Capítulo Extra 3

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La vuelta en el avión fue como la ida, puro dormir, nos estaba esperando Sam, ya que Alex estaba trabajando, nos llevó al departamento, y después de intercambiar información, y quedar para reunirnos al otro día, se marchó para dejarnos descansar.

Nos había comprado comida china, que aunque nada que ver con la que hacíamos nosotras, se podía pasar.

-Uf... por fin en nuestro hogar, - me dijo mientras se me acercaba mimosa - sabes cómo me gustaría que cuando fuéramos mayores poder tener una casa donde vengan a reunirse como en casa (Kara le decía casa a donde vivían mis padres los que ya consideraba como nuestros y en verdad de corazón lo eran) y fuéramos nosotras las que aglutináramos la familia.

- Para eso tenemos que hacernos una familia nosotras; mamá ya nos lo hizo saber ¿Tú que piensas?

- Sueño con eso, me gustaría vivir la adolescencia que no pude vivir, en nuestra hija.

- O en nuestro hijo; aunque podía ser en una parejita que nos hiciera ver la vida de los dos lados, que te parece.

- Me parece estupendo, ¿Cómo quieres, tu o yo?

- Te diría que lo tuyo lo tienes que decidir tú, yo por mi parte por lo menos uno quiero tener, y tanto me da lo que sea mientras venga con salud.

- ¿Y si tenemos mellizos, que te parece?

- ¿Pero tú te crees que los mellizos los tienes nada más con que te dé la gana?

- Vas a ver que sí, tu dejame a mí que entre las dos los vamos a tener.

- Ay no sé, no sé, ¿Qué estará pasando por esta cabecita?

- Algo; que si no fuera porque tengo que pedir ayuda te sacaba quintillizos.

Al otro día a la mañana, llamé a Sam si convencía a Alex de ir ese fin de semana a casa de nuestros padres; no tuvo que insistirle nada; a esa altura la relación de ellas estaba blanqueada, así que al mediodía partimos para allí.

Llegamos a la tarde y el recibimiento fue gratificante, nos tenían preparado para la noche una cena de bienvenida, y estaban los padres de Sam, quizá para acostumbrarse a tener una hija en el otro bando.

Pasamos una noche estupenda, contando lo que se podía contar de nuestro paso por Cuba.

Después de cenar salimos a bailar al mismo lugar que fuimos de la vez anterior, y pasamos una noche maravillosa, que completamos con todo sigilo en nuestra habitación, que también aprendimos a darnos placer a la matacallando.

El domingo volvimos con Alex; Sam se quedó porque estaba haciendo los papeles para conseguir el traspaso al hospital de nuestra ciudad.

De ahí en más, yo volví al trabajo; Kara a la academia, y la vida continuaba con una rutina que estando con ella no me sabía nada mal.

Cómo al mes, Kara me avisó que tenía turno para un estudio de fertilización para saber si podía quedar embarazada, y si yo quería hacérmelo también sin ningún compromiso, que después de saber los resultados podíamos hacer lo que nos viniera en ganas.

Realmente lo deseaba, aunque teníamos tiempo, tampoco quería parir de muy mayor, así que asentí y la acompañe.

Nos hicieron diferentes análisis y quedamos que podíamos tener, sin ninguna dificultad.

Ese fin de semana, Kara estaba muy mimosa, me pidió que si estaba de acuerdo en quedar embarazada, podíamos hacer una fecundación invítro y tener los óvulos fecundados para cuando quisiéramos usarlos.

Usó toda su seducción para convencerme de lo que ya estaba convencida, con las ganas que tenía de que me sedujera, no quería quitarme el placer de hacerme la reticente.

La Crisis (SUPERCORP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora