Cap 26

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Yuta empotró al menor contra la pared y tomó sus labios en un beso desesperado. Mark sentía como la falta de oxígeno quemaba en sus pulmones pero aún así devolvió el beso con la misma intensidad y deseo, se trepó al pelirrojo enredando las piernas en su cintura y llevó sus manos a la húmeda cabellera roja. Habían tomado una ducha hace un rato, Mark creyó que tendría un descanso pero al parecer Yuta no opinaba lo mismo.

El mayor mordió el labio inferior del pelinaranja haciendo que este gimiera.

— ¿Aguantas otra ronda? —preguntó Yuta en medio del beso. Mark solo gimió y ladeó su cabeza cuando el pelirrojo buscó la piel de su cuello, dándole mejor acceso a esa parte de su cuerpo que ya estaba pintada con múltiples marcas rojas.

— ¿Por qué no lo compruebas? —preguntó de vuelta el menor con voz jadeante, pudo sentir como Yuta sonreía.

El pelirrojo caminó hacia la cama y se dejó caer en la misma, dejando al menor sobre sí mismo. Mark se inclinó para juntar sus labios con los del mayor, luego abandonó su boca y de trasladó a su barbilla, repartió pequeños besos por la definida línea del mentón y fue descendiendo hasta llegar al cuello, no se detuvo ahí, su húmeda lengua continuó su camino por el pecho del pelirrojo y luego su abdomen y siguió descendiendo.

Recordó las palabras del pelirrojo. Más tarde follaré esa linda boquita...

Yuta se percató de la repentina duda que había asaltado el rostro del pelinaranja.

—Continúa... —le animó.

Mark le devolvió la mirada, mordiendo su labio inferior y asistiendo con algo de timidez. Bajó la vista al miembro del pelirrojo que ya estaba erecto, lo tomó delicadamente con una mano y empezó a hacer suaves movimientos de arriba hacia abajo. Yuta gimió de forma lenta y con voz gruesa, esto le dio más confianza al menor.

Se inclinó y se atrevió a dar una lamida en toda la extensión del pelirrojo, luego con la punta de su lengua hizo pequeños círculos en la rosada cabeza del miembro del mayor, quien gruñó al sentir la tibia y húmeda lengua del menor recorrer su ardiente piel.

—Mmm... dulzura... —dijo el mayor con éxtasis cuando el pelinaranja engulló gran parte de su miembro.

De no ser por tener la boca tan ocupada, Mark hubiera mostrado la más triunfal de las sonrisas. Escuchar al mayor gemir y gruñir de aquella forma tan sexy le daba confianza. Era su primera vez haciendo algo así y había logrado poner al mayor en ese estado. Se atrevió a levantar la vista, Yuta se veía tan jodidamente bien, mordiendo su labio inferior, los ojos entreabiertos, algunos mechones de cabello pegados a su frente. Todo en él gritaba placer.

Movía su cabeza de arriba hacia abajo, metiendo toda la extensión del pelirrojo dentro de su boca, intentando controlar las arcadas que amenazaban cada vez que este tocaba su garganta. Llevó su mano libre a los testículos y los masajeó suavemente.

Yuta se inclinó hacia arriba y con ambas manos sujetó la suave cabellera naranja y empezó a mover sus caderas.

—Cielos bebé... —Bajó su vista hacia el menor, su cabello suave y desordenado, sus ojos estaban llorosos y sus mejillas cubiertas de rojo— Mierda Mark... Voy a correrme...

El mayor dio un par de estocadas más y entonces Mark sintió como su tibia esencia se derramaba en su garganta, sintió el gusto salado en su paladar, sin embargo no le desagradó, lo bebió todo.

—Ven aquí... —Mark se posicionó sobre el mayor sin demora alguna, y buscó su boca para unirse en un beso desesperado. Yuta jugó con la lengua del pelinaranja, sintiendo aún el sabor de su propia esencia en la misma, no le importó. Giró sobre sí mismo sin romper el beso, dejando al menor debajo suyo.

—Abre las piernas dulzura... —pidió el pelirrojo, Mark acató la orden y Yuta sin perder tiempo llevó su miembro hasta la entrada del menor y empezó a entrar despacio, no le fue difícil, después de toda la actividad que habían mantenido previamente el pelinegro ya estaba lo suficientemente dilatado.

—Mm... Yu... —El mayor comenzó con un suave vaivén y poco a poco fue aumentando el ritmo.

Le había prometido al menor que no se contendría y eso haría, le tomaría con justo como quería, sin inhibiciones ni delicadeza.

El caos no tardó en hacerse presente, la cama golpeaba la pared ligeramente, a causa de los descontrolados movimientos del pelirrojo.

—Mmm... ¡Yuta! -gimió Mark de forma estridente, abrazándose al pelirrojo— Más... y-ya casi...

Yuta sujetó el miembro del pelinaranja y empezó a estimularlo, Mark no soportó mucho más y llegó al orgasmo, manchando la mano del pelirrojo y ambos abdómenes, Yuta dio unas cuantas estocadas más y se corrió dentro del pelinaranja. Se dejó caer sobre el menor, respirando agitado.

Salió del pelinaranja lentamente y luego se acomodó a su lado, este le miró somnoliento.

Yuta sonrió ladino y le abrazó acercando más sus cuerpos. El menor estaba exhausto y no tardó más de cinco minutos en caer en los brazos de Morfeo. Yuta también estaba cansado, pero en ese momento la idea de observar un poco más el calmado rostro del menor, le era más atractiva que la de dormir.

Se veía tan inocente y delicado en esos momentos, no se parecía en nada al chico atrevido que hace rato le chupaba el pene como si fuera una paleta. Sonrió con humor ante sus propios pensamientos.

— ¿Qué me has hecho, Lee Mark? —susurró el pelirrojo— Yo jamás me había sentido así por nadie... Y de repente llegas tú con toda esa rebeldía y dulzura... Me fastidiaba la idea del amor... El amor vuelve estúpidos a los hombres, pero ahora creo que no lograría vivir sin ti ¿Irónico cierto?

Suspiró y le abrazó con más fuerza, dejando un pequeño beso sobre su cabeza.

—Cuando todo este asunto de Sana y el bebé termine te pediré ser mi novio oficialmente, haré las cosas bien, al principio no lo hice pero esta vez no cometeré los mismos errores... Te has vuelto tan importante para mi... Incluso me siento asustado... Pero si de algo estoy seguro es que te quiero en mi vida y te haré tan jodidamente feliz que la cara te dolerá por sonreír tanto... Perdón por haber sido tan hijo de puta cuando nos conocimos...

Los ojos del pelirrojo se fueron cerrando lentamente, se acomodó mejor junto a Mark y dejó que el sueño tomara su lugar.

Luego de unos cuantos minutos de silencio, Mark abrió los ojos y una pequeña sonrisa adornó sus labios.

—Claro que te perdono bastardo... —Susurró.










🎶Qué tontos, qué locos, somos tú y yo
Estando con otros y amándonos
Qué tontos, qué locos, somos tú y yo
Estando con otros y aun amándonos🎶

3/5

Ꭲᝪ᙭Ꮖᑕ (YᴜMᴀʀᴋ - Aᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora