XII

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Me encontraba en la hamaca, terminando de comer las galletas que Namjoon me había traído. Reí al pensar en cómo Jin debía estar torturando a Jungkook con sus preguntas. Quizás no lo decía en voz alta, pero la verdad era que cada día apreciaba más la amistad de Jin y estaba agradecida de tenerlo en mi vida, sin importar la circunstancia. Por supuesto hubiese preferido conocerlo de otra manera y poder disfrutar a su lado experiencias normales; teniendo pijamadas, saliendo de compras, etc. Ojalá algún día podamos volver a tener momentos así, retomar la vida que nos arrebataron sin previo aviso.

Suspiré, dejando a un lado la caja vacía de jugo que acompañaban la merienda. Mi vista viajó a mi alrededor, todo era de color blanco, dando un aspecto claro y pulcro. Era una habitación angosta y alargada, con una cantidad que desconocía de hamacas de descanso y un mueble grande con mantas. Sonreí al acariciar a mi lado la manta con la que desperté, de seguro Jungkook la había acomodado sobre mí en algún punto de la noche o al levantarse. Esos pequeños gestos sin duda despertaban el zoológico en mi estómago. Nuevamente suspiré al pensar en él. Tal parecía que todos mis pensamientos de alguna manera caían en Jungkook. Con él, el dicho "todos los caminos llevan a Roma" se modificaba a "todos los pensamientos llevan a Jungkook." Reí ante el absurdo pensamiento.

—Hey... —me giré al momento que escuché aquel llamado, encontrándome con Yoongi asomándose por la cortina que separaba los espacios. Le sonreí y él me imitó. —¿Te molesta sí...? —preguntó apuntado desde su lugar los adentros del cuarto, yo negué. —Gracias. —sonrió y finalmente se adentró, caminando cautelosamente hasta mi encuentro. —¿Segura qué estás bien? —preguntó una vez se posicionó frente a mí.

—Sí, lo estoy Yoongi. —reí leve, haciendo un espacio a mi lado, invitándolo a acompañarme con un gesto de cabeza. Yoongi al instante tomó asiento a mi lado. —¿Por qué lo preguntas?

—¿Es broma verdad? —me miró incrédulo, como si hubiese preguntado una idiotez. —Casi pierdes la cabeza allá afuera hace unas horas. —respondió obvio. —Creo que nunca había conocido a alguien tan estúpida como tú. —sonrió de lado.

—¡Yah! —me quejé, empujándolo levemente con ayuda de mi codo, él rio. —Creo que ya es segunda vez que me dices estúpida. —negué sonriendo, mirando hacia el suelo del lugar.

—Por algo será.

—¡Uy! —reí observándolo, él me sonrió observándome directo a los ojos. —¿Tú cómo estás? —pregunté carraspeando mi garganta mientras observaba nuevamente el suelo. Sin duda su mirada me había puesto incómoda, muy lindos ojos.

—Gracias. —respondió, haciendo que rápidamente lo observara de nuevo.

—¿Gracias? —cuestioné confundida.

—Por el cumplido. —dijo, encogiéndose de hombros. Mi boca se abrió en sorpresa; lo había dicho en voz alta. Yoongi rio. —Cierra la boca, Anne. No querrás que te entre alguna mosca. —mencionó con sonrisa socarrona. Por mi parte, de manera automática hice lo que dijo, sintiendo como mis mejillas se sonrojaban. —Eres muy adorable cuando quieres. —añadió, picando mi mejilla con ayuda de su dedo.

—¡Silencio! —me quejé, golpeando levemente su dedo intentando apaciguar la vergüenza. —Mejor respóndeme, ¿Cómo estás tú? —Yoongi suspiró, encogiéndose de hombros mientras dejaba de mirarme y observaba el suelo.

—Bien en lo que se puede. —respondió sin más. Algo se removió en mi pecho al notar como la expresión confiada que normalmente estaba en su rostro; se había esfumado.

—Hey. —le llamé por lo bajo, causando que me mirara de lado. —¿Ocurre algo? —pregunté sintiendo genuina curiosidad y preocupación. Yoongi suspiró, dejando su mirada nuevamente en el suelo. Algo no andaba bien. —Puedes confiar en mi si lo necesitas. —susurré, poniendo mi mano derecha en su hombro izquierdo.

30 minutes ; Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora