Capítulo 11

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La atraje hacia mí.

- Kara siempre voy a querer verte, pero vas a entrar en otra vida que no es la mía, quizá vayas a tener mucha gente detrás, y no te será fácil hacer caso de lo que vas a dejar.

- No me importa la gente que ande atrás mío, mientras que adelante estés tú. - Me contestó enfadada - sería una mierda si me olvidara de todos los que hicieron tanto por mí, sobre todo tu, y no solamente cómo psicóloga.

- Anda, vamos a dormir que nos estamos poniendo muy dramáticas. - tuve que poner toda mi fuerza de voluntad, para no agarrarla a besos, le miraba esos labios carnosos, que por si solos me llamaban sin siquiera moverlos. Nunca me había pasado eso, y no quería que pasara nada, sobre todo ahora que estábamos tratando de resolver su problema, no quería crear otro.

Nos acostamos y enseguida se me pegó, era una dulzura, traté de poner la mente en blanco, pero no era fácil, al fin empecé a auto convencerme que lo mío, era el cariño que se siente por alguien necesitado de ese cariño, iba bien, hasta que caí en la cuenta que la necesitada era yo.

Al fin pude dormirme. A la mañana me desperté con la sensación que un bicho me anduviera por el cuello, pegué un grito y salté de la cama. Kara se estaba descojonando de la risa con una pajita en la mano.

- Eres rápida, nunca te vi levantarte tan apurada.

- Pensé que era otra clase de bicho, pero veo que es una, muy bicha.

- Si fuera tan bicha te andaría por otro lado y no por el cuello. - Opté por callarme, a veces no sabía con qué intenciones me decía las cosas.

- Bueno ¿Se puede saber porqué me despertaste a estas horas?

- Porque estas horas ya son como once desde que empezó el día, y si no vamos a comprar algo, no sé qué vamos a comer.

- ¿Las once, porque no me despertaste antes? Enseguida me arreglo y vamos al súper.

El desayuno estaba servido, así que tome una taza de café y unas tostadas y salimos, cuando volvimos nos cocinamos unos fideos, no muy especiales para el régimen, pero sabrosos y total nosotras no necesitábamos pasar hambre, estábamos bastante en forma.

Estábamos lavando los platos cuando sonó mi móvil, miré era Alex.

Me fui a la sala para hablar tranquila, era para decirme que Imra se había comunicado, y que, si Kara no tenía un ataque, no veía cómo iban a conseguir que no le dieran el alta.

Volví a la cocina, Kara ya tenía todo limpio y estaba preparando un café que sabía que me gustaba, me notaba pensativa pero no me dijo nada. Nos sentamos en el sillón grande.

- Kara te tengo que decir una cosa, quiero que entiendas que lo que te cuento lo tuvimos que hacer por bien tuyo, y no tomes que te estábamos engañando - le comenté preocupada.

- A ver dime, ¿En qué me engañaron y que es eso de que es por bien mío?

Le conté todo lo de Imra, de que era la abogada que tenía que conseguir algún arreglo para que retiraran el impedimento a darle el alta. Que imra quería estar segura de que iba a ser capaz de exponer en los tribunales si es que seguían insistiendo, y que por lo que vio, estaba segura que podía ir con toda tranquilidad.

- Lena, ¿Tú estas segura de que no estoy loca?

- ¿Qué, pero de donde sacas eso? Claro que estoy segura, y no solo yo, ¿Porqué tienes dudas?

- Porque cuando me dijiste que tenía que ir al juzgado me dio mucho miedo.

- Kara, por favor, ¿Te crees que si tuviera que ir yo no lo haría con miedo? La gente común no estamos acostumbrados a esas cosas, tenemos miedo a lo desconocido y está bien que así sea, es nuestro espíritu de conservación, pero estoy segura que aun con todos los nervios, te vas a portar cómo cualquier persona que no se la pasa en tribunales.

La Crisis (SUPERCORP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora