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₳ Ð ₦ ⁶: Lo que no tenemos y lo que sí tenemos

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₳ Ð ₦ ⁶: Lo que no tenemos y lo que sí tenemos.


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—La policía lleva más de una semana en busca del fugitivo en la ciudad. —Se quejó aquel hombre bajito frente al oficial general de policía. —¡Empiecen la búsqueda en las ciudades cercanas! —Exige mientras su asistente se mantenía silencioso detrás de él.

—No podemos hacer eso aún, falta un solo lugar en el que pueden estar. —El policía detrás de él tragó duro recordando como había llegado al orfanato y no había podido ver al joven. —El orfanatorio.

—Tiene sentido. —El hombre bajito se llevó una mano a los labios. —Contáctelos de mi parte, es urgente.

Papa Arlon se estaba vistiendo después de haber estado un rato en el preparador junto a los chicos. Como siempre había terminado de darse una ducha y vestirse cómodo para después subir hasta su cuarto y ponerse algo más presentable. Arregla sus pantalones con cansancio, había estado con los chicos toda la vida, pero sus huesos ya casi no daban para más. Estaba seguro de que si no fuese por las horas de gimnasio y su vida activa, ahora mismo no podría casi andar.

Se dirigió hacía los óvulos, pequeñas camitas que no eran lo suficientemente grandes para ser llamadas huevos. Los bebés estaban allí y el robot de lactancia se estaba encargando a la perfección de ellos.

—¿Cómo están, HB0T? —El robot dirige sus ojos vacíos hacia el hombre. —¿Se portan bien?

—"Todo en orden, señor". —El robot siempre le había recordado a un dron, de aquí para allá flotando. —"Todos están alimentados."

Miró alrededor, había uno en especial que le sonreía de pie sobre su óvulo, apoyando las manitas en el cristal protector. Tenía las mejillas sonrojadas y los ojos azul claro.

—Hola, pequeño. —Se acerca a él, solo tenía un par de pequeños dientes dentro de la boca. —¿Qué haces despierto? —Lo alza, la ropita verde oscura no le favorece nada.

El bebé enseguida dirige sus manos en dirección a su cabello y él se resigna cuando tira de su cabello y acaricia sus mejillas torpemente. Los niños nunca le aburrirían, eso era un hecho.

—¿Podrías avisar a los chicos de esta semana para que los cuiden?

HB0T se prende de color azul como muestra de que está enviando dichos mensajes. Deja al pequeño sobre su cuna y besa su frente antes de comenzar a marcharse para ocuparse del funcionamiento del orfanato. La criatura enseguida se echa a llorar y el hombre suspira saliendo por la puerta con un sabor amargo en el pecho.

Le llega un mensaje al ordenador y lo enciende. La manga de su ropa muestra una fotografía que reconoce enseguida, Alec. ¿Por qué uno de sus niños está siendo buscado?

El Hombre ExtrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora