₳ Ð ₦ ¹⁰

21 3 0
                                    

La canción es una version larga de la original. Bloody Samaritan es de la cantante Ayra Starr, en cambio este cover del coro Loud Urban Choir es muy relajante, recomiendo acompañarla con la lectura. (Esta es la version extendida del cover)

Ð ¹⁰: Buenos y malos.

₹ ₹ Ð Ø ₹

Alice se había quedado absorta observando las ranas que se camuflaban alrededor del lago de la primera planta de La Academia desde que entraron hace una hora. Las libélulas son grandes, pero ya las había observado suficiente, ahora es turno de las ranas que saltan libres sin miedo a las personas de alrededor. Sonríe antes de darse a la tarea de tratar de tomar una entre sus manos, cosa que se le hace muy fácil.

Mientras tanto, Anaís la observa con el ceño fruncido, sentada desde una de las mesas, comiendo el sándwich que le pareció más normal de la máquina expendedora. Llevaba jamón y queso, lechuga, tomate y pepinillos, y estaba delicioso. Anima la observa comer con una ceja enarcada, pues aún parece enfadada.

—¿Por qué carajos tuvo que abrir la boca? —Y aquello fue suficiente confirmación para su hermano. —Quiero decir —muerde su sandwich, —nos esforzamos por mantenerlo en secreto y ella va y lo suelta así, sin más! —Mastica enfurruñada.

—Sí, pero chillarle de esa forma por una situación en la que la pobre no tenía control no fue justo. —Le reprende Alice.

—No le grité tan fuerte.

—Hiciste que llorase durante 40 minutos sin descanso. —Le recuerda Anima.

Anaís comenzó a sentirse presionada ante sus miradas, y entonces explota.

—¿Y que si la hice llorar? ¡No es culpa mía! ¿Qué hacía ella en el vestuario de esos cuatro? Yo no tengo la culpa de lo que le pasó.

—Un chico la vio desnuda sin su consentimiento, Anaís. —Le recuerda Alice indignada, dejando la ranita sobre la mesa.

—No es culpa mía. —Insiste cruzándose de brazos y mirando a otro lado.

—Nadie te está culpando, aprende a admitir que te portaste mal con ella. No tienes derecho a recriminarle algo así, no es perfecta al igual que tú no lo eres, pero al menos se esfuerza en mejorar. Tú te quedas en el mismo sitio y no te gusta que te corrijan. —Anaís abre la boca, Anima la interrumpe. —No puedes esperar que cuando nos señales nuestros errores, muchos iguales a los tuyos, no se sienta cómo hipocresía. Tú piénsalo.

—Ella vino a nosotros porque se sentía mal al respecto. Un chico la ve desnuda, para bien o para mal es incómodo, y se sintió muy expuesta. Intenta ignorar que pasó un mal rato con cuatro chicos en el vestidor, aunque por fortuna todo acabó bien, y al final nos confiesa que les contó sobre nosotras, y vas tú y le gritas. Alesia habla de lo que siente rara vez, pero cuando lo hace por fín, vas y le reclamas.—Niega Alice. —No esperes que ella confíe en ti o te hable de sus sentimientos en un buen rato.

—Oigan, miren esto! —Las tres voltean a ver a Alesia, quien les saluda a varios pasos de distancia, seguida por el grupo de cuatro chicos. —Esto, esto! —Se acerca con rapidez, mostrándoles unas frutas azul celeste. —Están deliciosos!

—¿Qué son? —Anima agarra uno y lo examina con la mirada.

—Arándanos marinos. —Le responde al tiempo que su hermano come la fruta, y abre los ojos masticando.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 08, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Hombre ExtrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora