♜ IX ♜

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Las estaciones pasarán, el mundo seguirá, la única cosa que nosotros pasaremos son las páginas de los poemas que desechamos.

—Lana Del Rey.

Dos semanas después...

Cocía con una aguja y un poco de lana el agujero del suéter de algodón que le había regalado hace un par de semanas Angelica en su última, rápida y amena visita. La mujer le expresó que su trabajo en el otro sector del hospital estaba demasiado agitado, y no tenía el tiempo suficiente para visitarla más a menudo.

Y la verdad la extrañaba demasiado.

Fue su unica amiga, antes de Jisoo, que la acompaño en ese arduo proceso de aceptar que cargaba con una depresión mayor en donde por muy poco acaba con su vida totalmente.

Con paciencia, amor y dedicación. Le supo abrir los ojos a ese nuevo destino que tenía como principal protagonista una mujer alta de cabello negro como la noche.

Angelica llegó temprano a su habitación tocando un poco fuerte la puerta para que se despertaran y pudieran abrirle. Jisoo se quejo adormilada lanzando una almohada hacia el retumbar de los nudillos, propiciando mil maldiciones por minuto como bienvenida. Jennie sonrió ampliamente ante los quejidos de su mejor amiga. Si, su mejor, apesar de tan poco tiempo convivido, esta se ha vuelto indispensable para su vida y ella para la peliroja.

No tardaron en darle paso a la mujer mayor de sonrisa resplandeciente, captando de inmediato dos cajitas rojas con un moño amarillo entre sus manos.

—¡Buenos días!— Angelica estiro sus brazos para entregarles las cajas.—Les traje regalos como disculpas por no venir a visitar últimamente.

Angelica no había finalizado su oración cuando una Jisoo despeinada y contenta se lanzó a sus brazos para arrebatar una de las cajitas.

—Estas completamente perdonada, bueno eso si sigues viniendo con esta clase de sorpresas.—Le Guiño el ojo a la mayor produciendo una carcajada en ella.

—Abranlos.— Angelica le entrego la caja restante a Jennie.

—Gracias Angelica, no te fueras molestado. No se como devolvérselo...yo..no..—Un dedo se posó en sus pequeños labios acortandola. Angelica negó con lentitud, invitandola a que abriera el regalo.

Las manitos de Jennie deselvolvieron el nudo de la cajita con sutileza tirando la tapa hacia un lado para ver el contenido. En el se hayaba un suéter de un personaje caricaturesco en casi toda la anchura del mismo que le encantaba. Un gritito de felicidad salió de su boca arrugando sus facciones pulcras. Fue sin lugar a dudas el mejor regalo que había recibido en años.

—¡Bob Esponja!

—¿Y Patricio?—Respondió del otro lado una confundida Jisoo.

—¡Gracias gracias gracias!— Expresaba Jennie con alegría hacia Angelica, que no dudo ni un segundo en darle un abrazo.

—Tu eres mi pequeña niña. Me alegra mucho hacerte feliz siempre.—Soltó aún abrazadas.

—¿Estas de coña vieja, como esto me puede hacer feliz a mi? —Jisoo tomo el suéter entre sus manos extirandolo para verlo mejor. —Joder esta camisa es horrible.

—No es una camisa Jisoo, es un suéter. Las camisetas no tienen mangas largas, este si, aprende a diferenciar.—Incauto Angelica hacia la malhumorada peliroja.—Además Bob Esponja y Patricio son mejores amigos como ustedes. —Rio.

Oscura Devoción [Jenlisa G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora