el chico sugirió:
-Chavales, ¿os parece bien si vamos a la playa que está aquí al lado? Hace un calor de muerte...
-Por nosotras, bien -respondieron las chicas. Marina le sonrió.
- ¿Y los demás? -preguntó Johnny.
-Johnny, conmigo no cuentes. Si no fuera tan blanco iría con vosotros, pero es que me quemo muy fácilmente, por mucho protector que me eche, lo siento -contestó Joshua.
-No te preocupes, amigo, no te vas a quedar aquí solo -le dijo Felipe, para consolarlo -yo voy a estar aquí contigo.
Felipe, a pesar de ser un chico aparentemente frío por su introversión, era muy generoso, y no pensaba dejar a su amigo solamente consigo mismo.
-Yo sí voy, Johnny -agregó Andy.
-Y yo también -dijo Abraham.
-Bueno, está bien. Íos preparando los que vayáis. No queda mucho para irnos -ordenó Johnny.
Los chicos obedecieron a su amigo. Se pusieron los biquinis y bañadores, prepararon lo que iban a llevar, y una vez terminaron, se despidieron de Joshua y Felipe antes de salir a la playa.
La playa de Mallorca era preciosa. Lucía de unas maravillosas palmeras que recordaban a Miami, un agua tan azul que parecía pintada con un pincel, y una arena tan suave y fina en la que andar con los pies descalzos sobre ella era uno de los pequeños placeres de la vida. Marina se enamoró de aquel increíble paisaje:
-Madre mía, Daniela, esta playa es de cuento de hadas...me inspira mucho para escribir historias, ¿no te pasa lo mismo?
-Ya ves que sí, amiga -corroboró la chica- podría continuar el relato que estoy escribiendo aquí mismo.
-Si quieres después puedes hacerlo, cuando estemos cansados de bañarnos, pero ahora me gustaría estar con el resto.
Daniela asintió con la cabeza, y las dos amigas se fueron caminando por la suave arena hacia donde estaban los demás.
Cuando llegaron, sus amigos se encontraban ya en el agua. Marina y Daniela corrieron para allá y se metieron de un chapuzón.
Ahora ya estaban los siete juntos. Estuvieron un buen rato charlando, jugando a juegos acuáticos y riéndose mientras se lo pasaban genial en las aguas de la playa.
Pero cuando salieron no se llevaron una sorpresa muy agradable, porque vieron desde lejos a Nicole tomando el sol, que estaba con su hija Palma.
Palma era una chica de la edad de los nueve amigos, que también estaba en el campamento con ellos, aunque era la primera vez que la veían. Era rubia, tenía los ojos verdes, el cabello ondulado y corto, y algunas pecas en la cara. Marina y Daniela no tuvieron una buena impresión de ella, pero decidieron no juzgarla y conocerla.
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LOS NUEVE Y EL ENIGMA DEL LAGO DE GADES [Terminada]
Novela JuvenilMarina, Johnny, Andy, Sara y Joshua son cinco adolescentes que deciden pasar las vacaciones de verano en el campamento Gades de Mallorca, islas Baleares, en España. Al llegar allí, se encuentran con un chico del instituto, que les presenta a sus ami...