26.

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Hay una leyenda en ese mundo de vivos que dice: "Cuando a tu alma gemela encuentres, tu alma resonará al compás de una canción como solo has escuchado en tu mente".

Rusia al inicio creyó que era una simple leyenda, hasta que, en un día cualquiera, cuando no había nadie a su alrededor, y el silencio invadía su cuarto, escuchó una melodía entremezclada de una flauta y el ruido del follaje removido por el viento.

—Escuché la canción —miró a su padre fijamente, temeroso por su reacción.

—Perfecto. Así cuando la escuches de nuevo, podrás alejarte de inmediato de aquella persona con la que resuenas.

—Sí, padre.

—Tu destinado es solo una debilidad. No puedes ser débil, Rusia.

—Sí, padre.

—Olvida a tu destinado... así como olvidaste tu casta.

Pero la melodía jamás se fue.

Era tranquila, aunque un poco incómoda cuando trataba de dejar su mente en blanco y la tonada se repetía incesante. Fastidiosa. Repetitiva. Era... tan suya.

Mientras los años pasaban, se preguntaba si la otra persona atada a él escucharía el mismo ritmo, al mismo tiempo, con la misma emoción que él. Pero después recordaba su deber como líder de su gente, y trataba de ahogar sus emociones.

Pero no podía.

—¿Qué deberíamos hacer, señor Rusia?

—No vamos a caer —miró a sus colaboradores—. Daremos contra. Si ellos construyen algo, nosotros haremos algo mejor. Si ellos planean un ataque, nosotros ya tendremos la defensa y un ataque sorpresa. Si ellos quieren acabar con nosotros, le haremos ver que nosotros ya teníamos nuestro plan a medio ejecutar.

—Sí, señor.

Cuán cruel fue el destino cuando lo puso frente al líder enemigo, en medio de la tensión de esa sala, del silencio tenso porque podría armarse una guerra y no el tan ansiado acuerdo de paz.... Fue ahí donde escuchó esa melodía en su cabeza.

Pero era diferente.

Era más fuerte. Más rápida. Más fastidiosa.

Cimbraron sus oídos. Sus manos sudaron. Vio pequeñas lucecitas donde no debería haber nada.

Y se añadió una suave risita.

—Una flauta —el enemigo lo miró divertido—, así —empezó a silbar con torpeza.

Rusia intentó no mostrar su perplejidad cuando aquel alfa interpretó fielmente la melodía que tantas veces escuchó.

Fingió no saber nada.

Escuchó la risita ajena.

Y... olvidó la advertencia de su padre.

—Y hojas al moverse por el viento.

—¡Eso es! —la sonrisa amplia, los grititos emocionados, la honestidad de ese idiota—. ¡Eres tú!

—No puede ser.

—¡Es él! —USA festejaba como un niño—. ¡Es él! —señalaba al que debía ser su enemigo, sonreía hacia su hermano—. Cany, baby, lo encontré.

En ese día, todo se acabó. Y aunque su padre elevó el grito al cielo, Rusia por primera vez dejó de resentir esa melodía molesta... y agradeció haber encontrado a aquel idiota.



...Esto pasa cuando me inspiro con la música aleatoria y cuando tengo uan computadora a la mano.


~Krat~

Armadura [USA x Rusia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora