CAPÍTULO 11

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Serkan:

Cuando abrí la puerta de la cabaña, Eda ya me estaba esperando en el interior. Sentada en uno de lo sillones, con la cabeza apoyada en sus manos y mirándome con ojos llenos de lágrimas.

En cuánto cerré la puerta a mi espalda, se levantó y avanzó con prisa en mi dirección, abalanzándose sobre mí con una urgencia desconocida para ambos.
No me sorprendió tanto la forma en que tuvo de devorar mi boca con avidez, y tampoco opuse la más mínima resistencia porque después de todo lo que había pasado lo único que quería era tenerla entre mis brazos, sentirme bien, en paz, querido.

La alcé en el aire y ella acomodó sus piernas en torno a mis caderas para no tener que romper el beso en ningún momento. Durante todo este tiempo en aquel hospital, con tantas cosas en la cabeza, no me había dado cuenta de que lo único que me mantenía tranquilo era saber que Eda estaba a salvo, que su vida ya no corría peligro.
Avancé unos cuantos pasos hasta que la espalda de Eda quedó apoyada contra una de las paredes.

- Un recibimiento por todo lo alto, Eda Yildiz- susurré entre beso y beso-

Ella no respondió, hundió sus manos en mi pelo y yo la apreté un poco más contra la pared de madera. Esta vez ninguno de los dos buscaba caricias suaves o besos lentos, la necesidad que sentíamos el uno del otro era tan fuerte que no queríamos perder ni un solo segundo.
La dejé en el suelo y nos arrancamos la ropa de inmediato.

Pronto estuvimos completamente desnudos, y ese momento fue la única tregua que nos concedimos.
Nos observamos sin pudor, absortos no solo en nuestros cuerpos sino en lo que ambos intentábamos ocultar; sentimientos, emociones... había tanto que no nos habíamos dicho y que no podríamos contar.

- Serkan- esa única palabra por su parte consiguió devolverme a la vida-

Me apresuré a tomar los pantalones del suelo para rescatar un preservativo de la cartera, aquello pareció hacer gracia a Eda porque se río de manera nerviosa.

- Venías preparado- se burló mientras yo me lo ponía-
- Nunca se sabe cuando una super modelo puede saltarte encima- le sonreí-

La volví a coger en brazos para colocarla de nuevo contra la parte, y no aparté la mirada de sus ojos mientras la levantaba para poder entrar en ella en un solo movimiento.
Eda lanzó un gemido al sentir como la llenaba que consiguió excitarme aún más de lo que ya estaba. Coloqué una mano en la pared, con la otra sostuve a Eda sin detener las embestidas.

- Jamás voy a tener suficiente de ti- resoplé, volviendo a embestirla con fuerza-

No podía evitar seguir sorprendido ante la manera que tenían de encajar nuestros cuerpos, era como un rompecabezas de emociones que lograba completarse al mirarnos a los ojos.

- Al... sillón- ordenó mientras colocaba su cabeza en mi hombro, una mano en mi pelo y otra arañando mi espalda-

En seguida comprendí lo que quería, y aún enredados el uno en el otro, caminé hasta el interior del salón cargando con ella. La dejé en el suelo y Eda me dio un suave empujón que me hizo caer sobre el sillón, después se colocó a horcajadas sobre mí.

Fueron entonces sus caderas las que se deslizaron sobre mí, balanceándose sin descanso. Agarré su cintura para ayudarla con los movimientos, algo que aprovechó para inclinarse y alcanzar mis labios.
Nuestros cuerpos bailaban de la misma forma en la que lo habían hecho 3 noches atrás, sin más música que nuestros jadeos, y no dejamos de hacerlo incluso cuando nuestras respiraciones apenas conseguían llevar aire a nuestros pulmones.

No era capaz de decirle lo que pensaba en ese momento, quizás era demasiado pronto, pero ahora tenía la certeza de que la quería, quería a Eda Yildiz como jamás imaginé llegar a querer a alguien. Tal vez no lo dije porque tenía miedo al rechazo, pero no necesitaba decírselo si podía demostrárselo.
Mis labios se encargaron de dibujar esa declaración de amor sobre su piel, mi labios la grabaron en ella de una forma en la que jamás podría desaparecer. Y juntos alcanzamos el clímax, envueltos en el silencio que solo rompían nuestros gemidos.

GOLDEN THINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora