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₳ Ð ₦ ⁷: Padre Yashira Ftap

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₳ Ð ₦ ⁷: Padre Yashira Ftap.


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El coche estaba sobrevolando la ciudad cuando el Dctr. Ftap se giró sobre su silla flotante y les sonrió a sus nuevos hijos.

—Soy el Dctr. Yashira Ftap, pueden llamarme Yashira o papá, como gusten. —Fue cordial, e incluso le pasó una botella de agua a Anasi. —Trabajo en la investigación de Recuperación genética de la mujer. —Los hermanos se miraron entre ellos, entonces el Dctr. los miró levemente apenado. —Sé que Alec no es un hombre.

Alec apretó la mano de Alesio aterrada. Anasi le da apoyo a su hermana tomando su otra mano mientras Anima se ponía alerta.

—No se pongan nerviosos, la intención de mi jefe no es la de hacerles daño. Quiere que las mujeres renazcan de nuevo en la sociedad. —Explica el secretario con la nariz mentida entre las hojas de información. —Quiere recabar información, aunque ya lleva bastante buscando tener hijos.

—No hables cuando no te lo pida, por favor. —Pidió el más bajito allí algo avergonzado. —Aun así, lo que dice mi ayudante es cierto. Decidí adoptarlos porque si lo hacía otra persona no estaríais en las manos correctas y podríais pasar peligro. —Se llevó una mano al pecho. —Yo me encargaré de mimarlos a los cuatro como si fueran bebés grandes, he estado solo mucho tiempo. —Suspiró. —Piénsenlo, por favor.

Se miraron entre ellos, únicamente tenían una misión que cumplir así que decidieron silenciosamente hacer caso cuando se asintieron secretamente entre ellos. Les convenía y solamente le pedirían ese favor a su nuevo padre... justo después de haber escapado por la noche.

Aparcaron en la azotea del gran edificio de forma ovalada que vieron la noche que fueron encontrados. Las vistas eran hermosamente vertiginosas o así lo sintieron los cuatro cuando se dieron cuenta de que no había rejilla protectora y la superficie sobre la que estaban parados era ovalada, si caían podían resbalar por la superficie arqueada del suelo con facilidad y morir fatalmente.

—No se van a caer, los imanes no lo permitirán. —El Dctr. Ftap leyó sus rostros y los guio hasta el ascensor exterior con forma de huevo también. —¡Estoy deseando que vean sus habitaciones! ¿Les gusta dormir juntos? Cuando podamos las decoramos con todo lo que les guste.

—Gracias, señor. —Entredice Alec algo apurado.

El transportador ovalado flotó cerca del edificio atraído por los imanes. El edificio dibujó una línea espiral que este siguió hasta que una de las ventanas, o mejor dicho puertas exteriores, se abrió retirando el panel de la pared y posteriormente una cortina azulada que resultó ser una cascada de agua iluminada en ese color.

Yashira aplaudió emocionado entrando a su hogar mientras se deleitaba con los rostros de sorpresa de "sus hijos". Saltó varias veces en su lugar como si se tratase de un niño pequeño y con sus limitados brazos abarco todo el piso lanzando un aullido emocionado.

El Hombre ExtrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora