❺ 𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞𝐠𝐚𝐫𝐬𝐞

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—¿Quién eres?— Preguntó Pata-pez.

Yo voltee, sabía que la máscara cubría mis rasgos así que no debía preocuparme "el omega hijo de los jefes del clan cabeza de carne" respondí en lenguaje de señas, el asintió y se sentó en una de las sillas allí dispuestas, había adelgazado bastante y su cabello era más largo, pero era todo lo que había cambiado.

—Gracias por quitarme a Patán de encima.—Susurró.

Asentí señalando la puerta y luego a mí, debíamos ir a la arena. "No dejaré que te haga nada" Prometí, convenciéndolo al instante de ir a la arena, siguió mis pasos de cerca y nos adentramos en la arena, donde nos esperaba Bocón que daba una plática sobre alfas y sus límites, Astrid volteó a verme, se veía molesta, suspiré no me asustaría por ello, avancé colocándome en una de las esquinas de la arena.

—Muy bien, lo primero será un Gronckle. No usarán armas, no para un dragón tan fácil de vencer. Sólo pueden usar escudos.—Gritó Bocón.

Todos asintieron dando un grito de guerra, yo me quedé callado, en realidad un gronckle no era tan fácil de vencer, muchos creían que en el nivel de ataque tenían un uno, no podían estar más equivocados, un gronckle, en una categoría del uno al diez los gronckles tenían un nivel de ataque del ocho, sólo que actuaban de manera más sutil. Las compuertas se abrieron mostrando un dragón bastante grande, de un color café claro y con dientes afilados, la arena se llenó de risas.

—¿Qué tal que se lo dejamos al enmascarado?—Propuso Astrid.—Muy de acuerdo.—Respondió Patán.

Una sonrisa burlona se formó en mi rostro, guiaron al gronckle hacia la esquina en la que yo estaba apoyado, en un movimiento rápido hice cosquillas debajo del cuello de Albóndiga, como sabía que se llamaba la hembra alfa frente a mí, al parecer reconoció mi máscara, así que fingió estar muerta, todos me miraron sorprendidos, yo sólo metí la mano en la lava que Albóndiga había vomitado segundos antes, me acerqué a Patapez y le tendí la mano, dudoso, la tomó, sonreí cuando noté que una pequeña marca se posaba en la mano de Pata-pez que no entendía nada.

—¡Muy bien Hi-hi-hijo del Jefe de los cabeza de carne!—Celebró Bocón.

Rodé los ojos al darme cuenta de que casi revelaba mi identidad, me situé de nuevo a lado de albóndiga intentando calmarla después de haber encontrado a su destinado, Bocón dió la orden de salir de la arena y dirigirse al comedor, cosa que yo no obedecí y me quedé con albóndiga y el mismo Bocón en la arena, había algo que debíamos hacer.

—Entonces lo sabías.—Gruñó Bocón.

Se sentó a mi lado y tomó mi máscara, quitándomela, yo suspiré, esto pasaría tarde o temprano y para mí valía más temprano que tarde.

—Sí, lo sabía.—Respondí.—Me lo supuse...¿Eres pareja de Chimuelo?—Cuestionó.—Sí...—No me dejó proseguir.—¿Se va a entregar a ti hoy?—Asentí en respuesta.—Bueno...aún no sé si quiera darme su piedra pero sí...—Acepté.—Tu padre...ya tiene la mía, pero no lo sabe.—Reconoció, yo asentí.—Lo sabía, se quién es el destinado de cada quien.—Suspiré.

Bocón no dijo nada sólo me miró con atención durante dos minutos seguidos, ninguno de los dos dijo nada, albóndiga se levantó y se fue volando, no iría muy lejos, sólo se ocultaría en el bosque un tiempo, me levanté al ver la posición del Sol.

—Ya tengo que irme.—Avisé.

Bocón asintió, devolviéndome la máscara que tenía en las manos, antes de irse me susurró un: Cuídate, te cubriré la espalda. Asentí y me alejé yo también, aunque lo hice internándome en el bosque. No tardé en toparme con la cueva en la que Chimuelo me esperaba echado en un montón de hierba y flores, había improvisado una jícara con barro, que estaba repleta de agua, los nervios comenzaron a carcomerme, pero no iba a echarme atrás, no ahora.

—Ho-hola.—Saludé.

El regresó el saludo agitando una de sus patas, ambos nos miramos a los ojos, se acercó para olfatearme, yo sabía la razón, aunque me negaba a pronunciarla en voz alta, me encogí un poco sin dejar de observarlo, un gruñido de disgusto salió de sus labios.

—Astrid.—Gruñó.

Asentí sin lograr negar lo recién dicho, a pesar de lo mucho que había intentado ocultarlo con mi propio aroma, pero, al parecer sólo lo había empeorado, Chimuelo sólo se dedicó a lamerme toda la extensión del cuello, que era donde Astrid, muy directamente había puesto su marca de aroma, me estremecí, el tiempo de efecto del supresor había pasado.

—Ah.—Gemí.

Por su parte, Chimuelo gozaba, sus feromonas estaban inundando el lugar, se transformó en humano, pero esta vez, sin ropa, cosa que mi omega agradeció, era la primera vez que lo veía sin la parte inferior de la ropa, mi vista se fijó en un árbol cercano. En un claro intento de distraerme, Chimuelo rió ante mis más que notorios nervios.

—Hipo...¿Sabes...? Te amo.—Confesó.

Mordí mis labios intentando retener un gemido, me había alzado y por supuesto había sentido su torso desnudo rozar con mi abdomen y vientre, suspiró, metiendo su cabeza en al hueco de mi cuello, donde las cicatrices comenzaban a desaparecer, cicatrices que yo mismo había causado en mis celos preparándome para este momento, este día.

—No has dicho ni una palabra.—Reclamó.

Mientras me dejaba en el lecho de plantas y flores que habían sido recogidas fijándose a propósito en sus funciones, la mayoría funcionaban para tranquilizar nervios y estrés, ejemplos de estas eran la lavanda y el romero, que abundaban en esa especie de nido.

—¿Qué e-es lo que quieres que diga?.—Cuestioné.

Fijando mi mirada en sus, ahora, azules ojos, parpadeó un poco para mostrar después los hermosos ojos esmeralda de antes, acto seguido mostró los colmillos, no me asustó, al contrario, me alegró que lo hiciera, en respuesta mostré los míos, pequeños pero filosos.

—Sólo dime que esto no es un sueño.—Pidió.—Pues no, no lo es.—Complací.

Se abalanzó sobre mi, atacando primero mis labios, que no tardé en abrir, permitiéndole el paso, dejando que explorara todos los rincones que quisiera, mi sudadera no tardó en desaparecer, quedando olvidada junto a la máscara.


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【NÚMERO DE PALABRAS: 1025】

【FECHA DE PUBLICACIÓN: 7/06/2021】

Hola, lamento la tardanza, como dije en mi tablero, tengo algunos problemas familiares y exámenes, pero aquí está el cap, intentaré terminar hoy el cap que sigue...

jeje hoy es mi ¡cumple!

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