CAPÍTULO 40: 'TÍO'

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Ding Xiaowei escuchaba a Rong Hua escondido en su habitación, mientras ella hacía llamadas telefónicas todo el día, pidiendo dinero prestado a sus familiares en su ciudad natal.

Nuevamente Zhou Jinxing tuvo que ir a recoger a Lingling.

De hecho, en secreto, se alegraba de que Lingling no estuviera en casa en estos momentos. Esta familia ahora se había vuelto un desastre y nadie tenía tiempo para cuidarla lo suficiente. Si ella podía ser feliz junto a Zhou Jinxing, Ding Xiaowei también podía sentirse a gusto.

Después de que Rong Hua terminara la llamada telefónica, tenía los ojos rojos, sostuvo la esquina de su ropa en sus manos, sentándose frente a él.

Ding Xiaowei también se enderezó, sabía que Rong Hua definitivamente tenía algo que decirle, y podía adivinar lo que iba a decir.

"Xiaowei ..." Rong Hua lo miró con tristeza.

Ding Xiaowei apagó su cigarrillo, "¿Cómo te fue, cuánto pudiste juntar?"

Rong Hua resopló y dijo: "Probablemente, doscientos mil yuanes".

Todavía estaba a mitad de camino...

Ding Xiaowei no podía hablar ni levantar la cabeza, mientras hablaba casi inaudible: "Te daré 100 mil yuanes y ¿puedes pensar en algo más para completar el resto?"

La nariz de Rong Hua estaba congestionada, "Xiao...wei ..."

Para alguien como Ding Xiaowei, que ganaba un salario miserable, tuvo que vivir a punta de agua, casi sin comer durante tres años. Rong Hua estaba profundamente conmovida por el hecho de que su segundo marido estuviera dispuesto a gastar tanto dinero por un hijo que no era suyo, sin siquiera mencionar que era un préstamo.

Pero aun así esto no era suficiente.

Si no se hubiera visto obligada a tal situación, Rong Hua nunca habría sido tan cara dura al pedirle a Ding Xiaowei que tirara su dinero que tanto le había costado ganar por su propio hijo que no estaba a la altura, pero, después de todo, ese era su hijo. Incluso si ella estuviera tratando de vender hasta lo que no tenía, no podía quedarse de brazos cruzados y ver cómo se arruinaba su futuro de esa manera.

Rong Hua dijo con voz temblorosa: "Xiaowei, sé que no debería exigirte demasiado, pero realmente no puedo evitarlo... Tú, por favor, podrías préstame otros cien mil, ¡yo, definitivamente, te los devolveré más adelante!"

El corazón de Ding Xiaowei también se estremeció, levantó la cabeza, mirando a su esposa con la que había estado durmiendo durante más de medio año, y de repente sintió pena por sus ojos enrojecidos y su expresión frágil.

Para ser una mujer tan amable y pacífica, deseaba poder ayudarla a resolver todos sus problemas y permitirle ganar un pequeño salario en paz, y que solo se mortificara pensando todos los días, en qué iba comer por la noche.

Lamentablemente para Ding Xiaowei era una pena carecer de esa habilidad, al pedirle que tirara doscientos mil yuanes de contado, solo equivaldría a que habría vivido todos estos treinta años en vano, realmente no podría hacerlo.

Bajó la mirada y escuchó su propia voz hueca, "Rong Hua... yo también quisiera ayudarte, de verdad... pero... no puedo darte más, tú... puedes pensar en otra manera".

CENICIENTO Y EL PRÍNCIPE MESTIZO  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora