Cap 18: Una ducha de agua fría.

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A veces, sentimos la necesidad de dejarnos llevar por el mundo. Dejar que nos arrastre hasta el final del túnel llamado vida, controlando nuestros movimientos más precisos y decisivos.

Muchas veces, la gente lo experimenta como un torrente de energía. Como un hueco a escapar de tus problemas.

Y se dejan llevar.

El único defecto es que no hay vuelta atrás, y a veces la que consideras una horrible decisión acaba siendo la mejor. La que te libra de un final precipitado.

Abro los ojos y miro a Demon. Aún no se ha cambiado de ropa; la tiene llena de sangre. No sé si es la suya o la mía.

-Deberías ir a casa a cambiarte.-Le murmuro.

Levanta la vista hacia mí. Está sentado en el sofá de mi habitación, mientras que yo me encuentro en la cama.

-No quiero irme de tu lado.-Responde.

-¿Por qué eres tan bipolar? Mañana vuelvo a casa, solo tengo que reposar y luego esperar a que mi pierna deje de estar rota.

-No soy bipolar.-Responde a la defensiva.

-Si, Daemon. Lo eres. No puedes simplemente adorarme, luego hacer que te doy asco y adorar a Andrea, y luego decir que te preocupas por mi. Eso se llama bipolarismo.

Daemon gruñe y niega con la cabeza.

-No me voy.-Sentencia.

-Al menos pídele a algún médico que te de algo de ropa. No puedo verte así.-Hago una mueca.

-Yo sí que no puedo verte así, Nim. Pero aquí todos hacemos esfuerzos.-Dice en tono brusco, lo que contrasta con lo primero que dijo.

-Daemon, tú tienes opción de ropa limpia, pero yo no puedo hacer que mi pierna vuelva a estar normal. ¿Crees que para mi es fácil pensar que voy a estar seis meses sin poder entrenar? Porque es muy duro. Así que haz el favor de cambiarte la maldita camiseta.

Por unos segundos, me mira. Luego asiente y sale de la habitación, tras decir que vuelve enseguida.

Veo que a mi derecha tengo una silla de ruedas. Tras vacilar, me muevo con dolor para acercarme a ella. Consigo atraerla a la cama, y con cuidado, paso mi cuerpo hasta que queda sobre ella. Suspiro por el esfuerzo, y tras esperar unos segundos, voy al baño.

Abro el grifo de la ducha y me inclino sobre ella. me mojo el pelo y me echo champú. Me lo aclaro y lo seco con una toalla. Luego me quito el camisón con cuidado y me pongo en pie evitando que la pierna rota toque el suelo. me meto en la ducha, dejando la pierna fuera, y me lavo el cuerpo. me seco con una toalla y me pongo otro camisón; luego me siento de nuevo en la silla y entierro la cara entre las manos.

Que agotador.

Vuelvo a la habitación y en vez de tumbarme de nuevo en la cama me quedo en la silla. Mi pelo deja un suave rastro de gotitas de agua en mi espalda, pero lo ignoro. Justo en ese momento llega Daemon, con una camisa negra sencilla.

-¿Te has duchado?-Pregunta sorprendido.

-Sí. Lo necesitaba.

-¿Cómo lo has hecho? ¿No te habrás mojado la escayola, verdad?-Su expresión se vuelve preocupada.

-Daemon, está perfectamente seca. Relájate.-De repente mi mente me recuerda algo.-¿Podemos ir a ver a Andrea y a Byron? Por favor.

-Están operando a Byron. Pero es una operación sencilla, tranquila.-Añade rápidamente al ver mi expresión.-Y Andrea está en la habitación 529. tres plantas más arriba. Si quieres vamos a verla, pero preferiría que esperases un par de días.

-Pero yo quiero verla ahora.

-Ya es mayorcita para estar un rato sola. Ahora tú tienes que descansar.

-Vamos después de comer.-Digo sin dejarme convencer.

-Bueno. De acuerdo.-Cede finalmente.

Una irresistible casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora