El mejor detective del mundo se encuentra con un ser de otro planeta. Y no lo tomes tan literal querido lector, no es un ser de Marte, solo hablamos de una problemática sin remedio.
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Dentro de un restaurante de comida instantánea en los Ángeles, se encontraba un chico de cabellos blancos con una dama rubia muy guapa, esta podría ser su madre, pero no era el caso. El joven comía una banderilla de queso y la mujer unas papas con bastante salsa de tomate, conversaban tranquilamente sobre un caso a resolver cuando de repente se escucho el portazo de la entrada principal.
_! TODOS! ¡MANOS ARRIBA....! – dijo un hombre con arma en mano.
_ Atrás Near... – susurro su acompañante al de melena albar.
Sin aviso, el asaltante lanzo una granada de humo cegando a todos en su totalidad, se creó una gran pila de gente huyendo y gritando por su vida. Pareciera un grupo de ovejas que eran perseguidas por un lobo muy grande. La multitud estaba frenética por el miedo y el caos aumentaba con los segundos.
Sin querer, la misma muchedumbre arrojo al peliblanco a la parte trasera. Sintió como alguien o algo lo jalaba de la camisa y subía a una moto sin su consentimiento. Su figura era un poco más alta que la suya, su vestimenta era como los comics de acción, protegía perfectamente su identidad.
Se escucho un gran estruendo. Una explosión que humeaba descontroladamente a unos metros, justo donde se encontraba el anterior establecimiento de comida.
_ !Sujétate!
_ ¡¿Quién eres?!
_ ¡Solo sujétate!
Presiono fuerte la cintura del susodicho que demandaba a gritos y regaños. Olía a jabón barato y carne de hamburguesa. Sintió asco al instante.
_ Está bien...
(...)
Después de mucho recorrido y unos cuantos insultos, pararon, puede que un callejón o un espacio sin motivo aparente. Desmontaron la motocicleta negra y sin quitarse el casco, Near tomo asiento en el suelo lleno de polvo y basura. Las personas deambulaban de un lado para otro ocupadas por sus trabajos o deberes en casa, una rutina muy común de la ciudad. El incognito quedo de pie recargado en su preciado transporte, contemplando al cielo gris y los muchos cables de telefonía en los edificios.
_Muy bien, entonces ¿Quién eres tú? – menciono Near.
_Ah ! – se sobresalto, estaba en la lela – Joe ¿Y tú? –pregunto de forma amable.
_ ¿No te quitarás el casco? – soltó con molestia en sus palabras.
_ Oh! lo siento, enserio lo siento – retiro la protección superior mostrando su rostro – ¿Mejor? Ahora dime tu nombre.
_¿Eh? el mundo sí que es raro – se quedo observando por unos segundos.
_ ¿Qué? ¿Qué pasa?
_ Eres tan plana que pensé que eras un chico – dijo con una sonrisa burlona – por cierto, llámame Near.
_¡No estoy plana amigo! – respondió eufórica, rodo los ojos y le mostro el dedo medio – pero... ¿Qué más da? Ya lo sabía !Vamos!
_ ¿A donde?
Tomándolo del brazo fueron casi corriendo a lo que parecía una plaza comercial. Se estaba llevando a cabo un torneo de ajedrez. Había en su mayoría hombres eruditos de la tercera edad, algunos cuarentones que mataban el tiempo pues sus esposas estaban de compras, uno que otro prodigio, y muy pocas chicas interesadas – espera un momento – un hombre se acerco a la chica intentándola forzar a jugar, frunció el seño con desagrado, no tenía ganas de sentarse y dejar aun mas adolorido su trasero. Ya tenía suficiente con estar hora y media sobre el asiento delantero y para terminar de fastidiar tener que salvar a un inútil de un atentado.
El joven de melena blanca tomo lugar en una de las mesas comenzando partida con un chico de cabello negro y ojos azules, la gente se comenzó a reunir a su alrededor con curiosidad, miraban atentos la batalla de blancos contra negros. El pelinegro era un afamado prodigio, tenia el numero 90 del ranking en la ciudad.
Era impresionante como un aficionado menor le estaba dando problemas al ojiazul. La frustración llego a un punto donde las apuestas eran obvias, porque si, estaban apostando. Todo era miel sobre espinas hasta que se escuchó un Jaque Mate, no lo podían creer, un desconocido había ganado a uno de los mejores de la localidad.
_ Acaso ¿Ese no es tu amigo? – dijo sorprendido el sujeto que anteriormente la intento forzar a jugar .
_ Oh si. Ya veo, esa rata blanca es buena – ladeo los labios en modo de superioridad – jugaré.
Las partidas se tornaron muy interesantes, Near ganaba cada ronda con apenas algunos movimientos. Por otro lado Joe le seguía el paso pero con mayores esfuerzos. Como si espejos gemelos fueran. Distintos pensamientos y modos de estrategia a la par.
Cuando por fin ambos llegaron a la ronda conclusión, había cerca de veinticinco personas observando, se notaba una gran concentración al extraño que llego a irrumpir en la plaza, y del lado contrario una risilla burlona por parte de su contrincante, aunque le estuviera llevando la mierda por dentro. Los ancianos quedaban asombrados ante la juventud, ellos no eran personas comunes, de alguna u otra forma eran especiales.
_Jaque mate – mencionó con los ojos penetrantes y las comisuras estiradas.
_ ¿Qué? ¿Cómo? – dijo levantándose, miro por todo el tablero buscando alguna inconsistencia, pero, no había trampa – Ash! está bien. Solo porque estoy de muy buen humor hoy te la paso, ¿ok? – rio una vez más la chica acercando su rostro y mirándolo fijamente. Jalo sus cachetes gordos y pálidos – ahora si, ¿Nos vamos?
Caminaron de forma rápida a la parte más alta del lugar, el aire era fresco y el sol no quemaba, perfecto para dormir a la intemperie. Poso sus codos en la barandilla y sacando de una bolsa un par de hamburguesas le ofreció una, el albino la acepto, después de lo ocurrido realmente tenía hambre.
_Deberías abstenerte de jugar sucio – le dijo sin mirarla – eres una embustera.
_Yo no eh jugado sucio – contesto dando un gran mordisco a su hamburguesa llena de calorías – en ningún momento hice trampa alguna.
_No es necesario hacer trampa para jugar de esa forma ¿sabes? – tomo un mechón de su cabello – Me di cuenta cuando nos enfrentamos, pero para tu desgracia demasiado rápido, manipulas a la gente para hacer lo que tu desees en la partida, en pocas palabras la engañas a través de las facciones, aunque debo admitir que casi lo logras.
_Ah claro, por supuesto, si, como tu digas – levanto las cejas con desdén – ten – le dio una tarjeta – es mi número, si algún día estas aburrido o en un apuro no dudes en llamar – estiro los brazos haciendo presión en los músculos de su cuerpo – este lugar es precioso, una basura de azotea, pero precioso. ¿Dónde te llevó? Creo venías con una rubia muy guapa, y parece que te está buscando.
_Un teléfono público – dijo sin expresión alguna.
Salieron del edificio para hacer la llamada, por mas que insistió no quiso usar el móvil de su salvadora. Un cuarto de hora después llego un lujoso auto, el chico subió, ni siquiera le dijo un "adiós" al partir. Era un grosero, pero eso le daba igual a la protagonista, solo fijo en algo.
_Así que es de dinero....GENIAL.
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