Oscura Devoción [Jenlisa G!P]

♜ VIII ♜

"Todo santo tiene un pasado y todo pecador tiene un futuro".

-Oscar Wilde.

♜ADVERTENCIA ♜

Contenido con escenas de violencia y medicamentos letales. Si eres susceptible a este tipo de contenido por favor no leerlo.

La noche entro muy rápido para volver a verse con su paciente. Lo que había pasado aún más temprano le dejó una sensación dulce, pero no sabía cuál era la respuesta que recibió Jennie al contacto -una vez más- de sus labios en su mejilla.

Le había prometido que continuarían la sesión, pero con la presencia del inescrupuloso estorbo del padre de Jennie inmediatamente aquello tendría que entrar en segundo plano. La pequeña chica necesitaba de sus dotes médicos para mejorar su condición excesiva sin importar el como o el que, pero no podía permitirse que la persona que más la destruyó y el gran motivo por el que está en este lugar, sea el protagonista de esa historia tan horrible.

Recapitulaba en su mente el como pondría solución a aquel "problema" mientras se acercaba a la habitación de su paciente para informarle sobre la cancelación de la sesión y desearle buenas noches.

¿Desearle buenas noches?

Que hecho tan inverosímil.

Sus nodillos tocaron delicadamente la madera, mientras de fondo muy a lo lejos se escuchaban pequeños pasos ir rápido hacia esta. La cabeza peli-caoba se asomo por un pequeño espacio por la entre abierta puerta, observando como los ojos de la pequeña navegaban desde la parte inferior de su cuerpo hasta dar con sus ojos negros.

—Hola señorita Ruby Jane, lamento venir ahora pero vengo a informarle que nuestra sesión de hoy queda cancelada.—La chica salió del todo para recibirla con un asentimiento de respeto.—Mañana seguiremos, pero con un horario especial y no el de siempre, estaré ocupada con unos asuntos momentos antes.

—Si doctora, la esperare mañana.—Sonrió de manera débil y nerviosa bajando su mirada.

—Buenas noches señorita Ruby Jane...descanse.—Se despidió de ella agitando rápidamente esa mano llena de anillos dorados y cobres sin esperar una respuesta contraria. Había mucho que pensar. El tiempo corría y acaecía cada segundero.

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Sintió gotas frías descender despacio por su rostro muriendo en el comienzo de su barbilla, su espalda estaba tensa y su ceño totalmente fruncido. Aquella noticia impacto demasiado en su aura pulcra y relajada. La cual se encontraba cada día todo tipo de ocasión, y más sin embargo nada hacia saltar su sentidos como eso.

—Rectora Anastasia se encontró un patrón idéntico en tres pacientes del área de Psicología, abuso carnal es una de las principales. —Soltó uno de los miembros del consejo interrogante.

—No se lo que esta pasando, pero tratare de averiguarlo y encontrar el culpable.

—Espero que eso suceda más tarde que temprano rectora Anastasia.—Hablo directamente el mandatario mayor—Esto es un hecho delicado en donde su puesto peligra si no se resuelve tarde que temprano.

No sabía que hacer. Por donde comenzar. Que decir. Nada.

El área de Psicología era grande para su infortunio, y interrogar a cada persona del lugar iba a hacer un trabajo arduo. El culpable que estuviera haciendo esa serie de hechos infortuitos tenía todo muy bien calculado, ya que ninguna de las chicas víctimas quiso dar detalles de su agresor. Solo en ellas reinaba el silencio y miradas llenas de terror.