❻ 𝐏𝐥𝐚𝐜𝐞𝐫 𝐲 𝐂𝐚𝐥𝐨𝐫

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✎Este capítulo tiene contenido sexual chico x chico, leer bajo su propio riesgo.✎

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—Chimuelo~ e-espera—Pedí.—¿Quieres dejarlo hasta aquí?—Preguntó.—No, y-yo solo quiero decirte que te amo y confío plenamente en ti.—Susurré.

Uní nuestros labios de nuevo, jugué con su lengua antes de acostarme por completo en el lecho de plantas, mi aroma comenzaba a intensificarse, al igual que el suyo, sobre nosotros la luna vigilaba e iluminaba la escena que nuestros cuerpos creaban, su forma se reflejaba en mis ojos que brillaban en un verde eléctrico. Chimuelo colocó una de mis manos en su abdomen, incitándome a acariciar su piel, mis dedos se movieron con lentitud por su piel, mis ojos se fijaban sólo en sus labios, estaba desnudo frente a Chimuelo, que me comía con la mirada, haciéndome sentir seguro.

—Te amo~—Susurró en mi oído.

No pude contestar, pues su entrepierna comenzaba a frotarse con la mía, lo que me hacía gemir y no poder pensar, suspiré, ya no estaba nervioso, ahora estaba necesitado. Solté un agudo gemido al sentir la primera contracción en mi vientre, no había pasado mucho tiempo desde que llegué, quizás unos minutos.

—A-alfa y-ya—Supliqué.

El dolor de mi celo no perdonaba y comenzaba a desesperarme, froté mi cadera con de Chimuelo, intentando encontrar alivio.

—Hey con calma, tengo que prepararte.—Avisó.

Su mano se dirigió a mi entrada, que para este punto estaba inundada de fluidos lubricantes, que mi propio cuerpo había creado, escuché un chapoteo cuando uno de sus dedos penetró mi zona. Un sonoro gemido salió de mi boca, las embestidas que daba con su dedo corazón eran reales, no era yo haciéndome a la idea de que el dedo que me preparaba era el de Chimuelo y no el mío. Poco a poco incrementó la cantidad de dedos que había en mi interior, estirando y estimulando mi entrada para cuando su miembro ingresara. Para este punto de mi boca sólo salían gemidos y súplicas, tanto placer sentí que me vine sin necesidad de que estimulara también mi pene.

—Ha-ah Chi-chim p-por favor—Insistí.

Retiró su mano de mi interior para, con lentitud penetrarme con su miembro, no me dolió para nada, sólo sentí placer y calor, sentí el alma de Chimuelo acercándose a la mía, ambas uniéndose en un cálido beso. Una vez acostumbrado a la sensación le di la señal de proseguir, sintiendo de inmediato el placer desbordar de mi cuerpo, mis gemidos y sus jadeos hacían una buena orquesta y a estos de vez en cuando se les unía el chapoteo que generaban mis fluidos y las embestidas. Sentí su aliento cerca de mi boca, que pronto se unió con la suya en un dulce y placentero beso.

—M-me vengo.—Gemí.

El sonrió dejando escapar algunos jadeos, tomó mi miembro y lo colocó cerca de su abdomen.

—Márcame.—Susurró.

Solté un gemido aún más fuerte y dejé que mi semilla saliera, manchando un poco el cuerpo de Chimuelo, que soltó mi miembro para después esparcir mi esencia por todo su pecho y abdomen, noté cómo mi semilla brillaba un poco, no supe la razón, sólo supe que brilló en tonos plateados y dorados.

—Esto lo hacemos los dragones para pertenecerle sólo a nuestro omega, de esta manera nuestro cuerpo o mente no reacciona ante alguien más.—Explicó.

Asentí, su pene seguía chocando contra mi próstata, pero yo lo sentía, ya era hora de que la marca apareciera en mi cuello. Mostré el espacio entre mi cuello y hombro, justo donde estaba mi glándula de aroma, Chimuelo suspiró antes de comenzar a lamer y mordisquear el espacio que le estaba ofreciendo, en el momento en el que se vino en mi interior fue el momento en el que mordió mi glándula, la sangre y lágrimas no tardaron en brotar. Sentí como se separaba para volver repetir la acción, así fue hasta que decidió incrustar la piedra corazón-mente, la suya era de un hermoso color morado con vetas verdes. Una vez dentro de la muy profunda herida, que Chimuelo se encargó de cerrar, ya que después de ser incrustada regenera casi por completo la piel del omega dejando sólo la cicatriz.

Justo en el momento en el que la herida se cerró el nudo comenzó a desinflamarse, Chimuelo me colocó en su pecho y acarició mi cabello que ya estaba bastante largo.

—No debes separarte de mi sólo por esta noche, pues el lazo está terminando de formarse y es más fácil si nos mantenemos cerca.—Explicó.

Yo sólo asentí cerrando mis ojos, estaba bastante feliz por haberlo hecho, no me arrepentía de nada, sabía que Chimuelo era el chico perfecto para mí, mi destinado, novio y...ahora alfa. Que bien sonaba Hipo omega de Chimuelo, Chimuelo alfa de Hipo. Me quedé dormido con eso en mente, me sentí protegido y a gusto.


☁︎

Desperté un poco después del amanecer, me separé con cuidado de Chimuelo para ir a tomar una ducha, no lo había pensado pero ahora necesitaría tener cuidado, no por mi aroma, ya que este seguía fluyendo y no era particular de Chimuelo, todos podrían olerlo pero no podrían distinguir si estaba o no en celo. Comencé a frotar mis extremidades con cuidado, quitando los retos de semen y plantas, una vez bañado me acosté en una roca para esperar a que mi piel se secara y de paso pensar sobre todo lo ocurrido la noche anterior.

—¿Te bañaste?—Cuestionó Chimuelo a mi lado.—Sí, no quise despertarte.—Expliqué.—Ya es hora de que me dejes solo de nuevo ¿no es cierto?—

Engranes del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora