C4: Welcome to the family

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...

¿Qué mierda me acababa de pedir?

Se quedó pasmado, mirando el bate en sus manos con algo de terror, hasta ese momento, no había requerido asesinar a nadie, ni siquiera utilizar algún arma de las que el departamento le brindaba, por lo que la idea de golpear al otro hasta la muerte le hacía querer vomitar e irse corriendo.

Sin embargo...

Tomó el bate sin problemas.

Los gritos de agonía y desesperación de aquel muchacho eran desgarradores para sus oídos y su pobre mente, el bate lo agarraba con demasiada firmeza, tanta que el pelirrojo llegó a sentir que, de la fuerza, este iba a romperlo, incluso llegó a sentir pena por aquel que estaba siendo brutalmente apaleado sin ninguna pizca de misericordia.

Uno, dos, tres, cuatro...

La sangre salpicaba por las paredes de la habitación, los violentos choques de la madera impactando contra la carne y los restos de lo que ahora solo eran huesos rotos y pedazos de piel en el suelo.

Pico tuvo que detenerle al ver como siguió golpeando al otro, aun cuando ya no quedaba nada por lo cual seguir haciéndolo, mientras que el peliazul estaba respirando, casi hiperventilando, viendo el ahora cadáver de aquella persona en el suelo, destrozado por todo lo que le había hecho.

Lanzó el arma letal que había utilizado para cometer tan atroz acto contra otro ser humano, aquel que no sabía si tenía familia, hijos, amigos, hermanos, gente que se preocupaba por él, sus manos temblaban y tenía demasiadas nauseas, quería huir de ahí, quería desaparecer de aquel lugar como fuese. Lo necesitaba y necesitaba alejarse ya.

Su cuerpo se recargó contra el pecho del ojos de plata, aguantando sus ganas de sollozar al hacerlo, para luego sentir los brazos de este rodearle de manera protectora y complicando el retener lo sobrecargado de emociones que estaba mientras mordiendo su labio hasta sangrar del aguante que estaba intentando mantener dentro de su cabeza, quería ir a casa y dormir hasta que su cuerpo ya no necesitara de estar en cama, necesitaba pensar en cómo lidiar con la carga que ahora estaba en sus hombros y como contarle a su superior y compañeros lo que tuvo que hacer para entrar.

- Ven... Necesitas cambiarte y descansar... Mañana será un día muy pesado y debes estar tranquilo, lo difícil ya sucedió... -Podía escuchar como el otro le decía cosas, como colocaba su saco encima de sus hombros y lo sacaba de ahí, pero no podía entender lo que decía.

Sintió como sus zapatos eran removidos antes de terminar de entrar en el auto, llegando a una pequeña mansión en las afueras, fue tomado de los hombros e introducido en la mansión, indicado de que removiera todas sus ropas y se colocara la bata que estaba colgada.

Luego de pasar por todo el procedimiento que el otro hacía (Exceptuando el que pudiera ver que hacía con la ropa y el dónde se encontraba lo que quemaba), se sentó en la cama del cuarto de invitados, acompañado por Pico, quien ahora estaba sentado a su lado sin rechistar y fumando otro de sus puros.

- Lamento haberte metido en esto, pero fue la única opción que se me ocurrió para que te dejaran entrar en nuestra familia... -Murmuró suavemente mientras tomaba de manera suave la mano del otro, esperando que el estuviera paralizado o algo parecido, ya que no parecía reaccionar ante aquel gesto.

- Yo... Bueno... -Intentó suprimir ese recuerdo, el escuchar los gritos de dolor y agonía de aquella persona no hacía más que provocarle más ganas de vomitar, estaba muy mareado. – Solo quiero ir a casa por ahora... -

Pico no pudo evitar sentir empatía por el más bajo, le recordaba a la primera vez que lo mandaron a asesinar a uno de los rivales de su padre, el cual estaba amarrado con un saco en la cabeza, retorciéndose como un gusano envenenado para poder zafarse de aquello.

Solo bastó una bala.

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Despertó en medio de la madrugada con cansancio en su rostro, reflejado completamente su estado actual tanto de ánimo como físico, camino hacia el baño, mirando su reflejo completamente apagado enfrente de este.

Tocó una parte de este viendo como mantenía unos pequeños sacos morados debajo de sus ojos, no comprendía si fue por el exceso o la falta de sueño, estaba algo confundido y extraño acerca de ese descubrimiento, así como también notando la palidez de su piel, ¿cuántos días no había comido?...

Se alistó a trabajar, colocándose aquella peluca que había decidido era necesaria para no ser reconocido por el otro en el día, peinándolo un poco y tirándose agua al rostro. Contestó el teléfono en cuanto empezó a sonar.

- ¿Keith? ¿Keith, dónde haz estado? -Una voz algo gruesa pero femenina resonó del otro lado, identificándola rápidamente como su compañera de trabajo Nene, la cual era la reportera del departamento, así como la encargada de hacer los reportes y denuncias de los departamentos.- Llevas casi la semana sin ir al trabajo, te hemos buscado en todos lados, incluso ya fuimos a tu casa, ¿estabas ahí? ¿no te han hecho nada?...

- Estoy bien... Solo... Ocurrieron cosas que no podría explicar con palabras... -Aclaró un poco su garganta, recargándose contra la mesa en la que estaba sus cosas ahora luego de haberse movido del baño hacia el comedor.- La verdad es que lo mejor será no detallar todo lo que les voy a contar en el informe... Es muy crudo si lo detallo todo... -

Su boca no tenía nada de sabor, el solo tomar agua hasta ahora le había mantenido bien, pero realmente necesitaba comer algo, su cuerpo protestaba ante la falta de alimento, aunque su mente protestaba más al hacerle recordar todo lo que esos monstruos le hicieron ver sin una pizca de remordimiento.

Aun podía escuchar el sonido de la piel desintegrándose en los tanques de concreto que tenían ácido en su interior, estuchaba los huesos quebrándose con fuerza mientras eran azotados contra el suelo, podía recordar el olor a carne quemándose junto a las súplicas de las personas, preguntándose porqué pasaban por todo eso, el estruendo de los disparos que retumbaban en las bodegas, sintiendo la sangre salpicar en su gabardina negra, la que cubría de manera fenomenal su reacción de terror y miedo ante todo lo que estaba presenciando.

Decapitados, desmembrados, apuñalados a morir, siendo devorados por perros hambrientos, cortes de dedos, orejas, manos o miembros enteros, uno por uno, el cómo los acribillaban, los torturaban y les robaban hasta el último de sus alientos, solo bastaron esos días para ver tantas torturas por parte de los Lucchese.

Pudo recordar algunos nombres, los cuales mantuvo en una libreta oculta en su habitación, en la esquina en una parte de la pared que mantenía un agujero nada visible para sacar esa pieza, no podía traerlo a la estación, estaba más seguro en su hogar que ahí.

- Ya voy para allá, por favor, solo espérenme en la oficina, ya saben a qué hora. -Keith terminó la llamada, ahora disfrazado como un nuevo empleado cuyas siglas eran B.F., cabello azabache nada destacable y ojos miel, salió de su nuevo departamento con una maleta pequeña llena de archivos, simulando trasladarlos a su nueva oficina.

A lo lejos, un auto de color oscuro observaba a este chico, yéndose rápido del lugar luego de ver al "azabache" marcharse.

Mechones de cabello pelirrojo se dejaron ver al girar en una de las calles.

🔞 🄳🄸🄰🄼🄾🄽🄳🅂 - Pico x BF 🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora