Capítulo 24

168 26 2
                                    

Distancia.

—No. —espetó seguro Yibo. —No voy a dejarte.

—Yibo, ¿acaso no vez que sólo sufrimos? Yo no quiero que te duela, déjame aquí, lo superaré. No tienes que preocuparte por mí.

—Me duele, sí, lo admito y todo es porque te amo y no puedes impedirlo.

—No quieres respetar mi decisión. —entrecerró los ojos y respiró profundamente.

—No puedo dejarte sabiendo que puedes colapsar en cualquier lugar.

Zhan lo miró con reproche antes de hablar. —Fue un descuido mío, no volverá a suceder.

—¡Si como no! —alzó su voz. —Mírate, no te preocupas por ti, y si no lo haces, yo lo haré.

—¡No te vengas de sobreprotector! Soy mayor que tú y he vivido más que tú, no me trates como un bebé.

—¡¿Ahora soy un maldito niño que no sabe de la vida?! —esa frustración que tanto había acumulado comenzaba a salir. —Perfecto, pero yo no huyo como un cobarde.

—¡Wang Yibo!

—¡Xiao Zhan!

Los dos se miraron, sus ojos estaban rojos y húmedos, sus respiraciones no eran normales. Entonces cayeron en cuenta que los dos se habían ofendido mutuamente.

—Lo siento. —pronunciaron los dos al mismo tiempo. Cruzaron miradas arrepentidos. Pronto, Xiao Zhan se apresuró a llegar hacia Yibo y luego solo sabían que estar en los brazos del otro es la dicha más grande que tienen. Aquellos labios que tanto anhelaban por fin se complementaban en una danza pasional, necesitada y comprimida por sus sentimientos.

—Yi-Yibo... —susurró Zhan aún con sus labios rosando los de Yibo, mirándolo a los ojos.

Ambos se preguntaban porqué todo había salido de esa manera. Zhan sabía que era débil ante la persona enfrente y Yibo sabía que sus sentimientos nunca eran secretos cuando estaba junto a él.

—Zhan, en este momento sólo quiero sentirte, porque las palabras no tienen un punto de comparación con las acciones. —bajó su boca al cuello del otro y lo besó regocijándose del leve temblor de Zhan al hacerlo. —No me impidas amarte, me duele estar lejos de ti... —volvió a besar su boca, siendo correspondido al instante por Zhan que succionó con ganas el labio inferior de Yibo.

—Bo-di... —lo miró antes de tomarlo de su rostro y besarlo, repartiendo caricias con sus labios en toda la cara de este. El otro se dejaba hacer, disfrutando de ese lado cálido y acogedor que tenía Xiao Zhan. Este último, siguió mordiendo ligeramente el lóbulo de su oreja para luego colocar su boca cerca de él para que pudiera escucharlo. —Si no te detienes, no podré dejarte ir. Atente a las consecuencias. —pronunció en un suave y sensual susurro.

—Como si tu pusieras resistencia. —tomó con su mano la cadera de Zhan y la apretó en su agarre continuando luego con su otra mano, el pecho y espalda. —Zhan, voy a hacerte mío en este momento. —susurró en el oído del contrario para luego mirarlo a los ojos. —Y luego te pediré algo.

—¿Qué piensas pedirme? —preguntó y un jadeo se hizo presente cuando la mano de Yibo apretó una de sus nalgas.

—No te adelantes, bebé. Primero, me aseguraré que gimas mi nombre. —declaró con una sonrisa para seguidamente empujar a Zhan en la cama y ponerse sobre él.

Entonces tocó a Zhan y tal cómo lo esperaba, su nombre fue pronunciado en un gemido erótico sin impedimentos.

Zhan soltó una sonrisa ladina después de un suspiro. —No te preocupes por eso. Continúa Bo-ge...
.
.
.

Se encontraban abrazados con tan sólo las sábanas cubriendo sus cuerpos, en un silencio reconfortante y tranquilizador. La cabeza de Yibo reposaba en el pecho de Zhan y Zhan tarareaba un canción mientras que de manera lenta, le revolvía los cabellos.

—Zhan.

—¿Mmn?

—¿Quieres casarte conmigo?

Los dos aun seguían en las mismas posiciones, lo único que ahora cambiaba era el hecho de que Zhan había dejado de acariciar la cabeza de Yibo.

Así se mantuvieron, sin decir una palabra, y Wang Yibo ya esperaba el silencio del otro. Lo que no esperaba es sentir un estremecimiento en el cuerpo de Zhan y claro, eso era un reprimido sollozo.

—¿No es una broma verdad, Wang Yibo? - preguntó con su voz amortiguada, el menor sonrió con ternura por eso.

—¿Bromearía con esto?

—¡Ay, Bo-di! —se quejó Zhan y le dio un golpe en la cabeza y comenzó a moverse de tal manera que Yibo se quita de su pecho.

—¿Eso es un sí o no? —lo miró apoyando su cabeza en su mano, todavía recostado pero al lado de Xiao.

—No lo sé... —sonrió Zhan alzando sus hombros. —Es el sueño de muchas y yo soy el privilegiado... Wao, realmente se siente bien.

—¿Qué dices? Acabo de proponerle matrimonio al rey de China, supongo que ambos somos muy afortunados.

—Lo somos. —asintió y luego estiró su mano hacia Yibo. —¿Mi anillo de compromiso?

Wang Yibo no pudo evitar esbozar una sonrisa antes de tomar la mano del otro y entrelazar la con la suya. —Gracias. —sonrió al mismo tiempo que sus ojos se cristalizaban.

—No hay necesidad de aquello Bo-di. —el agarre entre sus manos se fortaleció. —Porque en esta vida o en otra, siempre aceptaré pasar todos los días de mi vida a tu lado.

Aún descansando, los dos no se habían dado cuenta de que los minutos se volvieron horas y que aunque no salieron del departamento de Zhan y que se encontraban en la mismísima Italia, lo único que importaba es estar juntos.

Tras un tiempo acostados, decidieron asearse de nuevo. La asistente de Wang Yibo había informado que pronto estaría allí con sus pertenencias, por lo que cuando ya estaban lo bastante presentables decidieron desayunar y esperarla. Había muchas cosas que Yibo quería preguntarle a Zhan, principalmente el hecho de que se haya aventado a lo desconocido, vivir en un país tan diferente, solo y con una estabilidad emocional en los suelos.

—Fue extraño y difícil, aún lo es. —declaró Zhan comiendo un poco de fruta. —Afortunadamente, encontré a personas que me ayudaron, la señora Li, mi vecina, fue de gran ayuda. Es de Beijing y vive con su hijo aquí; su esposo es Italiano. La conocí en el avión, dijo que venía de visitar a unos familiares. —hizo una pausa mientras tomaba un poco de agua. —Como ves, este departamento no es tan amplio pero está bien, con A-Cheng solía vivir en un departamento extremadamente pequeño. Está bien aquí, suelo salir de vez en cuando con la señora Li a comprar las cosas, me ha indicado tiendas de confianza y he encontrado más compatriotas. —Yibo lo escuchaba atentamente, ante esto Zhan sonrió y luego dio un ligero suspiro mientras con la cuchara meneaba su café. —Lo difícil es que no hay mi pequeño a mi lado... y tampoco tú. —dejó de mover la mano y su mirada se enfocó en la persona de enfrente que no había dicho nada aún. —Aunque bueno, ¡estás aquí!, fue una gran sorpresa, estoy feliz por ello.

La estrella más brillante del cielo nocturno (YiZhan) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora