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—América, quiero que me des atención.

—Claro que sí, Ruru —sonrió—. ¿Te abrazo?

—Sí.

—¿Te beso?

—¿Sí?

—¿Qué más puedo hacer por ti, baby?

—Sexo.

—Todo menos eso.

El eslavo se enojó, era obvio.

—¿Por qué?

—La última vez, me dejaste de hablar por dos días, ni siquiera sé por qué o si te hice daño... Llámame loco, pero prefiero que platiquemos todas las mañanas mientras nos abrazamos.

Rusia se avergonzó al recordar ese asunto.

—Sigo queriendo sexo.

—¿Te vas a enojar de nuevo?

—Tal vez...

—¿Me vas a decir por qué?

—No.

—Entonces no hay trato, mi amor.

—¡América! —protestó de forma infantil.

—Tal vez soy muy malo en eso... Lo siento.

—En realidad...

—No voy a arriesgarme a que me odies por algo como eso, Rusky... Así que no.

Armadura [USA x Rusia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora