Reencuentro

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Ray solo miraba los cuadros desinteresadamente, mientras caminaba por la galería de esa pequeña ciudad. Cuando Susan le dijo que este lugar era un buen lugar para pasar sus vacaciones, al principio no le creyó mucho porque era una ciudad demasiado pequeña sin ningún atractivo turístico significativo, pero como era tan pacifico, pudo estar tranquilo por unos días, además de que se divertía visitando la ciudad y los lugares aledaños. Ella le dijo que en ese lugar había pasado su infancia, así que estaba un poco curioso por como había sido el lugar donde había crecido aquella chica tan peculiar.

No era un mal sitio para vivir, estaba lejos de las grandes ciudades y tenía todo lo necesario, de cierta manera le gustaba estar allí.

Esa noche, Susan comentó que uno de sus conocidos la invito a la exposición de la galería, donde se exponían a algunos artistas locales, el señor Evans era famoso por descubrir muchos talentos escondidos alrededor del país, y ofrecer cuadros de calidad, Ray recordaba que su madre le había comprado un par hace varios años, así que estuvo algo curioso de ir.

Pero mientras iba por el pasillo, nada le llamaba la atención realmente, le gustaba el arte, especialmente la música, por obvia herencia de su padre, pero la pintura era en algo que era muy selecto, se aburría de las imágenes rápidamente, así que le gustaba cambiar la decoración con frecuencia. Mientras caminaba por el pasillo mirando los cuadros, observó una pequeña pintura sobre unos niños en un campo de girasoles, la felicidad que irradiaban los niños le cautivo por un momento, y se quedó embobado mirando las expresiones de los niños.

Los colores eran realmente llamativos, algo que podría cansar la vista fácilmente, pero aún así, le gustaba la composición en general.

" A mi madre podría gustarle", pensó él llevando una mano en su barbilla, mientras lo meditaba.

—Ray — Oyó la voz de su acompañante, quien llevaba un vestido azul a media pierna, ideal para la ocasión, ella se le acercaba con un señor que no conocía —¿Viste algo que te gusto? — Preguntó ella mientras enlazaba su brazo con el de él.

Algo que ella venía haciendo demasiado seguido últimamente.

—Si, este me parece que es del gusto de mi madre — Ray rio levemente, mientras miraba en una esquina del cuadro, observando la firma del artista.

"¿Emma White?", pensó él mientras observaba aquel nombre con nostalgia.

¿Hace cuánto que no veía a aquella chica risueña?, él calculaba que unos seis años desde que se fue a Francia a estudiar por haberse ganado una beca, aquella chica simplemente desapareció un día sin dar ninguna explicación. La composición del cuadro más el nombre de Emma, hizo que su corazón se estrujará mientras añoraba los días en los que era feliz y ni siquiera lo sabía, eso lo hizo tomar una decisión.

—¿Le gustaría comprarlo? — Ray se enfocó en el hombre que venía con Susan — La artista es nueva en el campo, fue una apuesta arriesgada, pero mi esposa me insistió en que merecía una oportunidad — Él comenzó a contarle la vida de la artista para tratar de convencerlo.

—¿Es nueva? — Susan intervino — Vaya, pues si que se arriesgó, este cuadro es realmente hermoso — Ella miraba el cuadro, observando cuidadosamente los detalles — Me encanta la combinación de colores — Ray rio al verla tan contenta.

—Creo lo mismo, aunque puede cansar un poco la vista — Comentó el chico.

—Si, pero mientras este en la sala de tu madre, será el tema de conversación por horas — Susan se imaginaba tomando el té con Isabella y alabarla por semejante regalo.

Mariposas contra el vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora