VI

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La alarma suena y me incorporo dando un respingo. Estaba tan sumida en mis sueños que el sonido del despertador me ha sentado como un jarro de agua fría, así que apago ese sonido infernal algo molesta hasta que me doy cuenta de que he quedado con Mimi.

De pronto se me cambia la cara. No me gusta madrugar para ir a reuniones o hacer cosas aburridas, pero cuando lo hago para desayunar se convierte en mi momento favorito de la semana.

Adoro desayunar fuera de casa. Sentarme en una terraza al sol y tomar un café y unas tostadas con tomate. No me importa hacerlo sola, de hecho tengo como ritual salir a desayunar cada domingo, pero lo disfruto más si alguien me acompaña.

Cuando Mimi me dijo de tomar un café ayer, estuve a punto de decirle que sí, pero realmente ya me había comprometido a ir a ver una exposición de fotografía de un amigo, así que la invité a desayunar hoy.

Me pego una ducha rápida, aunque aún tengo tiempo, pero no quiero entretenerme demasiado.

Salgo de la ducha ante la atenta mirada de Lola, que está tumbada al sol en una esquina de mi cama.

-Buenos días Loleta.- digo acariciando su panza. La gata ronronea un poco mostrando su agrado.

El día se ha presentado frío aunque soleado, así que me pongo un mono negro largo, calcetines grises altos, mis Vans favoritas y una chaqueta vaquera con parches.

Me seco el pelo y me lo ondulo un poco, no sé cuánto me va a durar así teniendo en cuenta la humedad que hay en el ambiente estos días.

Por último me pongo mis aretes, anillos y una pulsera. Cojo mis gafas de sol, el bolso y salgo de casa.

Una vez en la calle saco el móvil, pero Mimi aún no me ha escrito, así que supongo que no ha llegado. Voy caminando hacia la cafetería donde hemos quedado. No está muy lejos de mi casa, a unos diez minutos, así que voy tranquilamente y cuando llego me siento en una mesa en la terraza.

A los dos minutos aparece Mimi. Se baja de un taxi y viene hacia mí.

-Buenos días, rubia, qué arreglada te veo de buena mañana.- dice como saludo.

Yo veo que ella va con un top blanco, un conjunto de chaqueta y pantalón de chándal rojo y unas zapatillas. Deja caer la bolsa de deporte en la silla vacía y se acerca a darme un abrazo, gesto que me pilla por sorpresa.

-¿Qué quieres tomar?- le digo señalando el cartel de pizarra que hay en la pared del bar junto a la puerta.
-Mmmm...- dice pensativa leyendo.- ¿tú qué vas a pedir?
-Café con leche y tostadas con tomate y aceite.
-Pues yo lo mismo.- dice con una sonrisa sacando sus gafas de sol.
-Entro a pedir, ¿vale?- Mimi asiente y yo me levanto.

-Buenos días, Miriam.- me dice la chica de la barra.
-Hola Julia.- conozco a la camarera de hace tiempo ya que siempre voy a ese bar a desayunar. Es una chica morena y muy simpática de Cádiz que está estudiando enfermería.
-¿Cómo estás por aquí un jueves?- dice mientras deja unas tazas limpias sobre la estantería.
-He quedado.- explico. La camarera se gira para mirar por la puerta y ve a Mimi, luego sonríe.
-¿Qué os pongo entonces?
-Dos cafés con leche y tostadas con tomate, por favor.
-Vale, enseguida lo saco.- dice sonriente.

Yo salgo y me siento de nuevo. Pillo a Mimi haciéndose una foto.

-A ver, posa.- dice cambiando de cámara. Yo cruzo las piernas y me pongo las gafas.- Chica, que intensa, luego dices de mí.- se ríe.- Ahora te la paso.- me muestra la foto y me la pasa por WhatsApp.

Julia sale y nos sirve el desayuno, deja también un par de mini napolitanas y la cuenta.

-¿Siempre vienes aquí?- me pregunta cuando Julia se va.
-Sí, todos los domingos. Es que vivo cerca.
-Ah, pues es buena zona el barrio de las letras y pegando ya con el centro.- comenta.- Yo vivo en Lavapiés.
-Te pilla cerca el centro entonces.
-Sí, para ser Madrid... Además, que yo no conduzco así que está bien para ir andando.
-¿Y eso?- me extraño.
-No me saqué el carnet en su momento y ahora le he cogido un poco de pavor, sobretodo a viajar por autopista y eso...
-Así que te llevan a todas partes, vaya chollo.
-Paseando a Miss Daisy me dicen.- ambas reímos.- ¿Tú tienes coche?
-Qué quieres ¿que te haga de chófer?- me burlo.
-Si no me abres la puerta...- se ríe ella.
-Sí tengo, pero lo uso para viajar o ir a algún sitio fuera de Madrid, pero por el centro no, que es imposible aparcar.
-¿Viajas mucho gallega?- dice dando un sorbo a su café.
-Voy a Galicia cuando puedo, y me encanta viajar de vez en cuando aunque sea por el interior.
-Sí, yo intento también ir a algún sitio aunque sea una vez al mes, para desconectar.- muerde su tostada y se acuerda de algo.- ¿Has estado en Comillas?
-Creo que fui de pequeña alguna vez.
-Pues te gustaría, alguna vez he hecho una escapadita de fin de semana allí. Hay una playita en la que no suele haber mucha gente y me gusta ir cuando no tengo muchos días libres para bajarme a Granada. A ti que eres de Galicia, de océano y no de mar calentito, seguro que te gusta.
-Me lo apunto.- digo sonriente.
-¿Y ha Ibiza has ido?- yo niego y ella abre los ojos.- No me lo puedo creer, Miriam. Pues tienes que ir. Este verano te invito al barco de unos amigos.
-Eso también lo apunto, para que no se te olvide.- digo risueña.
-Eso está hecho.- dice tendiéndome su mano por encima de la mesa. Yo la aprieto conforme y dejo escapar una risilla.- Pero no te rías, que es un pacto serio. Si no te llevo te debo una cena.
-Vale, salgo ganando igual.- me encojo de hombros.
-Vaya, mira tú qué lista.

Seguimos hablando animadas durante una hora. Mimi es muy graciosa y tenemos un humor parecido. Estoy muy a gusto con ella, tanto que me da hasta rabia que se tenga que ir.

-Tengo ensayo.- dice dejando su parte de la cuenta sobre la mesa.- ¿Tú vas a trabajar?
-Tengo una reunión en una hora pero me pilla cerca, así que te acompaño un poco.

Junto el dinero y voy a la barra a pagar. Caminamos hacia el estudio donde ensaya con sus bailarinas y coreógrafo.

A mitad de camino mi teléfono suena estrepitosamente por toda la calle, y ella se ríe mientras lo cojo. Vaya canteo.

-¡Hola!- digo animada cogiendo la llamada de mi hermano.
-Hola Mickey, ¿cómo estás?- me pregunta cariñoso.
-Muy bien, he dormido bastante bien.- le respondo en el mismo tono.
-Me alegro, oye ¿cómo tienes el próximo finde? Había pensado en bajar a Madrid con Inés unos días.
-Genial, tengo algo de trabajo pero podemos vernos cuando quieras.- le explico.
-Bueno, pues no te molesto más que seguro que tienes lío. Era solo para avisarte. Nos vemos en una semanas entonces.
-Nos vemos.
-Adiós peque, te quiero.
-Yo también te quiero, adiós.- cuelgo la llamada y miro a Mimi que sigue caminando a mi lado.

-Perdona.
-Ya ves, ¿era tu novio?- pregunta directa. Yo pienso por unos segundos, ¿le importa que tenga pareja? al fin y al cabo nos acabamos de conocer, si ha supuesto que es mi novio está bien, pero es raro que me pregunte, al menos yo no lo haría.
-No, mi hermano mayor.
-Ah.
-No estoy con nadie.
-Bueno es saberlo.- dice para sí, pero yo logró oír su comentario y sonrío.
-¿Tienes hermanos?- digo cambiando de tema.
-Creí que me ibas a preguntar por mi novio.- dice.- Pero tampoco tengo.- ¿por qué tengo que hacer un esfuerzo para contener mi sonrisa?- Hermanos sí, uno mayor, también, y una hermana por parte de padre.
-¿Y os lleváis bien? es que siempre quise una hermana.
-Sí, tampoco nos veíamos mucho de pequeñas porque no viví apenas con mi padre. Pero desde hace unos años ya nos llevamos más, de hecho esta tarde va a venir a ver el programa, así que ya la conocerás.

Andamos un par de minutos más y llegamos a la academia. Nos paramos frente a una gran puerta negra y blanca con un logo gigante en los cristales.

-Aquí es.- dice al pararse.- Te invitaría al ensayo pero tienes cosas que hacer, ¿no?
-Sí, me voy a una reunión.
-Bueno, pues nos vemos esta tarde.- dice acercándose a darme un abrazo.- Por cierto, ¿esta noche vienes a la cena?
-Claro.- sonrío y ella repite mi gesto.

Nos despedimos y me voy.

Bailando con ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora