Cap 16: Tú asquerosa bipolaridad.

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A la mañana siguiente, me despierto abrazada a Daemon. Me pego de cabezazos mentalmente y me levanto con cuidado de no despertarle. No quiero tocarle.

Miro hacia la cama y veo que Andrea y Byron siguen durmiendo, y por alguna razón me enfado con Andrea por haber hablado con Byron y no conmigo.

No sé que hacer, así que me decanto por intentar abrir la puerta de la entrada. Camino hacia ella y tiro con fuerza, pero no cede ni un pelo. Suspiro frustrada y voy hacia la cocina. Abro un armario y saco una botella de agua, de la que doy um largo trago. Y recuerdo mis pastillas.

En el coche.

Mierda.

Me levanto de un salto y vuelvo a tirar con todas mis fuerzas de la puerta, pero no se abre. Tiro más fuerte, y empiezo a agobiarme al ver que no lo consigo. Empiezo a suspirar rápidamente y ya empiezo a notar como el dolor de cabeza y el mareo me inundan. Doy un puñetazo en la puerta y me apoyo contra ella, escondiendo la cara en la madera.

-¿Nim, que haces?-Me cuestiona la voz adormilada de Andrea, que está incorporándose de la cama y acercándose a mi.

-¿Y a ti que te importa?-Le cuestiono de forma borde. Aparto la cara de la puerta y la miro con el ceño fruncido.

Ella me mira arrepentida.

-Nim, él me besó, yo me separé.

-Eso ya lo sé. Lo que más me molesta es que primero vayas a pedirle disculpas a tu nuevo novio que a tu amiga, joder. No lo entiendo.

-Sabía que tú entrarías en razón, y ya te pedí perdón con la mirada.

-No me parece suficiente razón, Andrea.

Me siento en el suelo, ya que me mareo cada vez más y no quiero que ella lo sepa.

-Nim, por favor, perd... ¿estás bien? Estás muy pálida.-Andrea se inclina hacia mí y me obliga a levantar la barbilla.-Estás blanquísima. ¿Y tus pastillas?

Cierro los ojos, cada vez me encuentro peor. Intento pronunciar la palabra "coche", pero mi garganta no emite ningún sonido. Así que señalo hacia la puerta.

-¿En el coche?

Asiento.

-¡Joder! ¡Chicos!-Grita.

Byron y Daemon aparecen corriendo al lado de Andrea.

-¿Estás bien, Andre?-Daemon pasa un brazo por sus hombros, y ella se separa.

-Basta ya, Dae.

-Déjala en paz. Tu tontería ya acabó.-Le dice Byron, amenazante.

-Solo quiero saber si está bien.-Dice él.

¡¿Acaso no me ven tirada en el puto suelo!?

-Andrea... está... perfectamente... yo... pastillas... ostia ya.-Consigo murmurar, y logro que me escuchen.

-¿Y a ti que te pasa ahora?-Me pregunta Daemon. Ya estás montando un cuento solo para ser el centro de atención. Das pena.-Su voz desprende ira, pero al final se quiebra ligeramente.

No puedo evitarlo, y me pongo a llorar, lo que no me viene nada bien, ya que apenas consigo respirar.

-¡Deja de ser un maldito gilipollas! ¿Acaso no ves que va a desmayarse?-Exclama Andrea.

-Déjame... vete...-Le digo a Daemon cuando, por obligación de Andrea, me coge en brazos.

-Ahora no pienso soltarte.

-Hijo de...-Toso, y no puedo acabar la frase.

Veo como Byron, con un martillo, rompe la ventana. Doy un respingo cuando sale por ella y Daemon me saca fuera de la casa. El frío invade mi cuerpo, y empiezo a tiritar.

-Debes de estar congelada.-Daemon me acaricia la espalda, y frunzo el ceño.

-Bipolar... asqueroso.

Me mete en el coche, y a los pocos segundos estoy tomándome la pastilla. Me tumban mientras hace efecto, y cierro los ojos.

Los cuatro decidimos irnos ya, así que Byron coloca en el coche lo poco que metimos en la cabaña y arranca.

Intento dormir, y casi lo consigo.

Hasta que oigo los gritos y siento el choque.

Una irresistible casualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora