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"El mundo tiene dientes y te puede morder con ellos las veces que quiera"

- The Girl Who Loved Tom Gordon

La tarde pasaba supremamente lenta a través de las horas. Para Jisoo el aburrimiento le estaba produciendo dolor de cabeza que pronto la haría hacer algo estúpido con tal de desahuciarla.

Salió de la habitación de camino hacia el corredor, Jennie no regresaba aun y eso la preocupaba un poco. Pero no tanto al comprender que estaban en un hospital de casi máxima seguridad, a cambio el pensamiento la consumía al recordar quien estaba con ella a solas en ese momento.

Cruzo sus manos por debajo del gran abrigo que llevaba para destilar un poco de calor entre ellas, el ambiente en Severalls estaba más frio que nunca y no lo soportaba. Llegando a la cafetería se encontró de nuevo a su odiada doctora rubia apoyada en la pared de la entrada de la cocina del gran sitio.

Jisoo camino más cerca de ella para que notara su presencia, cosa que consiguió de inmediato mas no contaba con el que la rubia le sonriera de extremo a extremo revelando su blanca dentada.

—Buena tarde señorita Kim Jisoo. —Una morena con uniforme de cocinera le ofreció una bandeja de exquisitas frutas a la doctora. Jisoo miro el plato con hambruna. —¿Está ocupada en estos momentos?

—Buenas tarde a usted también. —Jisoo acomodo su cabello hacia un lado. —Y No estoy ocupada ¿Por qué lo dice?

—Porque me encantaría que me acompañara a merendar. —Respondió simple.

—¿Y que la hace creer que la acompañaría?

—Tal vez las rápidas miradas que da hacia mi plato me dan respuestas.—Guiño un ojo hacia su paciente.—Sígame, le tengo mucho que compartir.

Camino junto a la doctora con desgano, Jisoo tenía hambre a más no poder y la sensación de superación de la contraria le producía más jaqueca aun. La doctora le estiro su bandeja esperando que sacara un poco de ella, aquella planeaba satisfacer a su rara y rebelde paciente sin detenerse a pensar que la estaba mirando fijamente con su sonrisa intacta en el rostro.

Jisoo estaba cada vez más convencida que Rosé seria presa de sus agigantadas vivezas y por fin tendría algo de entretenimiento es ese turbio hospital.

—¿Desde cuando trabajas aquí? jamás te he visto. —La peliroja estiro su brazo para tomar una pequeño plato de cerezas, fresas y manzanas picadas en trocitos perfectos.

—¿Desde cuándo estas internada?.—La rubia tomo otro plato que contenía mango y papaya cortada.

—Yo pregunte primero Doctora Rosannne. —Rosé estiro sus labios en recta fina.

—Bueno, tengo algo de tiempo aquí...Al menos más que tú. —De nuevo respondía con una sonrisa mientras que Jisoo la miraba totalmente seria.

—Estoy internada hace dos años. —Contesto mientras las frutas empezaban a desaparecer.

—Tienes mucho aquí, y aun así no se ve un cambio relativo en ti. —Chasqueo su lengua, negando sutilmente. —Eso está muy mal y no cuentas con demasiado tiempo.

—¿Quién le dijo eso?—Jisoo frunció sus cejas. —No tiene ninguna prueba que demostrar.

—Pero la directora si y ella está cansada de pacientes como usted. —Contesto con parte de la verdad. —Tiene una última oportunidad Señorita Kim Jisoo, y si no la aprovecha en pocas semanas estará fuera de Severalls.

El rostro de Jisoo se volvió de un expresivo horror en muy pocos segundos. Sabia de antelación que salir del hospital sin una vida resuelta era una pesadilla que la atormentaba, mas nunca creyó que la persona que más le había tenido paciencia al fin hubiera culminado.

Oscura Devoción [Jenlisa G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora