𝕃𝕒 ℙ𝕖𝕢𝕦𝕖𝕟̃𝕒 ℍ𝕦𝕞𝕒𝕟𝕒 𝕖𝕟 𝕖𝕝 𝕊𝕧𝕒𝕣𝕘𝕒

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En los campos del Svarga, se encontraban dos devas desconocidos para la mayoría: Shiva y Rudra, el Deva de la destrucción y el Deva de la tormenta, respectivamente.

La sombra del árbol en el que Shiva estaba apoyado, sombreaba a la perfección su rostro y cuerpo, además la brisa fresca; le proporcionaba una extrema relajación, apaciguando así el calor que había en ese momento.

El tigre que le acompañaba despierta adormilado, moviendo sus orejas, sus grandes ojos amarillos con pupilas negras, se retraen dando a entender que el tigre estaba en estado de alerta, el felino se pone de pie y abandona el lugar corriendo, en una dirección desconocida.

El ruido provocado por Rudra y por el tigre, le hacen despertar de su tranquila siesta.

Sus ojos, comienzan a vidriarse debido al gran bostezo de parte del destructor.

—siempre estás entrenando, día tras día, ¿no te aburres?—pregunta con un tono adormilado.

—aunque solo sea un poco quiero volverme más fuerte— contesta con un tono cansado su mejor amigo

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—aunque solo sea un poco quiero volverme más fuerte— contesta con un tono cansado su mejor amigo.

—deberías dejarte llevar alguna que otra vez— Shiva se levanta de un salto y comienza a mover sus manos y piernas, como en una especie de baile

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—deberías dejarte llevar alguna que otra vez— Shiva se levanta de un salto y comienza a mover sus manos y piernas, como en una especie de baile.

Shiva mira como la vaca que lo acompañaba, se une a su ritmo, al igual que la cobra.

—Santo cielo... Solo un poco, ¿bueno?— Rudra imita los movimientos de Shiva y comienzan una danzar a gran velocidad.

A pesar de que ambos eran polos opuestos,  se llevaban increíblemente bien, complementándose de maravilla.

Su momento de ocio se vio interrumpido, debido a que otros dioses llegaron a pedirle ayuda.

—los hermanos asesinos, han llegado al pueblo, necesitamos su ayuda, por favor.— piden de forma desesperada, los dioses que recién habían llegado.

—¿eh?— la cara de Shiva detona aburrimiento al igual que su tono de voz.

—iremos enseguida— acepta su amigo Rudra tomándolo totalmente por sorpresa.

Mi Bailarina De OroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora