Armadura [USA x Rusia]

130.

—Rusky, te traje un postre que...

—Sí me muerdes, me heredarás tu... ¿legado? ¿Así se llama?

USA detuvo sus pasos y borró su sonrisa.

—¿Qué?

—Mex me lo dijo.

El americano se golpeó la frente enfado, porque confió en un idiota que no puede guardar el secreto.

¡Maldición!

—¡Ese traidor! No pudo mantenerse a raya.

—Aun así, te lo permitiré. Por eso te pedí.

—Oh, no, no —USA dejó los dulces en la mesa y levantó las manos—. No, no.

—¿Por qué no? —Rusia intentó acercarse, pero USA se alejó al mismo ritmo.

—Puedo tener una crisis roja. No puedo controlar mi sed cuando mi pulso aumenta. No me voy a arriesgar jamás a eso.

—¿Por qué?

—Este legado es una herencia de sed insaciable —se tocó el cuello.

—No importa.

—¡No lo entiendes, Rusky!

—Sé que podré quedarme contigo durante mucho tiempo, entender lo que te ocurre y acompañarte cuando lo necesites.

—¡Podrías morir en la transición, Rusia! ... ¡Y no me voy a arriesgar!

Le tenía miedo a su propio legado.

Y el miedo también formaba parte de esa herencia infinita.