Confesiones

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Ray miraba hacia el techo de su habitación, mientras meditaba sobre la conversación que había tenido con Ayshe.

¿Qué le impedía estar con Emma?

Nada, absolutamente nada.

Sentía como si lo hubieran liberado de un millón de cadenas que lo ataban, mismas cadenas que él se impuso en la juventud, acumulándose a través de los años. Siempre pensó que Emma era alguien inalcanzable para él, ella era demasiado buena para una persona como él, la idealizaba y se moría de amor por ella en silencio, ese mismo silencio que le impidió algún avance romántico con ella por miedo y luego por respeto a los sentimientos de su amigo.

Y ahora no lo detenía nada.

Era como si le hubiera abierto los ojos de repente, se sentía libre por fin, paso tantos años negándose a que Emma podría sentir algo por él, que ahora que lo pensaba mejor, podía encontrar ciertas pistas que indicaban lo contrario, en especial, cierto tatuaje en forma de mariposa que ambos se hicieron cuando tenían 17 años.

Soltó un gran suspiró mientras reflexionaba sobre sus actos, Emma siempre era la dueña de sus fantasías, así hayan pasado los años que hayan pasado. Ray entre más lo pensaba, más seguro estaba que el amor que tanto intentó enterrar había emergido de nuevo y con más fuerza ahora que no tenía limitantes.

Luego estaba el asunto de Sol, ¿podría él ser un buen padre para ella?, es que ambos se llevaban tan bien y era una niña tan encantadora que le daban ganas de intentarlo sin pensarlo dos veces. Cada segundo que lo consideraba, se convencía de que era una buena idea. Su casa familiar se llenaría con una amorosa Emma y una adorable hija, mientras él trataba de hacerlas felices a ambas. Le gustaba tanto la idea que se llenaba de un gran valor para hablar con Emma sobre el asunto.

Pero de nuevo volvía ese miedo, ¿y si le decía que no?, las cosas se pondrían raras entre los dos y Emma podría odiarlo, pero Ray solo negó levemente, Emma no lo odiaría, las cosas se pondrían extrañas por un tiempo, pero por fin tendría una oportunidad, aquella oportunidad que tanto anhelo cuando era adolescente para poder expresarle sus sentimientos correctamente.

Tomó su celular mientras le dejaba un mensaje.

"¿Podemos vernos mañana?", le tecleó rápidamente mientras miraba el aparato expectante por su respuesta.

"Lo siento, Sol tiene el corazón roto y no quiere verte", fue la respuesta de Emma, Ray sintió tristeza al saber eso, porque la niña seguía enojada con él.

"Lo siento..."

"Esta bien, es solo una niña y es su primer decepción amorosa", ella le respondió con un tono levemente jocoso o eso creía él.

"Igualmente, preferiría hablar contigo a solas", fue lo último que le escribió.

"Está bien", ella respondió por fin.

Y Ray comenzó a ponerse nervioso por lo que le diría a Emma.

Se miró al espejo mientras se detallaba, no pensaba que fuera feo, así que Emma no lo rechazaría por eso, aunque podría no ser totalmente del agrado de ella, pero esperaba que esa no fuera una razón para el rechazó. Luego comenzó a ensayar sus palabras y sobre que decirle a ella frente al espejo, mientras se imaginaba la situación detalladamente, además de varios escenarios, mientras practicaba sus reacciones.

Ray nunca había estado tan nervioso en toda vida por salir con una mujer.

El día fue demasiado lento para su gusto, una vez que terminó su trabajo, Ray trato de arreglarse para verse apuesto y que ella se impresionará un poco. Él salió de su casa para encontrarse con Emma en un restaurante cercano donde podrían estar hablando con un poco de privacidad. Ray esperó un rato debido a que Emma tenía que dejar a Sol con Yuugo para poder ir; y una vez la vio, él tragó en seco mientras los nervios se apoderaban de él.

Mariposas contra el vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora