☀️ III ☀️

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Otra perspectiva (3/4)

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— ¿Alba? —una voz masculina se escuchó proviniente del lado de la costa— ¿Esperanza?

Se trataba de un hombre, cabello color castaño y ojos oscuros. Con una contextura delgada y peinado extraño.

— ¡Papá!

— ¡Félix!

Dijeron ambas mujeres al unísono. Acercándose rápidamente a el para abrazarlo.

— ¡Me alegra tanto que estén vivas! —correspondio el abrazo con tanta fuerza y apego.

— ¡A nosotras igual! —comentó Alba alegre.

Estaba feliz por ellos, pues la familia se había reunido otra vez. Al parecer aquella ola gigante los había atrapado.

— ¿Y los demás? —preguntó la mujer, separándose la igual que la pequeña del mayor.

— No eh visto a Henry —su expresión era una triste—. Pero me topé con Lío, dijo que había encontrado a Mara muerta y seguiría buscando a los demás —añadió.

Luego largo un quejido de dolor.

— ¿Te lastimaste? —la mujer estaba preocupada por el bienestar de su pareja.

— Solo un fuerte apretón en la pierna, pero en unos días pasará —mencionó caminando algo rengo—. ¿Quién es el?

Al parecer el hombre recién se había dado cuenta de mí presencia.

— El es Guy —me presentó la niña—. Nos ayudó a sacar a mamá de aquella madriguera —señaló el profundo hoyo.

El hombre se tomó el tiempo de mirar a su alrededor. Observando la liana entrelazada, enrollada en la roca y las cosas que traía puestas.

— Guy, es un gusto amigo —me extendió la mano en forma de saludo, yo la recibí—. Yo soy Félix.

— Hola —dije algo tímido.

— Dime, toda esta maquinaria ¿La inventaste tu? —me preguntó sorprendido al parecer.

Tarde unos segundos en contestar— Em, si —contesté acomodandome el bolso.

— Me parece muy sobresaliente —confesó regalándole una sonrisa—. Y más viniendo de un niño.

Me sentía halagado por sus palabras.

— Gracias —tambien sonreí sinceramente.

— ¿Y tu familia? —cuestionó Esperanza, con una voz dulce— ¿Estará por acá cerca?

Hizo aquella pregunta que no me gusta responder.

— Mí familia... —mi semblante se entristeció por ello agaché mí mirada. Suspiré antes de continuar— ...no pudo salir de la Brea.

Sus expresiones cambiaron a una de asombro y preocupación, acompañadas de compasión.

— Ohhh —esperanza se animó a acercarse y a rodearme con sus brazos.

Yo no tenía idea de que hacer, así que solo me quedé algo inmóvil.

— Cariño —la mujer se dirigió al hombre, aún sosteniendome entre su cuerpo—. Debemos llevarlo con nosotros.

Al escuchar esas palabras me alarme.

— ¡Si! Ser parte de la familia —explicó la joven. Calmando mí estado de preocupación a una feliz.

Félix lo pensó por un momento.

Observo nuevamente a su alrededor, luego a mí. Otra vez hacia el suelo y para terminar dirigió su vista hacia Esperanza.

— Bien, tiene una mente maravillosa y necesita de nuestro cuidado —accedió—. Pero hay que ver, si el quiere venir con nosotros —desvió su vista hacia mí. Esperando respuesta.

— Guy ¿Quieres venir con nosotros? —me preguntó Alba directamente. Emocionada.

— Amm.. —lo pensé por varios segundos.

Debía encontrar el mañana, pero también necesitaba preparación para hacerlo. Tal vez por el momento era lo mejor.

Finalmente decidí.

— Está bien —accedí sonriente.

— ¡Si! —celebró la joven.

Estar unos años con ellos me vendría bien para luego independizarme y completar mí misión. O eso espero....

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Cuatro años después...

Ya me encontraba listo, con mí mochila más grande cargada en mí espalda y brazo acompañándome hacia la aventura.

— Guy —mencionó la joven con sus ojos lagrimosos—. Te extrañaré mucho.

Inmediatamente me rodeo con sus brazos. Yo tan solo correspondí el abrazo.

Estaba seguro de mí decisión, pero me costaba despegarme un poco de ellos. Quienes llegaron a convertirse en parte de mí familia.

La pelinegra me soltó, secandose una o dos lágrimas que había votado.

— Ay hijo —el hombre se acercó hacia mí suspirando— ¿Enserio estás seguro de esto? —cuestionó por tercera vez en el dia.

Realmente Félix me había enseñado bastantes cosas prácticas. Cómo cazar, hacer fuego, conseguir agua purificada e instalar un refugio móvil.

Mientras que también yo, en estos años le compartí un par de conocimientos que tenía de mis Padres y alguna que otra idea que se me ocurría. Como los zapatos, disfraz e inclusive materiales donde dibujar.

— Si —contesté seguro, pero con una sonrisa en mí rostro—. Debo encontrar aquel lugar —añadí, refiriéndome al Mañana—. Eso es lo que hubiesen querido mis Padres.

Ya iba superando poco a poco lo que les había sucedido cuando tenía apenas once años de edad.

No quería hacer tan larga y triste la despedida. Por ello le di un abrazo a cada uno. Primero a la señora bien, luego a Félix quien había sido como un padre estos cuatro años y finalmente a Alba.

Ella era una joven muy dulce y hermosa, pero por el momento podía verla como una hermana menor. Aparte de que nuestras personalidades, no eran muy compatibles por ahora.

Di media vuelta y comencé a caminar. Sabía perfectamente que podría ser la última vez que los viera. Pero no me atreví a mirar atrás, ya que si lo hacía iba a tener ganas de regresar y quedarme con ellos.

Una lágrima se atrevió a salir al escuchar sus voces a los lejos, la misma que limpie rápidamente.

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Nuestro Mañana // Guy y tu // [2°do Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora