El pelinegro acarició la mejilla del joven que se encontraba plácidamente dormido, recostado en su hombro con su respiración tranquila, en calma, su pecho subiendo y bajando lentamente.
"Es tan hermoso..." pensó.
Sintió la suave piel de su rostro bajo sus dedos, palpó el contorno de sus labios con delicadeza, tan tímidamente como si de una pieza de porcelana se tratase.
¿Qué había hecho para merecer a semejante ángel a su lado?
Una sonrisa asaltó sus labios cuando los recuerdos de la noche anterior se colaron entre sus pensamientos. Era el primer día de su nueva vida, aún era demasiado pronto, apenas llevaba un día, por no decir horas, con el total y absoluto derecho de poder llamar "novio" al chico dormido junto a él, pero no podía evitarlo, su corazón iba a explotar y la simple sensación le encantaba.
Se sentía vivo... sentía que volvía a ser un adolescente de 17 años, y vaya que era increíble.
El peliazul abrió los ojos despacio, encontrándose con una mirada azulina, unos ojos como el cielo que le observaban con cariño.
—Buenos días... —comentó Jaemin con una sonrisa.
—Buenos días, chico bonito —le contestó Jeno.
— ¿En qué pensabas mirándome tan fijamente? —preguntó el peliazul, está vez con una sonrisa boba pegada al rostro.
—En la suerte que tengo de poder tener a alguien tan hermoso a mi lado —respondió el pelinegro.
|FLASH BACK|
Jeno avanzó entre las personas que, despreocupadas del mundo a su alrededor, se limitaban a seguir y disfrutar el ritmo de la música que retumbaba y amenazaba con tirar los cristales.
Llegó a la barra principal y se encontró justamente con lo que estaba buscando. SungChan estaba sentado en un taburete junto a cierto peliazul.
Con una sonrisa coqueta caminó hasta los dos hombres.
—Buenas noches —saludó el pelinegro.
—Hola —dijo Jaemin.
—Qué bueno tenerte por aquí amigo —dijo SungChan, luego miró a Jaemin— Como no quiero hacer mal tercio me iré desde ahora —le guiñó un ojo— Pidan lo que quieran —dicho aquello se levantó del taburete y caminó alejándose de la barra.
— ¿Cómo va todo? —preguntó el mayor en tono casual, tomando asiento al lado del peliazul.
—Pues... bien, supongo... —respondió este.
De que estaba algo extrañado, lo estaba. Con todo lo sucedido en los últimos días con Sana y su intento de asesinar a Mark, no había tenido tiempo de estar con el mayor. Todo se había quedado en la última platica que tuvieron sobre el inicio de sus trámites de divorcio.
—Te estaba buscando... Llamé, pero no respondías. —comentó Jeno. El peliazul frunció el ceño y rebuscó en sus bolsillos sacando su móvil, el mismo estaba apagado.
—Al parecer me quedé sin batería. —dijo el menor.
—Quería hablar contigo sobre algo... Es importante.
—Por supuesto... —sin saber por qué, Jaemin sintió como los nervios empezaban a taladrar su estómago.
—Pero no aquí... Si aún no has cenado, me gustaría invitarte, podría prepararte algo en mi departamento...
—Me parece bien. —aceptó el peliazul. Jeno se puso de pie y extendió una mano hacia el menor, quien no puso negativas y se dejó guiar a través del gentío.
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Ꭲᝪ᙭Ꮖᑕ (YᴜMᴀʀᴋ - Aᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ)
Fanfic|🪐| -Deja en paz a mi padre, yo pagaré por él. - ¿Estás seguro dulzura? -Sí y mi nombre es Mark, no dulzura ¿Cuánto quieres para saldar la deuda? -La pregunta no es cuánto, sino qué, dulzura. -Bien ¿Qué es lo que quieres entonces? -Pues... A ti y...