Capítulo 12

405 47 41
                                    

Todos se me quedaron mirándome cómo si fuera una extraterrestre, y realmente era algo surrealista, que en medio de tantos abogados fuera yo la que se diera cuenta.

Empezaron a gritarse unos a otros, y a gritarme a mí, Kara decía que, si yo no quería que firmara, ella no lo iba a hacer, al fin Imra se hizo oír y me preguntó qué es lo que quería.

-Yo lo que quiero es que le den todos los documentos a Kara, cómo que está capacitada a disponer de su vida libremente sin tutorías ni nada que se le parezca; o sea el alta por lo que estamos luchando.

Se quedaron todos mirándose entre sí como bobos, en el acaloramiento ni siquiera pensaron que, si firmaba Kara, no servía para nada ya qué no estaba habilitada para hacerlo.

Al fin, después de idas y venidas, por fin le dieron el alta y la habilitaron a manejar a su manera su fortuna, siempre y cuando estuviera auditada por la fiscalía, ya que había juicios cruzados.

Le pusieron un tope de gastos mensuales que me hizo delirar, (yo no me lo gasto en dos años) pero al fin habíamos conseguido lo que desde hace tiempo habíamos buscado, y eso era mucho para nosotras.

Cuando terminó la audiencia nos reunimos con Imra, ahí nos explicó lo que era evidente.

Para lo que la contrataron ya estaba todo hecho, de ahí en más convenía contactarse con alguna firma administradora de confianza, ellos seguramente tenían abogados más especializados en ese ámbito, quizá mi padrino nos aconsejara con alguien.

Volvimos al hospital y ya nos esperaba Lana, nos llevó al despacho de Lex para tramitar la salida de Kara como paciente, y le sugirió un estudio prestigioso para que administrara y le solucionara el problema de la querella, ellos generalmente cobraban un porcentaje mayor que otros, pero solamente sobre las ganancias, por lo tanto, no había peligro de descapitalización.

También le explicó, que su caso seguramente se iba a mediatizar, así que tenía que estar preparada a que la acosara algún periodista para sacar alguna nota, también es seguro que se le aparecerían parientes que supuestamente no estaban enterados de su existencia.

- Y bueno, ahora tienes libertad para ir donde quieras, pero quisiera que me dieras una dirección para contactarme contigo por el caso de los administradores.

Kara quedó muda, me miraba a mí, pero no se atrevía a decir nada.

- Pues en mi casa por ahora, después ella ya buscará su sitio.

Creo que fue una contestación que no agradó a nadie, pero en ese momento es la que me salió.

Salimos de la oficina y nos estaban esperando Alex y Cat, quedamos en buscar un día para festejar la libertad de Kara cómo Dios manda. Al otro día tenía que volver a trabajar así que podíamos ponernos de acuerdo.

El viaje a casa fue en completo silencio, yo iba pensando que a la mañana, había salido con una hermosa chica, adorablemente común, como yo, y ahora volvía con una hermosa millonaria que seguramente saldría en los diarios, y tendría una corte de moscones tras de ella y sus millones.

No sé qué pensaba ella, pero se veía triste y pensativa. Quizá se daba cuenta el cambio de vida, el mundo que ahora le tocaba vivir.

En fin, llegamos a casa, casi sin decirnos nada, entramos y me preguntó quién se duchaba primero, le dije que ella mientras iba a preparar algo para cenar.

Realmente quería ganar tiempo, todas las ilusiones se habían ido por la cañería, yo no encajaba en el mundo que iba a ser de ella, tanto esperé este momento para decirle que la amo, y ahora me tengo que callar la boca porque ya no es la misma Kara de la que me enamoré.

La Crisis (SUPERCORP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora