14.

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—Ya me disculpé.

—Sip.

—¿Y ya me disculpaste?

—Sólo porque me dijiste que no voy a ser mamá otra vez —sonrió.

—Entonces ¿por qué sigues sin aroma?

USA hizo una mueca antes de acomodarse las gafas y carraspear.

—Ese no es tu asunto.

—América, por favor.

—No voy a volver a tener aroma.

Rusia no lo entendía, no quiso entenderlo, y llegó al punto de la desesperación. Porque para ella era importante percibir las orquídeas cuando llegaba a cada reunión.

Era su bienvenida.

Y ahora ya no estaba.

.

—¿Qué es esto?

USA tomó la orquídea entre sus manos, apreció ese color morado tan bonito, y sonrió.
Porque lo entendió. Y buscó a la culpable de esa indirecta, pero la muy descarada fingía demencia.

Eso se repitió muchas veces, una orquídea de diferente color cada día, y USA empezó a reírse de esa bobería.

—Bien. Bien. Rusia, vas a decirme qué pretendes —dejó la flor en el escritorio de la eslava—. Tus obsequios están llenando mis floreros y no es divertido. ¡Toda mi casa huele a orquídeas!

—Lo intento —Rusia suspiró con cansancio—. Estoy intentando hallar una que asemeje a tu olor.

—¿Es un chiste?

—No.

—Ey, niña, ¿alguien te amenazó para que fueras así de amable conmigo? ¿Fue Canadá? Seguro fue Canadá —negó—. Bien. Escucha. Ya no estoy enojado, ya no importa lo que pasó ese día raro. Volvimos a ser enemigos y no...

—Me gustabas cuando era niña —al fin lo dijo mirándolo a los ojos.

—Bien —se enojó—. ¿Quién te pagó para que me dijeras eso?

—Nadie.

—Está broma ya es cruel, Rusia.

—Estoy siendo sincera.

—Por favor... ¿quién te va a creer?

—USA... —era hora de decir todo de una buena vez, sin amenazas, sin condiciones, solo porque lo quería así—. Todo esto empezó porque no soporto ver como China se te arrima como una lamprea.

—¿China?

—¡El idiota te ha estado...!

Pero no pudo seguir hablando porque USA empezó a reírse a viva voz.

Maldito omega irritante y... Y vivaz. Como en antaño. Siendo una estrella brillante en medio de la oscuridad.

—¡No te rías!

—China es mi competidor —limpió sus lágrimas—. Hasta tenemos conflictos... Y... Oh. Fuck... Ni siquiera me gustan los alfas machos —siguió riéndose.

—Entonces tú... no.

—No —USA carraspeó en un intento por no reír—. Rusky... deja de inventar cosas.

—Entonces tú no sales con...

—¡No! —rio bajito—. Qué tontería.

—¡¿Entonces he estado celosa sin motivos?!

—¿Qué?

—¡Oh, por dios! —Rusia cubrió su rostro con sus manos—. Soy una idiota.

—Una muy grande —USA vio su oportunidad ahí, y se acercó con cautela—. Porque de haber sido más observadora, querida...

USA sujetó la quijada de Rusia y se acercó cuanto pudo, lo suficiente para percibir el ligero aroma de esa mujer. Sonrió divertido al verla sonrojarse.

—Sabrías que sólo me gustas las alfas mujeres y que tú... —le picó el pecho derecho con su dedo, divertido por el asuntito—... eras una candidata muy decente.

—Yo era tu...

—Pero lo arruinaste —se encogió de hombros y dio media vuelta para alejarse—. Qué pena, Rusky, tu oportunidad ya pasó.

—¡Espera! —lo sujetó fuerte—. No se puede terminar así.

—No, querida —sonrió—. Pero todo depende de ti.

—América.

—Uy, mira la hora... Tengo una reunión —siseó—. ¡Me voy! —se alejó despacio—... Pero esfuérzate, niña. Y tal vez algún día te vuelva hacer caso.

—USA, no puedes...

—¡Mírame, querida! —le mandó un beso al aire—. Ya me escapé. Adiós, baby.

—¡USA!

—¡Te va a costar!

Rusia refunfuñó furiosa, porque si no hubiese sido una celosa compulsiva, tal vez en ese momento ya tendría a USA sólo para ella.

Pero...

Aun podía serlo...

—Y lo será. Lo juro.

Armadura [USA x Rusia]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora