Capítulo 21

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Ruleta.

A partir del momento en que Xiao Zhan decidió alejarse de Yibo, sus pensamientos a través de reflexiones comenzaron a pasar seguidamente por su cabeza.

Cuando partió rumbo a Corea y se quedó algunos días, asumió que Wang Yibo no lo buscaría. Sabía que respetaría su decisión, sin embargo, aquello lo había dejado con un mal sabor de boca. Aún así, continuó con la idea de alejarse de todo, si Yibo no lo contactaba y aunque lo hiciera, Xiao Zhan no respondería.

Ahora, luego de dos semanas, su destino fue dirigido hacia Italia, todo muy diferente a lo que estaba acostumbrado, pero igualmente decidió quedarse allí. Alquiló un departamento y vivió allí por los días posteriores. Nadie imaginaría que en aquel edificio residía alguien que hace dos meses fue una estrella. Todos los que lo llegaron a ver tan solo una vez asumieron con pena que aquel hombre se había apagado, un extranjero que había perdido todo en su vida.

A veces solo miraba por la ventana de su depertamento hacia el exterior. Había descuidado tanto su apariencia y sus comidas seguían siendo escasas, el invierno llegaba poco a poco y las calles de Milán se iban agolpando de nieve. Y aunque su decisión en un principio era llevar su luto solo, parecía que nada iba de acuerdo con lo que pensaba y cada vez se sentía más solo. Hubo ocasiones en que quiso regresar, ver a Yibo, abrazarlo y que él lo mimara tanto que lloraría hasta quedarse dormido en sus brazos, pero también hubo pensamientos que lo impidieron.

¿Yibo lo perdonaría?
¿Qué sería de él si regresará a China?
¿Como lidiar con su nueva vida en un país dónde alguna vez encabezó todos los rankings?
¿Seguirían amándose a escondidas?

Luego de aquello, el regresar se hacía cada vez una opción lejana. El hecho de que toda su vida haya vivido allí, no tenía que ver con que pasó por años dolorosos y los siguió pasando. Primero su madre, luego su padre y por último su hermano... Realmente le aterraba perder a alguien más. No aguantaría si a Yibo le sucediera algo.

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Un día de invierno, tras sus bajas defensas y ánimo en picada, su cuerpo no creó los suficientes anticuerpos como para vencer una gripe. Fue esperado que tuviera fiebre y escalofríos; trató de hacerse algo para comer pero suspiró cuando no encontró nada que preparar, sólo había un bote de comida instantánea y alimentos inservibles para ese momento.

¿Qué pasó con el Xiao Zhan que tenía su despensa llena?

Sonrió tristemente mientras rodaba los ojos y suspiraba. No le quedaba más que salir en esa fría noche por comida. Su fiebre no bajaba, también se aseguró de ir por medicamentos. Entonces se abrigó y tomó sus llaves para salir del departamento.

Ya en las calles, vio pocas personas  caminando, se imaginaba que era porque el clima estaba aún más helado, pero la verdad él solo sentía excesivo calor. Caminó ligero hasta llegar a una tienda, por suerte encontró lo necesario y agradecido por no tener que ir más lejos ya que su cuerpo parecía querer colapsar de un momento a otro; se encaminó a una farmacia. La farmacia se ubicaba a unas dos cuadras de dónde se encontraba. Sus pasos ya no eran rápidos y certeros pero tenía que seguir. ¿Qué haría en un país dónde no conocía a nadie si llegaba a colapsar?

Negó con miedo, tenía que soportar, faltaba poco.

Cuando llegó a la farmacia se sintió aliviado, aún si el sudor decoraba su frente y su rostro estaba en un rojo brillante. Al cabo de unos segundos acabó comprando lo necesario y saliendo de allí con una prisa que llegaba a los pasos de un niño. Entonces se sintió perdido, sus sentidos comenzaron a fallarle totalmente, faltaba unas tres cuadras para llegar a su departamento y sin embargo, lastimosamente tuvo que admitir que sería imposible. Comenzó a imaginar que de repente colapsaría y alguien lo ayudaría y despertaría en un hospital, pero, ¿y si eso no sucedía?

Pronto sus ojos se llenaron de lágrimas, ¿y si nadie lo ayudaba?

Miró hacia arriba, la nieve comenzaba a caer de nuevo. Sus piernas fallaron y el equilibrio se fue perdiendo mientras pensaba que realmente todo estaba mal y que nadie lo ayudaría.

Su último pensamiento antes de desplomarse en el suelo fue:

"Yibo".

Y cuando oyó su voz quiso pensar que no fue una alucinación.

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Wang Yibo había aterrizado en Italia, se sentía entusiasmado al llegar allí. Aún si no sabía que le esperaba, continuó con su idea de buscarlo.

Fue a los lugares que en un principio iban a ser visitados por los dos, tomó muchas fotos con la esperanza de algún día mostrárselas a su gran amor. Recorrió gran parte de la ciudad y cada vez que el día llegaba a su fin y la noche envolvía Milán, su corazón dolía. Era el cuarto día pero no quería llegar a la resignación, aún faltaban 3 días antes de retornar a China. Sin embargo, aunque la esperanza es lo último que muere, parecía que ya estaba llegando al final.

Afortunadamente, había llegado antes de que los vuelos fueran cancelados, de hecho, al cuarto día de su estadía, los vuelos fueron pospuestos por la helada que atravesó el país. Había llegado antes de que aquello sucediera, no sé imaginaría qué otra cosa más interesante que buscar a su amado como una aguja en un pajar haría en vez.

El día quinto también llega a su fin y el frío no ayuda en su búsqueda. Se siente frustrado de nuevo, pero una terquedad que no le pertenece lo lleva a vestirse y abrigarse en la noche, para salir aún con el mal clima, siendo las siete en ese momento. Ya estaba acostumbrado, Beijing nevando era igual de frío.

En medio de su caminar se detuvo a pensar si era estúpido buscar en la noche más si en el día no había ni rastros. También, ¿dónde lo buscaría?

Se dio un golpe mental y pateó la nieve antes de dar media vuelta y encaminarse al hotel de nuevo. Pero en medio de su caminata, su corazón se detuvo al ver nada más y nada menos que a la persona que estaba buscando y anhelando todo ese tiempo. Abrió los ojos sorprendido y ansioso, lo vio entrar a una farmacia que estaba ubicada a unos trece pasos en diagonal de donde estaba. Pensó entrar y asegurarse pero prefirió quedarse estático y esperar a que salga, tal vez solo era su imaginación.

Más cuando salió volvió a jadear del asombro y sin meditarlo comenzó a caminar hacia él. Solo veía su espalda pero no quería acercársele de repente así como así. Sintió un poco de miedo de cómo reaccionaría y por un momento quiso huir, pero todo eso fue reemplazado cuando lo vio caer frente a sus ojos, totalmente inconsciente.

La estrella más brillante del cielo nocturno (YiZhan) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora