Capítulo 32

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El final.

Wang Yibo le habló acerca de todo lo que había pasado y como los demás habían aceptado su decisión. Luego un lapso de tiempo bastante largo, parecía que recién ambos estaban comenzando a asimilar lo que vendría. Estarían juntos de ahora en adelante, no despedidas y esperas.

El menor se instaló en el departamento de Zhan, aunque el lugar era pequeño, estaba bien como un comienzo. Pensó en seguir un curso de italiano tal y como Zhan había dicho que estaba siguiéndolo desde hace unos pocos meses y luego se pondría una academia de baile.

Tanto Zhan como Yibo comenzaron a hacer planes para el futuro, conversaron de sus nuevos objetivos juntos y de sus sueños. Todo parecía algo irreal porque no imaginaban que estarían así cuando comenzaron su relación, pero no se arrepentían de haberse enamorado y de seguir juntos, tal parecía que el destino así lo quería, igual que ellos.

En la noche de ese día, Yibo durmió abrazado a Zhan, sabiendo que a la mañana siguiente no tendría que volver a ningún lugar.

Sus días juntos comenzaron a correr, con Yibo ayudando en la pastelería, saliendo a citas, creando nuevos recuerdos juntos.

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Un día mientras Yibo hacía la limpieza y Zhan cocinaba, el menor encontró un pequeña urna en uno de los cajones de un mueble y apenas lo vio supo qué había allí adentro porque a su lado esta una foto del hermano de Xiao Zhan.

Al parecer Zhan se había acercado sigilosamente a su lado y cuando vio que Yibo habría ese cajón, no dudó en intervenir.

—La he llevado siempre conmigo... quise enterrarla en un bonito lugar, lo iba a hacer cuando estuviera preparado.

—¿Aún no lo estás?

Xiao Zhan bajo la mirada y meditó por unos segundos, luego asintió. —Lo estoy, ahora lo estoy.

—¿Puedo acompañarte cuando lo hagas?

—Mnm.

Yibo sonrió, Zhan estaba avanzando y estaba orgulloso de ello.

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Pasaron unos meses, para fortuna de ambos fueron prósperos. Sus objetivos empezaban a cumplirse y ahora solamente faltaba el primordial.

Asistieron los padres de Yibo y algunos amigos. La celebración fue privada y pequeña. Zhan vestido en traje negro y Yibo en traje blanco, destacando la belleza de ambos en aquellos colores. La unión YiZhan, como la había denominado Luigi, comenzó sin contratiempos, firmaron aquel papel aún con los nervios recorriéndolos y luego de terminar el último trazo, dieron sus votos y justo con ellos, sus anillos, su vida, su amor.

—Te amo. —fue lo último que dijeron al unísono para que el matrimonio WangXiao se inaugurara. Ahora con sus vidas unidas para siempre.

Se dieron un beso en medio de los aplausos, recibieron muchos regalos de fans que aún los querían, todo fue como tuvo que ser.

Finalmente estaban casados.

Tras la celebración, se dieron unos días libres para su luna de miel, en ella disfrutaron al máximo y su felicidad era notada por las personas de alrededor.

—Mi hombre de nieve está mucho más lindo.  —dijo Xiao Zhan, palpando la cabeza del hombre.

—Claro que no, el mío está mejor.

—¿Ah, sí? —frunció el entrecejo. —¿Es porque el mío está más pequeño que el tuyo?

—No. —sonrió Yibo. —Es porque mi muñeco de nieve eres tú. —dicho esto puso un pequeña piedrita a un lado de lo que representaba la boca del muñeco. —¿Ves?

Xiao Zhan rió alegremente sintiéndose avergonzado por un momento. Bajó la mirada aún con una sonrisa mientras trataba de que el calor de sus mejillas bajara.

—Wang Yibo tú realmente er-

No pudo terminar lo que quería decir, una bola de nieve había aterrizado en su cara. Por la impresión se había quedado estático, pero luego al oír la risa de Yibo dispararse en todo su esplendor, entrecerró los ojos en busca de venganza.

—¡Siempre quise hacer esto! —declaró Yibo entre risas.

—¿Pegarme en la cara?

—Jugar con nieve, contigo, solo los dos. —comenzó a hacer otra bola con sus manos y suspiró felizmente. —Me imaginaba como ser-

Una bola lanzada por Zhan fue directo a su cara de igual manera.

—Calla y ataca. —el coqueteo en esas palabras era evidente.

—No tendré piedad, aunque seas mi esposo. —sonrió de lado al mismo tiempo que lanzaba un guiño a su querido.

Cada uno se escondió detrás de sus hombres de nieve y comenzaron a hacer las pelotitas. Cuando ya tuvieron suficientes, empezaron a lanzarse entre sí acabando por arruinar sus muñecos de nieve, quedándose sin base y sin protección antibalas y terminando los dos con nieve por toda su ropa y rostro.

Se rieron más por todo el desastre y aún con sus muñecos fundidos, siguieron lanzándose más nieve hasta que acabaron con sus municiones, al ver esto Xiao Zhan corrió tras Yibo tratando de atraparlo y hacerle caer. Luego, los papeles se intercambiaron y era Yibo quien perseguía a Zhan, logrando alcanzarlo y cayendo los dos en el proceso.

—¡Bo-ge! Lo lamento, me rindo, me rindo. —Xiao Zhan se removía debajo de Yibo, todavía riendo, mientras que el otro le hacía cosquillas y esperijeaba nieve en su cara.

Luego de un momento a otro, así abrazados como estaban, se dedicaron a rodar juntos por todo el lugar, aún sin importarles que estarían empapados más tarde. Al parar de rodar, se miraron por un momento, sus pupilas estaban dilatadas así como una gran sonrisa estaba adornando sus rostros, continuaron mirándose hasta que como si de un imán se tratara, unieron sus labios en un pequeño beso. Con Yibo debajo de Zhan, aprisionando la cintura del mayor con sus con sus manos, se besaban con tanto cariño.

Al separarse empezaron a quitarse con sus manos la nieve que aún estaba en sus caras.

—Hay un poco en tu mejilla. —dijo el menor para luego impulsarse hacia delante, atrapando en sus labios el trozo de nieve. Zhan se sonrojó pero se decidió a hacer lo mismo con Yibo.

A los pocos minutos de estar con sus juegos, decidieron volver a donde se estaban hospedando, ya que la necesidad de un momento juntos estaba apareciendo.

Su luna de miel fue hermosa.

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Pasaron algunos meses desde que se casaron. Decidieron comprar un departamento más grande, Yibo obtuvo su moto y las clases de baile que impartía parecían ser populares. El negocio de Zhan creció, pudo comprarse un auto pequeño más adelante.

Yibo nunca se arrepintió de su nueva vida, estar con Zhan fue lo mejor que le pudo suceder. Aún cuando hubo problemas, supo que gracias a su persistencia y sus ganas de luchar ahora tiene a su amado esposo a su lado, alguien que sostendrá su mano y que lo acompañará todos los días de su vida.

Así fue como a pesar de las circunstancias y los momentos difíciles pudieron salir adelante. Zhan siempre mantuvo su corazón puro, encontró un nuevo significado de la vida, logró salir de las dificultades porque a pesar de haber perdido tanto, aquella estrella, la más brillante del cielo nocturno estaba ahí acompañándolo todos los días de su vida, junto con Yibo, su gran amor, esposo y alma gemela.

—Todavía parece un sueño. —suspiró Yibo, pegando su cabeza al hombro de su compañero de vida.

—¿Qué cosa?

—Estar contigo, aquí. —estaban sentados en el pasto, mirando la puesta de sol, viendo como los colores anaranjados se volvían azules al pasar los segundos.

—Mmn, es como un sueño. —apoyó el mayor, recargando también su cabeza junto a la cabeza de Yibo.

Cuando el sol se escondió completamente, cerraron los ojos y entrelazaron sus manos, permitiendo que una sonrisa se formara en sus labios mientras disfrutaban de una suave brisa que los acarició por un momento.

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Fin.

La estrella más brillante del cielo nocturno (YiZhan) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora