Stay with me (SabiGiyuu)

Capítulo 3

Faltaban unos pocos días para la boda de Tsutako-Neesan, el tiempo había pasado volando, estudiar para los exámenes, el trabajo de medio tiempo, los tramites a la universidad, planear una boda. Había tenido tantas cosas que hacer que no había tenido la oportunidad de hablar correctamente con Sabito sobre lo que había pasado la otra noche y entre más pasaba el tiempo más difícil se hacía sacar el tema.

- Planear una boda sí que es difícil – Sabito se dejó caer en el sofá que estaba enfrente.

Ese día habíamos ido al centro de la ciudad para comprar unos arreglos para los centros de mesa.

- Gracias me han salvado. Tsutako-Neesan nos ofreció bebidas frías. – Disculpa por molestarte Sabito pero Giyuu aún no tiene su licencia de conducir – Continuo mientras reía.

- Es un placer ayudar – Contesto mientras recibía el vaso de agua y le regreso la sonrisa cálidamente.

Me quede viendo a Sabito, siempre me ha gustado su sonrisa tan gentil y honesta que tiene. Él y mi hermana tenían una muy buena relación, Neesan ya lo consideraba como miembro de esta familia.

- Giyuu no se les olvide que irán con Rengoku a conocer su nueva casa y firmar el contrato de arrendamiento.

- Lo has repetido una docena de veces – Reí.

Ante la presión de mi hermana y aprovechando que teníamos el carro nos dirigimos a la dirección que nos proporcionó mi hermana. El lugar no estaba muy lejos así que no platicamos mucho, creo que Sabito había olvidado lo de hace un tiempo así que decidí dejarlo pasar por desapercibido.

Llegamos a nuestra futura casa... al pensarlo de esa mañanera hacia que sintiera nervioso. La casa Tenia una fachada muy bonita y se veía muy acogedora, en la entrada tenía un jardín con un árbol de Glicinas muy bonito, el olor por alguna razón me hacía sentir nostálgico.
Tocamos el timbre pero nadie abría, repetí la acción un par de veces sin recibir respuesta.

- ¿Estás seguro que hay alguien en casa? ¿es la dirección correcta? – Me pregunto Sabito.

- Si, mi hermana dijo que los dueños iban a estar en casa a partir de las 3:00 de la tarde y son las 4:00 – Conteste dudando. Revise el celular para corroborar la dirección.

Sabito ya un poco desesperado giro la manija y se dio cuenta que la puerta estaba abierta. Tenía las intenciones de entrar.

- No creo que este bien entrar sin permiso. – lo detuve antes de que entrara.

- Agggh! – Escuchamos que alguien grito, Sabito y yo entramos sin dudarlo para ver que todo estuviera bien.

Sabito llego primero al lugar de donde se escuchó el grito, pero se frenó en seco, como fue tan rápido termine chocando con él, para después ver a dos chicos que se estaban dando un beso muy apasionado, un chico alto rubio y bien parecido tenía la mano dentro del pantalón del menor de cabello rojo, los dos chicos se dieron cuenta de nuestra presencia y de inmediato se separaron, fue tan incómodo, los 4 estábamos rojos y nadie sabía para dónde dirigir la mirada.

- Disculpen la intromisión ... Venimos a ver la casa y escuchamos un sonido extraño y cuando menos lo pensamos ya estábamos aquí – Sabito miraba al piso muy nervioso.

- Al contrario, disculpen ustedes olvidamos que vendrían – Contesto el menor aun sonrojado. – mi nombre es Kamado Sumihiko* y él es Rengoku Tojuro*.

Me quede en shock al ver al chico pelirrojo que nos habíamos topado hace muchos años, era lógico que nadie se reconociera ya que solo era el chico que siempre iba corriendo tarde a clase. Porqué me sentía de esta forma, comencé a sentir una presión en el pecho.

- Yo soy Sabito y el Giyuu.

- Ohhh tu eres el hermano de Tsutako, se parecen mucho – El chico rubio me miro y se acercó para analizarme.

- . . .

Comencé a sentir que me faltaba el aire, que es esta presión, que es este dolor, todo a mi alrededor comenzó a dar vuelta y caí al piso.

- Giyuu! – Escuche a Sabito muy preocupado, trate de decir algo, pero mi cuerpo y mis ojos se sentían muy pesados. – Giyuu!!! Giyuuu!!!! – escuchaba mi nombre cada vez más lejano.

¿Estoy en una montaña?, ¿Por qué tengo una espada? muchas imágenes sin sentido pasaban una tras otras, Makomo tenía un kimono muy lindo, pero porque esta triste, ese es Kamado-san quien está a su lado, Ese es Sabito porque usa ropa tradicional y esa es una cicatriz en su cara, ¿por qué estoy tan triste?

Comencé a sentir un gentil y suave rose en mis mejillas, tome la cálida mano y la puse en mi pecho me sentí reconfortado.

- ¿Giyuu estas bien? – Era la voz de Sabito.

Escuche que salió e inmediatamente entro un médico, me hizo un chequeo e hizo que pasara mi hermana.

- Solo es cansancio y estrés acumulado no hay nada de qué preocuparse, le daremos unas vitaminas, tiene que descansar mucho y comer adecuadamente.

Aun sentía el cuerpo pesado, escuchaba a mi hermana hablar a lo lejos pero no entendía nada, lleve mis manos a la cabeza, ese sueño se sintió aún más real que los que había tenido antes. Mis pensamientos se vieron interrumpidos al ver que Sabito, Kamado-san y Rengoku-san entraron a mi habitación, no sabía cómo ni la hora en la que había llegado a casa.

- Nos diste un gran susto joven Tomioka – Dijo Rengoku-san con una voz muy energética.

- Qué bueno que te encuentras bien, no deberías exigirte tanto Giyuu-kun.

- Disculpen por las molestias no quería asustarlos.

- No tienes que preocuparte por eso, lo más importante es tu salud. Sabito ya hizo todo el papeleo de la casa, está todo listo para que se puedan cambiar. – La voz de Kamado-san era muy amable. – Ahora solo concéntrate en recuperarte –. Se despidieron y salieron de la casa.

Sabito no dijo nada más, me llevo comida y estuvo cuidándome por el resto de la noche.

Era realmente reconfortante tener a Sabito cerca.

Nota.

Primero Gracias por leer mi pequeña historia, es la primera vez que hago esto así que puede tener muchos errores. Me hace muy feliz que se tomen el tiempo de leerla.

Kamado Sumihiko* y Rengoku Tojuro*. Como dice en la descripción mi historia es mi continuación del capítulo 205 del manga por lo que los nombres y edades de los personajes pueden cambiar ya que son las reencarnaciones o descendientes de nuestros personajes que tanto amamos. Para evitar confusiones les llamaré por sus apellidos.