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ADVERTENCIA

Contenido con escenas de abusó sexual y violencia. Si eres susceptible a este tipo de contenido por favor no leerlo.

Cedric Lalisa se dirigía a su oficina por el pasillo abriéndose camino entre las internas, cuyas moribundas agachaban su miraba apenas la ostentosa doctora pasaba por su lado. Pobres desdichadas desgraciadas.

Vestía como usualmente desde que empezó su psiquiatría; de negro su color favorito y el más representativo para su alma. Un alma podrida, venenosa, lacerante...inicua.

Llegando a su oficina se encontró con una persona deliciosamente receptora de todo lo que acarrea su personalidad.

Scarlett Johnson.

Disfrutaba verla sufrir cada vez que se la encontraba por el hospital. Sus demonios encontraban la libertad en Scarlett, arrastrándola al mismísimo infierno que había creado Manoban. No le importaba en lo más mínimo que pensara la chica candorosa. Scarlett era suya y disfrutaba hacerla sufrir, hacerla deformarse, hacerla gritar, hacerla enloquecer.

Johnson se encontraba recostada en la puerta de su sitio de trabajo. Con su seria mirada azul, enderezo su cuerpo apenas visualizó su presencia. Cedric Lalisa remojo sus labios dejándolos brillantes acercándose a su cautiva infeliz.

—Me gusta ver cómo me esperas. —Saco su llavero y abrió la puerta de la oficina. —Entra.

Scarlett no respondió e ingreso a la oficina junto con la psiquiatra. Manoban dejo sus cosas a un lado del escritorio y se sentó al frente de Scarlett, la misma repitió el gesto pero del lado contrario.

—¿A qué se debe tu honorable visita, Scarlett?—Prosiguió Manoban.

—Vengo a advertirte que este año caerás en la cárcel y te pudrirás en ella. Esta vez no te libraras de tu culpa —Una sonrisa burlesca salió de los labios de la especialista, inquietando más a la paciente.

—¿Y por qué yo iría a la cárcel? —Expreso la azabache tranquila.

— ¿Acaso eres sínica? Mataste a Margarita y te hare pagar por ello.

—Tus acusaciones son tan graves como tú forma de pensar con raciocinio—Se cruzó de piernas como costumbre usual de ella, con su espalda completamente recta. —Es lo más estúpido que te he escuchado en lo que llevo conociéndote.

—¡Tu no me conoces! Eres una maldita asesina, y pronto todos en este pútrido hospital lo sabrán.

—Yo no mate a Margarita.

—No mientas, maldita demente ¡DIME LA VERDAD! —La ojiazul se salió completamente de sí.

—Tú no aprendes Scarlett. —Se levantó de su silla con total parsimonia dirigiéndose a Johnson de forma amenazante. Se acomodó detrás de su víctima encerrándola entre su cuerpo y el escritorio dejándola casi sin salida, susurrando despacio en su oído —¿Sabes que le sucede a las personas que no aprenden la lección?

La respiración de Scarlett estaba entrecortada, su corazón bombeando sangre de forma exuberante con un ligero mareo instalándose en su sistema. La azabache se separó de ella, para segundos después escuchar un crujido prominente de la puerta. Cedric Lalisa había aplicado el seguro, Trago fuerte.

La ojiazul volvió a sentir la respiración de la doctora en su nuca. En ningún momento miro las acciones que hacia Cedric Lalisa, su cara de maldad era tan aterradora como sus acciones.

—Ya hemos pasado por esto varias veces, pero tú sigues cometiendo el mismo error, Enfrentarme.—Manoban pasó su mano de manera ascendente por la espalda de Scarlett, produciéndole un cosquilleo inmoral. —Te la hare recordar una vez más.

Oscura Devoción [Jenlisa G!P]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora