☀️ IV ☀️

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Otra perspectiva (4/4)

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Seis años después:

Sostuve mí bitácora de viaje entre mis manos.

— Van...—hice una pausa antes de continuar, tratando de contar—...demasiadas lunas, todas las lunas y aún no hay señales del mañana —concluí un poco frustrado.

Ya tenía veintiun años y no lograba hallar nada. Realmente me quedaban muy pocas esperanzas de encontrarlo.

Aparte de que gracias a las claras señales que Félix me explicó, el fin estaba muy cerca ¡Necesitábamos llegar al mañana cuanto antes! O sino, las posibilidades de sobrevivir serían nulas.

Esperaba que los Siemprebien se encontraran sanos y con vida. Eso sería muy reconfortante.

— ¿Descansamos aquí? —le pregunté a Brazo, señalando unas rocas juntas. Con un estado de ánimo desanimador.

El negó y me indicó caminar un extremo más. Tan solo obedecí, ya que su especie tenía muy buen sentido de orientación.

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Ya estaba oscureciendo y debíamos hallar un buen lugar donde colocar el refugio. Hice fuego y lo coloque en una antorcha, para estar más seguros al viajar.

— ¿Dónde estamos llendo? —le pregunté preocupado, pues estábamos pasando una zona jamás explorada y aislada de lo demás.

El animal tan solo me indicó la dirección. Por ello di unos pasos mas.

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Segundos después giró mí rostro topándome con una misteriosa cueva.

— ¿Qué? —salió de mí boca en un susurro, pues ya era de noche—. Nos trajiste hasta el hogar de una fiera.

Estaba molesto. Pero aún más confundido por qué brazo sabía dónde encontrar buenos lugares para pasar la noche.

Escuché un ruido proviniente de la misma, así que me alarme.

Inmediatamente corrí de allí, para empezar a caminar en dirección opuesta. Obviamente no quería toparme con una bestia come carne.

Subí un pequeño acantilado, que se iba alargando a medida que caminaba sobre el.

Hasta que pare a descansar las piernas, pues subir aquello no era trabajo fácil.
Pero un ruido me alarmó nuevamente, al parecer se trataba de una piedra chocar contra la pared.

¿Que animal podría saber lanzar? Comencé a cuestionarme.
Pero no había tiempo para aquello.

Por eso corrí otra vez, siguiendo las direcciones que me indicaba el perezoso. Hasta llegar a un lugar alto, aislado de los peligros comunes que asechaban. Pero aún así, no era totalmente seguro.

— Descansaremos un rato aquí —tomé aire, para dejar el fuego y luego sacarme la mochila para dejarla a un lado de las rocas.

No iba a instalar el refugio, pero debía descansar un momento. No tenía un buen físico para correr tantas millas.

Pero.... no me había percatado de que aún estába siendo perseguido.
Escuché unos quejidos y sonidos subiendo hasta donde estaba.

— Se está acercando algo —susurre preocupado—. Brazo, Modo de camuflaje.

Me coloqué la cabeza de Jabalí que traía conmigo por si situaciones como estás llegaran a ocurrir. Y está era una de esas.

Rogaba por qué sea algo indefenso, o fácil de ahuyentar con el fuego.

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Quedé boquiabierta al encontrarme con algo jamás esperado.....

Dos muchachas jóvenes aparecieron en el mismo acantilado dónde estaba.

— Son person...—no alcancé a susurrar la frase ya que Brazo tapo mi boca.

Una de ellas era pelirroja y corpulenta, realmente con buen físico. La misma se acercaba lentamente hacia la antorcha que había dejado, curiosa.

— Eep —escuche susurrar a la otra joven.

Está era más delgada que la anterior, y de cabello negro. Parecía desconfiada y atenta a lo que sucedía alrededor.

Pero...derrepente veo como iba retorciendo hacia donde me encontraba escondido.

« ¿Qué hago? »me preguntaba.

Tuve que reaccionar, para que no siguiera su paso y me empujara. La sostuve de la cintura deteniendo su paso.

....Muy mala idea. Pues la pelinegra con las fuerzas que tenía me voltio sobre ella, para dejarme en el suelo. Adolorido.

Con un poco de esfuerzo abrí los ojos y observé debajo de mi disfraz como la otra joven estaba por aplastarme con una gran roca.

« ¡No, no! »gritaba en mi interior.

Inmediatamente me reincorpore para sentarme y levantar mis brazos para que no prosiguiera con su accionar.

Al notar que sus movimientos se detuvieron y las cosas se calmaban. Decidi levantar la cabeza de jabalí para mostrar mi rostro y que supieran que también era un humano.

Al hacerlo cuidadosamente, lancé el disfraz hacia atrás. Para inclinar la cabeza y sonreírles a las dos chicas. En forma de amistad, pues no quería ningún pleito.

Pero...

— ¡Ahhhhh! —grité fuertemente al ver cómo la enorme roca me aplastaba el pie.

La pelirroja de igual forma soltó la roca, quedando estática, mientras yo intentaba mover la piedra, pero me era imposible. Muy pesada.

Hasta que gracias a la otra joven, quien reaccionó enseguida removiendola, logré dejar de sentir horrible dolor.

Suspiré aliviado— Gracias —intente hablar.

Al levantar la vista para observar a la persona que me había ayudado. Me quedé paralizado.

Tenía unos hermoso ojos color azul. Los mismos, extrañamente, me trasmitian seguridad y confianza.

« ¿Cómo podía ser eso posible? »

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Poco a poco, mientras luchabamos contra el fin del mundo. Me di cuenta que aquel día había encontrado a la persona más maravillosa del mundo.

Cómo si el destino nos hubiera unido.

Al hablar de destino...podría refierirme a Brazo. Quién me condujo hacia su cueva.

Ayudándome a encontrar a la chica de mi vida....

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Nuestro Mañana // Guy y tu // [2°do Libro]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora