El pelinaranja llegó a su departamento y sin perder tiempo, mientras caminaba hacia el cuarto de baño, una a una se despojó de todas sus prendas, se metió a la regadera, debajo del chorro de agua fría y dejó que esta resbalase por todo su cuerpo.
Quien sabe cuánto tiempo transcurrió, una hora o quizás dos, no lo sabe ni le interesa. Salió del baño más pálido de lo normal, con las la puntas de sus dedos tan arrugadas como pasas y temblando como hoja.
Se colocó una playera y así se lanzó a la cama, buscó su móvil para ver la hora, las 3:28 p.m, también unas tres llamadas perdidas de su amigo, las ignoró.
Hecho un ovillo en el centro de la cama cerró sus ojos. Quizá dormir un par de horas no le haría mal, su cabeza dolía, sus pies dolían. Luego de caminar sin rumbo durante toda la mañana finalmente decidió volver a su departamento, sin siquiera molestarse en tomar un taxi.
Luego de unos quince minutos quedó totalmente dormido, se sentía bien esa falsa sensación de paz, aunque por más dormido que estuviera, aquella pesadez no abandonó su pecho.
El sonido de su móvil, un insistente pitido que resonaba desde algún lugar de la habitación, trajo su consciente de vuelta al funcionamiento. Sin abrir los ojos extendió su brazo hasta la mesita de noche y alcanzó el aparato, en la pantalla se podía ver el contacto de su amigo. Eran las 6:48 pm.
Se enderezó sobre el colchón y contestó la llamada.
—Hola —contestó el pelinaranja.
— ¿Mark? ¿Cómo estás? ¿Qué ocurrió? Te estuve llamando pero no contestabas me la pasé preocupado por ti ¿Está todo bien? —dijo un preocupado Jaemin al otro lado de la línea.
—No tienes que preocuparte Nana, todo está bien...
— ¿Seguro? ¿Quién era el señor de esta mañana?
—Era... —El pelinaranja dudó un poco antes de responder— mi padre, tiene algunos problemas y le estoy ayudando...
— ¿Tu padre? Nunca lo habías mencionado antes ¿Estás en tu departamento? Puedo ir y...
—No —le interrumpió el pelinaranja— ahora mismo estoy de salida, necesito resolver unos asuntos...
—Oh... entiendo —respondió el peliazul claramente extrañado.
—Nos vemos mañana en la universidad —dicho esto, colgó sin esperar respuesta del peliazul.
Se puso de pie y fue hasta su closet, miró la infinidad de ropa que poseía, porque eso sí, le encantaba la moda, cuando se inspiraba podía crear estilos geniales, pero justo en esos momentos, no tenía ánimos de vestirse, jamás le había dado tanto pesar prepararse para alguna ocasión, estaba empezando a sentir un nudo en su estómago que se hacía más grande a cada minuto que pasaba.
Se vistió con unos pantalones negros que se ajustaban muy bien a sus piernas, una camisa de cuello redondo en color negro y unos zapatos de vestir del mismo color.
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Ꭲᝪ᙭Ꮖᑕ (YᴜMᴀʀᴋ - Aᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ)
Fanfiction|🪐| -Deja en paz a mi padre, yo pagaré por él. - ¿Estás seguro dulzura? -Sí y mi nombre es Mark, no dulzura ¿Cuánto quieres para saldar la deuda? -La pregunta no es cuánto, sino qué, dulzura. -Bien ¿Qué es lo que quieres entonces? -Pues... A ti y...