CAPÍTULO 4

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Eda:

Si había conseguido no desmayarme mientras ese hombre susurraba las formas en las que iba a acabar con mi vida por amor, Serkan casi consigue que lo haga en el momento en el que abrió la puerta de una patada y con el arma sujeta a sus manos, apuntando en todas las direcciones, como si esperase encontrar a alguien más en el interior.
Tanto así que lo primero que hizo fue dirigirse al baño para comprobar que estaba vacío, y yo no encontraba la voz para poder decirle que la única compañía que tenía era la suya.

El caso es que yo seguía en la cama, con el móvil a los pies de esta y el localizador apretado con fuerza contra mi pecho mientras mis rodillas luchaban por robarle el puesto. Quise asustarme cuando Serkan dirigió la pistola en mi dirección durante unos breves segundos, pero estaba demasiado petrificada para reaccionar. La mirada de Serkan me recorría de todas las formas posibles.

- ¿Estás bien?- la voz era tensa, estaba preocupado, nervioso- Eda, ¿qué ha pasado? ¿Estás bien?- aún con el cuerpo tembloroso conseguí señalar el móvil con la cabeza-
- Ha sido...- humedecí mis labios y carraspeé para recuperar la voz-... era él, Serkan. Ha encontrado mi número nuevo y me ha llamado... no he colgado, intentaba detenerlo, darte tiempo... pero ha colgado y yo... yo...- él lanzó una maldición y tomó el móvil entre sus manos-
- No pasa nada, Eda- se acercó a mí, despacio, con voz más tranquila- No pasa nada, ya he llagado, ya estoy aquí- se sentó a mi lado sin dejar de mirarme- Ya no puede hacerte daño, no va a hacerte daño
- Pero quiere... quiere hacerme daño, Serkan, dice que es lo mejor para mí, que quiere acabar con mi sufrimiento...

Serkan lanzó un insulto en inglés al aire y se lanzó hacía delante para estrecharme entre sus brazos. No me aparté, necesitaba eso, así que enterré mi cabeza en su pecho intentando contener las ganas de llorar. Rodeé con mis brazos su cintura y me apreté más contra él, necesitaba sentirlo cerca, saber que me protegía, que estaba a salvo si estaba cerca.

Serkan:

No soportaba verla en ese estado.
Era un lado de Eda que jamás había visto ni me habría gustado tener que ver.
Débil, sensible, asustada y vulnerable. Todas las cosas que no era o no se permitía ser.

Así que comprendía su necesidad de aferrarse a algo, en este caso a mí. Con un movimiento rápido la tomé por la cintura y la senté en mi regazo para después rodear su cintura con una mano. Con la otra acaricié su pelo, volviendo a dejar que su cabeza descansase contra mi pecho, y con un suspiro por su parte pude notar gotas de agua contra mi piel desnuda. Allí permanecimos varios minutos.

- Todo está bien, ¿sí? Estoy aquí- seguí acariciando su pelo y susurrando palabras calmantes contra él. Nunca me había comportado de esta forma con otro cliente, eso estaba claro, pero con ella no podía evitarlo- No voy a dejar que nada te ocurra, te lo prometo.

Minutos después, cuando intenté moverme para que ambos estuviésemos más cómodos, los brazos de Eda se apretaron alrededor de mi cuello, aterrada de que fuese a irme.

- Shhhh, tranquila, no voy a ninguna parte- le aseguré, despegando mi cara de su cabeza para poder mirarla- Solo quiero hacer una llamada, necesito el teléfono- ella asintió, pero no soltó mi cuello mientras me inclinaba hacía detrás para poder coger su teléfono. Coloqué su dedo para desbloquearlo y marqué el número- Hola, ¿Ferit? Si, soy yo, Serkan. Mira, sé que estás al tanto sobre mi último cliente... sí, sí, Eda Yildiz... verás, acaba de recibir una llamada a este teléfono y me gustaría que la rastreases y me dijeses si ha sido realizada desde el interior del hotel o cerca de él.

No quería alterarla, así que susurraba contra su oído mientras ella cerraba los ojos y volvía a colocar la cabeza contra mi pecho, contra mi corazón. Con esa posición podría sentir mis latidos, que en este momento iban a toda velocidad por la cercanía entre los dos. Colgué después de las palabras de Ferit.

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