Miedo

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Ray despertó, mientras observaba a la chica dormir junto a él, ella estaba totalmente tranquila, sumergida en el mundo de los sueños, mientras Ray se enfocaba en la mariposa violeta en su hombro.

"¿Cómo pude haber sido tan estupido?", pensaba él, mirándola dormir y sintiéndose realmente afortunado.

Recordó esa época, donde se dijo así mismo que no debía hacerse ilusiones, pero se encerró tanto en su pesimismo que no se dio de cuenta que había herido a la persona que supuestamente más amaba.

"Ray, voy a declararme a Emma", la voz de Norman resonó en su cabeza, mientras él recordaba esos sentimientos.

Angustia, envidia, dolor, ira, frustración; todas aquellas emociones, tenía que esconderlas en frente de su mejor amigo, para no lastimarlo.

"Me apoyarás, ¿cierto?", esos ojos azules le miraban, mientras anhelaba una respuesta de él.

"Si, claro", no quería parecer sospechoso ante sus ojos, así que le respondió lo que quería, obteniendo una gran sonrisa por parte de su amigo.

"Oh, sabes, encontré esto, se cuanto te gusta Francia", Norman le dio un folleto, en el cual invitaban para postularse para una beca, justamente la carrera que Ray estudiaba.

"Vaya... es demasiado tentador"

"Es una gran oportunidad, siempre quisiste ir a Europa, tendrás muchas aventuras y una gran especialización cuando regreses", Norman le hablaba con voz suave, mientras lo veía directamente, " es tu sueño, no lo desperdicies". Ray asintió, sabiendo que tenía razón.

"¿Qué te parece estás flores?", Norman desvió la conversación en ese instante, de nuevo sacando el tema de la confesión, "se las quiero a dar a Emma, delante de todas sus amigas "

"Espera... ¿Vas a confesarte delante de sus amigas?"

"Si, a mitad del campus, es romántico"

"Estás loco, a Emma no le gusta eso, sabes que odia eso porque su madre siempre usaba la presión social para hacerla aceptar cosas", Norman no dejo su sonrisa, mientras lo observaba con esos ojos azules tan profundos como el océano, que escondían tantas cosas, lo cual le dio mala espina en ese tiempo.

"¿Qué sugieres?", Preguntó el albino, interesado.

"Llévala a un restaurante, y habla con ella, si eres sincero con los sentimientos de tu corazón, Emma te aceptará", Norman asintió levemente hacia su sugerencia, al parecer le había gustado.

"Esta bien, lo haré", aseguró él.

Ray en esos momentos, miró el folleto de la beca, mientras sentía un gran vacío, no quería ser participe de eso, no quería ayudarlo, no quería que Emma aceptará los sentimientos de Norman, pero él no podía hacer nada para evitarlo. Fue entonces que esa posibilidad de huir, con la excusa de una beca se convirtió en su única forma de huir de su dolor. Cinco o seis años, eso sería tiempo suficiente para olvidarla, para que su corazón se calmará, para ya no estar anhelando algo que no le correspondía. Pero entre más pasaba el tiempo, Norman seguía posponiendo su confesión, cada vez sacaba una excusa más ridícula que la anterior, y Ray pensó que era miedo, pero ahora lo comprendía mejor, él quería asegurarse de que Emma nunca lo rechazará, calculo todo, y justo cuando se fue y Emma estaba más vulnerable por sus sentimientos no correspondidos; Norman hizo lo que dijo que no haría, porque sabía que Emma cedía a la presión social, no aguantaba los ojos encima de ella, en especial, no sería capaz de rechazarlo y romperle el corazón delante de todos.

Mariposas contra el vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora