CAPÍTULO 27: 'DESILUSIÓN'

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Mientras Ding Xiaowei estaba sentado comiendo, Jiang Lu lavó la cara y las manos de Lingling con una expresión gentil en sus ojos.

Ding Xiaowei originalmente quería recordarle que debía dejar que la niña hiciera ese tipo de cosas sola, pero luego recapacitó; las oportunidades para que ellas dos volvieran a estar juntas eran realmente lamentables.

"¿Cuántos días piensas quedarte?" Preguntó Ding Xiaowei casualmente.

Jiang Lu se quedó atónito por un momento, sonriendo, dijo: "¿Me estás corriendo?"

"No me refería eso, solo lo preguntaba".

"Me iré mañana por la noche".

Ding Xiaowei arqueó las cejas, "Es un viaje poco común, ¿por qué no te quedas un par de días más? Shanghai no está tan cerca".

Jiang Lu bajó la cabeza, "Tengo algo que hacer en casa ..."

Ding Xiaowei dijo "Oh" y luego, espetó, "ve, resuelve tus asuntos y cuando no tengas nada que hacer regresa a visitar a tu hija ya ni siquiera te reconoce".

Los ojos de Jiang Lu se pusieron rojos, "... Umm..."

"Además, si no tienes nada que hacer, aprende el idioma de señas".

Jiang Lu soltó el cuenco, volvió la cara y se secó los ojos.

Ding Xiaowei frunció el ceño, mientras decía: "Dime, ¿por qué lloras?"

"Por nada, tienes razón, lo he estado estudiando estos últimos dos días".

Ambos no supieron que más decir ya que estaban enfrente de la niña.

Dos años de enamoramiento, tres años de casados, y ahora se encontraba en una situación que no era otra cosa que vergonzosa e incómoda, Ding Xiaowei solo podía suspirar.

El Domingo, por la noche, cuando Jiang Lu se disponía a partir, Lingling soltó el llanto, tirando de sus mangas para evitar que se fuera, Jiang Lu la abrazó y lloró junto con ella, incluso un hombre robusto como Ding Xiaowei se le hacía imposible soportar tal escena, sentado solo en el sofá fumando, queriendo poder arrancarse los oídos.

Una persona que había vivido a más de treinta años de edad, por no hablar de una separación o la muerte, seguramente en todo su trayecto de vida había experimentado muchas separaciones y muertes, no importa cuán difícil sea, podrá superarlo.

Pero Lingling era diferente; cada vez que se separaba de alguien, ella se sentía triste desde el fondo de su corazón.

Cuando pensó en Zhou Jinxing y luego en Jiang Lu, sintió mucha pena por su hija.

Volvió a pensar en la idea de encontrarle una madre para Lingling, una madre que pudiera pasar la vida con él, que no quiera irse cuando se le dé la gana, y que no lastime el corazón de su hija.

Al final, Jiang Lu se fue, con el rostro manchado de lágrimas.

Mientras Ding Xiaowei persuadía a Lingling, recibió un mensaje de texto.

Echó un vistazo y vio que era un mensaje Jiang Lu.

"Xiaowei, estoy muy apenada contigo y con Lingling. Gracias por no avergonzarme".

Ding Xiaowei borró silenciosamente el mensaje de texto.

Había imaginado muchas veces antes que algún día Jiang Lu regresaría rogándole para que volviera estar con ella. Luego, en un arranque de ira, rompería el certificado de divorcio y se lo aventaría a la cara, gritándole que se largue.

CENICIENTO Y EL PRÍNCIPE MESTIZO  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora