♜ XI ♜

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"Dolores indescriptibles del pasado, dolores profundos e imborrables, suspiros arrancados de la alma mas pura que sangra todos los días en unas manos llenas de muerte."

Autoría Oscura Devoción.

Cedric Lalisa miraba pausadamente los documentos encima de su escritorio. Tenía que entregar el reporte mensual de la salud de sus pacientes; esos mortiferos reportes que odiaba con toda su alma negra y protervia hacerlos.

Recordó como en los primeros meses de Psicriatria realizar este tipo de documentación era emocionante y un poco exasperante hacia su suficiente paciencia en ese entonces. Cabe resaltar que siempre a sido perfeccionista y cualquier detalle contaba, más sin embargo con el tiempo logró entender que su mente analítica serviría mejor para otras cosas que si requiriera esa perfección.

Perfección que le servía para poder sobrellevar las situaciones en donde siempre todos corrían desesperados hacia su solución e encuentro final.

Las cosas últimamente estaban muy tranquilas en el hospital, tanto que a la azabache se le hizo raro en supremacía, muy de vez en cuando no pasaban por una tiniebla destellante que tapara todo el resplandor una de salvación innegable. Severalls por mucho era uno de los hospitales más importantes y siniestros que podía haber en la ciudad.

O tal vez era el único.

Antes de recibir esa agraciada solicitud de que iba a trabajar por fin en el hospital Severalls, la vio como una categorica oportunidad para seguir ayudando a futuras generaciones de tener paz y salud mental en los ciudadanos de Milwaukee. Aunque no contaba que al pisar la primera baldosa blanquecina comenzarán los misterios y terrores de este. 

El primer problema el cual la recibió fue que solo era un hospital para mujeres con problemas mentales, y es que tiempo atrás este tenía una única residencia unisex, pero por cuestiones de violencia y abuso las tuvieron que dividir. Cabía resaltar que no todos los pacientes estaban locos o tenían alguna incapacidad intelectual, unos por otros estaban en sus cinco sentidos. Como por ejemplo, Scarlett Johnson.

Cierto tiempo después de lo que ocurrió con Margarita, esta entró a su vida de manera violenta sobrepasando la línea de doctor-paciente que se regia en el hospital. Sin embargo logró detenerla antes de que sus fuertes manos rodearan su cuello y detuviera su idóneo oxígeno para vivir.

Scarlett es una pobre alma en pena espantada por la presencia demoníaca de Cedric Lalisa; presencia que siempre retaba a pesar de que perdiera cada que lo hiciera. 

No podía odiarla, No la detestaba, ni siquiera le producía lastima. Para la azabache Scarlett no era ni siquiera una persona, es solo un objeto que ella puede usar a su beneficio.

Todo lo que la rodeaba lo usaba como beneficio. Aún no a nacido la persona a la cual no domara a su antojo y sosiego.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el rechinar tosco de la puerta mostrando una sombra delgada y alta pasar por ella. Rosé la miraba angustiada con ambas manos en su cadera, se sentó lentamente en el asiento de al frente de su escritorio en silencio mirando hacia la nada.

—¿Cuál es el nuevo problema, rubia?—Volteo a mirarla mientras escribía sus apuntes.—Tanto silencio me agobia.—Conocía muy bien a Rosé como para no darse cuenta que aquello tendría que tener una repercusión muy grande en su mejor amiga. 

—Vio los vídeos de las chicas.—Soltó sin reparo alguno.

La azabache detuvo el plumón con el que escribía de repente, dejando una gran huella de tinta en el papel debido a la presión que ejercía.

Oscura Devoción [Jenlisa G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora